23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

veces los ve pasar sin que le conmuevan en el momento para usar <strong>de</strong>spués en un poema el<br />

residuo <strong>de</strong> emoción que <strong>de</strong>jaron en él. Pero los frecuentes salmos <strong>de</strong> arrepentimiento, <strong>de</strong><br />

temor y <strong>de</strong> angustia <strong>de</strong> David, ¿no serán <strong>de</strong> última época?<br />

Con frecuencia hallamos en muchos <strong>de</strong> esos salmos una sensación <strong>de</strong> <strong>de</strong>bilidad ante lo que<br />

ro<strong>de</strong>a al autor, una especie <strong>de</strong> miedo a algo que él llama “mis enemigos”, pero que parece estar<br />

en la atmósfera más que en persona alguna; es una manera <strong>de</strong> cantar que se encuentra muy<br />

distante <strong>de</strong> los días en que pregonaba su victoria sobre los hombres. Cuando David escribió<br />

el cántico que nosotros hacemos figurar al final <strong>de</strong>l capítulo relativo a la toma <strong>de</strong> Jerusalén –y<br />

que según Samuel y el Libro <strong>de</strong> los Salmos fue compuesto “<strong>de</strong>spués que le hubo librado Dios<br />

<strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> todos sus enemigos y <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Saúl”– el joven rey era un triunfador que<br />

veía sobre su cabeza el brillo <strong>de</strong> su propia estrella. Ese no es el David que dice:<br />

“Te invoco porque sé, ¡oh Dios!, que tú me oyes,<br />

inclina tus oídos hacia mí y oye mis palabras.<br />

Ostenta tu magnífica piedad,<br />

tú que salvas <strong>de</strong>l enemigo a los que a ti se acogen.<br />

Guárdame como a la niña <strong>de</strong> tus ojos,<br />

escón<strong>de</strong>me bajo la sombra <strong>de</strong> tus alas,<br />

ante los malos que preten<strong>de</strong>n oprimirme,<br />

ante mis enemigos que furiosos me ro<strong>de</strong>an”.<br />

(Salmos: 17 V. 16).<br />

Ni es aquel el David que clama:<br />

“No me castigues, Yavé, en tu furor,<br />

no me corrijas en tu ira,<br />

que tus saetas han penetrado en mí<br />

y pesa gravemente sobre mí tu mano.<br />

Nada hay sano en mi carne a causa <strong>de</strong> tu ira;<br />

nada íntegro en mis huesos a causa <strong>de</strong> mi pecado.<br />

Pasan por encima <strong>de</strong> mi cabeza mis iniquida<strong>de</strong>s,<br />

pesan sobre mí como pesada carga.<br />

Hedionda podre supuran mis llagas<br />

a causa <strong>de</strong> mi locura.<br />

Voy encorvado y en gran manera humillado,<br />

todo el día en luto;<br />

porque están mis huesos abrasados<br />

y no hay en mi carne parte sana”.<br />

(Salmos: 38 V. 37).<br />

A falta <strong>de</strong> referencias que nos permitan seguir, siquiera a saltos, la vida <strong>de</strong>l rey en los<br />

años que van <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Absalón a su abdicación en favor <strong>de</strong>l hijo <strong>de</strong> Betsabé, tenemos<br />

que someternos a lo que es, en otras vidas, el proceso habitual <strong>de</strong> evolución. A medida que<br />

la muerte se avecina va creciendo la preocupación por el más allá, y puesto que en la vida<br />

<strong>de</strong> David sabemos que al final la mayor parte <strong>de</strong> su atención está puesta en levantar un<br />

templo en que se glorifique a Yavé, es lógico que atribuyamos a esos tiempos <strong>de</strong> angustia<br />

798

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!