23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

“Sé también que no se sintió comunicado conmigo. No es extraño yo no sé conversar<br />

y nuestros pocos encuentros no llegaron sino a sosa conversación social. La vez que más<br />

tiempo estuvimos juntos fue una tar<strong>de</strong> en que estaba yo acosado <strong>de</strong> jaqueca. A<strong>de</strong>más, yo<br />

no me echo fuera sino cuando un interés intelectual o uno amoroso me solicita; el puro trato<br />

humano como finalidad no es cosa que quiera yo cultivar: yo sirvo para interiores y para<br />

música <strong>de</strong> cámara (a veces <strong>de</strong> recámara); ¡nada más!<br />

“No le extrañe que me preocupe tanto en darle estas como explicaciones. Le aseguro<br />

(y a esta confesión sólo me atrevo por lo distanciados que estamos) que me mueve a ello el<br />

temor <strong>de</strong> que la mala impresión <strong>de</strong> Galván me venga a <strong>de</strong>preciar ante los ojos <strong>de</strong> Ud.<br />

“Me dirá Ud. que esto es una inocentada. Es que estoy ahora muy sensible: el trato social<br />

que me he venido creando en México se me ha hecho doloroso. Nos tratábamos con puras<br />

indiscreciones que ya empezaban a atentar contra la dignidad individual <strong>de</strong> cada quien.<br />

Así lo creo yo; Pedro no lo siente. Hasta con él me hallo ahora lastimado: él contesta mis<br />

sensibilida<strong>de</strong>s con regaños. ¡Ud. lo conoce! He empezado a <strong>de</strong>cepcionarme <strong>de</strong> algún amigo:<br />

no me resuelvo a <strong>de</strong>cirle quien sea porque para justificar mi actitud necesitaría yo platicarle<br />

y contarle muchas cosas. Pedro dice que todo es porque no hago gimnasia, porque no ando<br />

en automóvil y otras paradojas <strong>de</strong> mal género. No. Yo lo que necesito es tener a mi lado una<br />

persona <strong>de</strong> temperamento más semejante al mío. (¿Cómo el <strong>de</strong> Ud., quizás?); porque aquí<br />

todos mis amigos me niegan lo que hay en mí <strong>de</strong> específico y fundamental: no les parece<br />

que me gusten las mujeres, no les parece tampoco que me vengan impulsos <strong>de</strong> pegar a los<br />

hombres. Tienen una tristísima pose <strong>de</strong> superioridad que acusa, en mi concepto, muy poca<br />

experiencia <strong>de</strong>l placer y <strong>de</strong>l dolor humanos y algo <strong>de</strong> falta <strong>de</strong> ritmo en la circulación <strong>de</strong> la<br />

sangre.<br />

“Perdóneme, le ruego, estas salidas mías brutales: estoy fastidiado <strong>de</strong> tratar con gentes<br />

a quienes sólo interesa Lo Absoluto. Y que se figuran llegar a ello por la Abstinencia, entendida<br />

en el sentido más metafísico, no puramente sensual. Para mí nada hay absoluto sino<br />

lo humano y lo vital: yo soy un esclavo <strong>de</strong> la realidad exterior y nunca he sabido concebir<br />

el cielo directamente, sino como consecuencia <strong>de</strong>l profundo sabor <strong>de</strong> la tierra. Por fortuna<br />

cada vez me reconcilio más con mi temperamento, y, si es cierto que lo <strong>de</strong>bo al acaso y alguna<br />

vez me avergoncé <strong>de</strong> él por consejo <strong>de</strong> los amigos, no lo es menos que ahora, tras <strong>de</strong><br />

pensar y vivir un poco, he aceptado libremente lo que soy y el choque con los <strong>de</strong>más sólo<br />

me fortalece en mí mismo.<br />

Lamento sólo que me voy llenando <strong>de</strong> disgusto; soy yo toda una lucha moral, una mónada<br />

en combate abierto con las <strong>de</strong>más. Las <strong>de</strong>más cosas, los <strong>de</strong>más seres, tien<strong>de</strong>n a absorberlo a<br />

uno y <strong>de</strong>sposeerlo <strong>de</strong> su esencia; yo siento <strong>de</strong> modo evi<strong>de</strong>nte esta guerra metafísica <strong>de</strong> las<br />

mónadas: la filosofía <strong>de</strong> Leibniz tiene así, para mí, un hondo sentido. ¡Y todo, tal vez, porque<br />

hay todavía mucho <strong>de</strong> amor (este sentimiento incómodo) en la amistad! Pero estos amigos<br />

míos son muy trabajosos <strong>de</strong> llevar. ¡Parecen queridas!<br />

“Perdone mi carta pesimista. Yo le aseguro que otra vez seré más jovial y oportuno. Pero<br />

déjeme sentir que me comunico <strong>de</strong>sahogadamente con Ud., siquiera mientras le vuelvo a encontrar<br />

y a tratar <strong>de</strong> cerca4 ; porque, ¿quién sabe si entonces me iré a quejar con Pedro <strong>de</strong> Ud?<br />

“En tanto, sea usted lo más feliz que pueda y no se <strong>de</strong>je cegar el alma por un amor,<br />

porque el espíritu vale más que los afectos todos.<br />

“Cuénteme <strong>de</strong> su vida, <strong>de</strong> su corazón. Exijo que me conteste pronto. Suyo, Alfonso”.<br />

<br />

621

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!