23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

—”Si el precio es razonable” –le respondí–, “hay otras consi<strong>de</strong>raciones que hacen atractiva<br />

la policitación <strong>de</strong> que me hablas”.<br />

—”Yo pienso como tú. Pero mi <strong>de</strong>cisión, para cerrar el trato, está pendiente <strong>de</strong> la tuya”.<br />

—”¿De la mía?“ –interrogué sorprendido.<br />

Su expuesta condición, en verdad, me <strong>de</strong>jó perplejo. Yo no acertaba a discernir posible<br />

relación entre el dictamen <strong>de</strong> mi voluntad y la suerte <strong>de</strong>l negocio consultado. Marín, al punto<br />

<strong>de</strong>spejó la incógnita.<br />

—”Si <strong>de</strong>terminas quedarte en Cuba” explicó “en el tren <strong>de</strong> mañana nos vamos con Chottin<br />

a La Habana, compro el Heraldo, te regalo la mitad <strong>de</strong> las acciones, te cometo la dirección <strong>de</strong>l<br />

periódico y te facilito todo lo que necesites para casarte y fundar allí tu hogar”.<br />

<br />

Por haber residido largos años en Santo Domingo y convivido con los dominicanos<br />

como uno más <strong>de</strong> ellos, Marín conocía muy bien la celosa tradición patriótica <strong>de</strong><br />

nuestro pueblo. No menos bien conocía mis sentimientos. Esa doble inteligencia lo tenía<br />

preocupado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que en la primavera <strong>de</strong>l año 1916 fuerzas navales <strong>de</strong> los Estados<br />

Unidos <strong>de</strong> América invadieron el país y con su acción provocaron <strong>de</strong>rramamientos <strong>de</strong><br />

sangre dominicana.<br />

Des<strong>de</strong> entonces y siempre con igual insistencia, Marín no cesó <strong>de</strong> reclamar a través <strong>de</strong><br />

sus cartas el “ansiado placer” <strong>de</strong> verme en Cuba. En esa época yo tenía a mi cargo fuertes<br />

intereses <strong>de</strong> Marín. Eran tiempos, aquellos, <strong>de</strong> las vacas gordas; y cada vez que le hacía remesa<br />

<strong>de</strong> los beneficios <strong>de</strong>vengados él insistía en que el nuevo beneficio se lo llevase en lugar <strong>de</strong><br />

remesarlo. Ya cerca <strong>de</strong> finalizar el año me anticipó que a menos <strong>de</strong> llevarla personalmente<br />

<strong>de</strong>volvería la próxima remesa.<br />

No tuvo que cumplir su gentil amenaza. La mayor percepción <strong>de</strong> las ganancias <strong>de</strong> ese año<br />

coincidió cronológicamente con la <strong>de</strong>claración y proclamación <strong>de</strong>l Almirante H. S. Knapp<br />

poniendo a la República Dominicana en “estado <strong>de</strong> ocupación militar” por las fuerzas bajo<br />

su mando, y, complementariamente, sujetándola al régimen <strong>de</strong> “un gobierno militar y al<br />

ejercicio <strong>de</strong> la ley militar aplicable a tal ocupación”.<br />

La situación que al país le había creado esa violenta transgresión <strong>de</strong> la soberanía nacional<br />

le impuso a mi conciencia, a causa <strong>de</strong> íntimas razones, un problema emocional. Resolví, por<br />

tanto, trasladarme a Cuba momentáneamente; y aprovechando esa coyuntura inci<strong>de</strong>ntal, le<br />

llevé a Marín el jugoso lucro que amenazaba <strong>de</strong>volver si no se lo llevaba personalmente.<br />

Mi viaje a Cuba le produjo a Marín, a ojos vista, la efímera impresión <strong>de</strong> haber logrado su<br />

recóndito propósito. No tardó en <strong>de</strong>sengañarse; pero tampoco <strong>de</strong>jó, ni un sólo día, <strong>de</strong> ingeniar<br />

alguna seducción que a su enten<strong>de</strong>r le parecía capaz <strong>de</strong> doblegar mi terca resistencia. Él buscaba,<br />

a toda costa, abstraerme <strong>de</strong>l país y así salvarme <strong>de</strong> probables contingencias peligrosas.<br />

No ignoraba yo su intento, aunque por <strong>de</strong>lica<strong>de</strong>za respetuosa él jamás me diafanizó.<br />

<br />

Años antes Marín y yo, en unión <strong>de</strong> otros amigos habíamos madurado el proyecto <strong>de</strong><br />

fundar en New York una empresa publicitaria, cuando ambos residíamos en esa urbe<br />

americana, con el <strong>de</strong>signio <strong>de</strong> editar allí un diario en la lengua <strong>de</strong> Castilla. Nuestro proyecto<br />

editorial llegó a alcanzar <strong>de</strong>finitivos trazos; pero la implícita exigencia <strong>de</strong> instalarme<br />

fuera <strong>de</strong> la Patria me indujo, finalmente, a <strong>de</strong>sistir; y mi <strong>de</strong>sistimiento lo <strong>de</strong>salentó.<br />

643

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!