23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

JOAQUÍN BALAGUER | EL CRISTO DE LA LIBERTAD<br />

con el prestigio <strong>de</strong> sus armas victoriosas. Las tropas que habían intervenido en la campaña<br />

<strong>de</strong>l Sur se hallaban principalmente constituidas por seibanos adictos al antiguo hatero <strong>de</strong><br />

“El Prado”. Santana, hombre calculador y ferozmente realista, había infundido a aquellas<br />

montoneras un tremendo sentimiento <strong>de</strong> lealtad a su persona. Tanto los oficiales como los<br />

soldados bajo su mando habían convertido el saqueo, bajo la mirada complaciente <strong>de</strong> su<br />

jefe, en ocupación cotidiana. La solda<strong>de</strong>sca <strong>de</strong>l hatero, abusando <strong>de</strong> los laureles obtenidos<br />

en Azua y exhibiendo como única excusa las cicatrices aún abiertas <strong>de</strong> la campaña contra<br />

los haitianos, pasó por todas partes como una nube <strong>de</strong> langosta que diezmó las plantaciones<br />

y <strong>de</strong>voró el ganado. A la cabeza <strong>de</strong> estos hombres entró el caudillo en la ciudad <strong>de</strong> Santo<br />

Domingo con el propósito <strong>de</strong> adueñarse <strong>de</strong> la parte que se había reservado en el botín: la<br />

presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República.<br />

De los cuarteles dominados por esas manadas <strong>de</strong> héroes, previsoramente transformados<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la victoria en azote <strong>de</strong> la propiedad rural, salió el documento en que se<br />

solicitaba <strong>de</strong> Santana, erigido ya en árbitro <strong>de</strong> la situación, la pena <strong>de</strong> muerte para Duarte y<br />

para quienes habían participado en los sucesos recientemente acaecidos en las principales<br />

ciuda<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l Cibao.<br />

Amparado en la petición suscrita por las gran<strong>de</strong>s figuras <strong>de</strong>l ejército, Santana pudo<br />

haber hecho fusilar a Duarte y al grupo <strong>de</strong> insurrectos que el 9 <strong>de</strong> julio se apo<strong>de</strong>ró <strong>de</strong> la<br />

Junta Central Gubernativa. Pero el sanguinario caudillo no se atrevió a llevar tan lejos su<br />

venganza. Tal vez si Duarte no hubiese figurado como protagonista principal <strong>de</strong> aquel<br />

drama, la voz <strong>de</strong> los cuarteles hubiera sido ciegamente acatada. Pero herir aquella cabeza<br />

pulquérrima e inmolar a aquel inocente que carecía totalmente <strong>de</strong> ambiciones, le pareció<br />

al déspota un crimen superior a su codicia. Lo que había en el dictador <strong>de</strong> hombre recto,<br />

se amotinó en su conciencia ante aquella monstruosidad aterradora. El tirano optó, pues,<br />

por acogerse a la iniciativa <strong>de</strong>l ciudadano español Juan Abril, autorizada con las firmas <strong>de</strong><br />

sesenta y ocho padres <strong>de</strong> familia, en la que se pedía que la pena capital se conmutara por<br />

la <strong>de</strong> extrañamiento perpetuo: la inocencia <strong>de</strong> Duarte sirvió probablemente en esta ocasión<br />

<strong>de</strong> escudo a sus <strong>de</strong>más compañeros.<br />

El 22 <strong>de</strong> agosto hizo dictar Santana la sentencia <strong>de</strong> expulsión. En el cuerpo <strong>de</strong> ese documento<br />

se <strong>de</strong>clara que, “aunque las leyes en vigor y las <strong>de</strong> todas las naciones han previsto<br />

la pena <strong>de</strong> muerte en iguales casos”, el gobierno había preferido a ese recurso extremo el<br />

<strong>de</strong> extrañamiento perpetuo, tanto por razones “paternales” como por “otros motivos <strong>de</strong><br />

equidad y consi<strong>de</strong>ración”. En estas palabras, parte esencial <strong>de</strong> la sentencia ominosa, aparece<br />

reflejada la simpatía que a pesar suyo, sintió por Duarte el general Santana. Hombre <strong>de</strong> pocos<br />

escrúpulos, cuando su interés se hallaba en causa, el hatero tenía necesidad <strong>de</strong> librarse <strong>de</strong>l<br />

apóstol, el único personaje que podía, gracias a la autoridad <strong>de</strong> su pureza, entorpecer en el<br />

futuro la ejecución <strong>de</strong> su programa reaccionario. Era indispensable sacrificar esa víctima para<br />

que todo quedase en el país rebajado al nivel moral que el déspota necesitaba para su obra<br />

<strong>de</strong> captación y <strong>de</strong> dominio. Pero la medida no <strong>de</strong>smiente los sentimientos que el Padre <strong>de</strong><br />

la Patria inspiró durante su primer encuentro en marzo <strong>de</strong> 1844 al estanciero <strong>de</strong> “El Prado”.<br />

Santana, en efecto, es hombre frío que obe<strong>de</strong>ce a sus cálculos y no a impulsos sentimentales.<br />

Egoísta hasta la exageración y dotado <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la infancia <strong>de</strong> una voluntad implacable y<br />

codiciosa, no vaciló un momento entre el respeto que pudo merecerle Duarte y la necesidad<br />

en que se vio <strong>de</strong> hacer pasar sobre la juventud y el porvenir <strong>de</strong>l gran repúblico el carro ya<br />

incontenible <strong>de</strong> su ambición triunfante.<br />

865

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!