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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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Esa era la noticia comunicada quedamente al oído <strong>de</strong>l hermano mayor. Pancho Valdés<br />

no era hombre para <strong>de</strong>jarse <strong>de</strong>fraudar por un viejo terco, terquedad <strong>de</strong>mostrada hasta para<br />

morirse cuando no hacía falta hacerlo. Él había ofrecido casar al viejo y tenía que casarlo<br />

aunque fuera difunto.<br />

Ocultó la noticia al Oficial Civil, dispuso que el cadáver fuera vuelto hacia el seto; or<strong>de</strong>nó<br />

la introducción <strong>de</strong>l hermano mayor <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la cama para que contestara por el difunto en<br />

el momento preciso y recomendó cerrar el aposento al público. Ya esa provi<strong>de</strong>ncia había sido<br />

tomada por los astutos familiares. Así las cosas, la llegada <strong>de</strong>l Oficial Civil fue acogida con<br />

tristeza, pero sin <strong>de</strong>mostrar inquietud, <strong>de</strong> manera <strong>de</strong> no inspirar su <strong>de</strong>sconfianza, aunque<br />

era muy problemática que se <strong>de</strong>spertara, dada su manuable manera <strong>de</strong> ser. Cuando el Oficial<br />

Civil preguntó al supuesto enfermo si aceptaba por esposa a la concubina, alguien contestó<br />

que sí: era el hijo mayor <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su escondite. Terminada la ceremonia, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> llenados<br />

los requisitos <strong>de</strong> ley, un trueno sordo anunció el fallecimiento: eran los <strong>de</strong>sconsolados gritos<br />

<strong>de</strong> familiares y amigos. En medio <strong>de</strong> lágrimas y sollozos, una voz dijo:<br />

—El viejo sólo esperaba el matrimonio para pasar a mejor vida. Así se hace.<br />

¿Fue sarcasmo o convicción la que inspiró la voz? ¡Quién sabe!<br />

Pancho Cajuil<br />

Pancho Cajuil lo nombraban, no sé si porque lo parecía o por el lugar don<strong>de</strong> vivía. Era<br />

vegano y aunque alar<strong>de</strong>aba <strong>de</strong> valiente, nunca dio notaciones <strong>de</strong> serlo. Su natural pacífico,<br />

gustador <strong>de</strong>l trago y <strong>de</strong>l chiste, lo inclinaba a la vida regalada. Pero hay que distinguir. Una<br />

cosa es en santa paz y otra en compañía <strong>de</strong> Baco. Cuando empinaba el codo su jocosidad no<br />

tenía fin. Dicharachero, tunante y suelto <strong>de</strong> lengua, hacía reír, pero también rabiar.<br />

Corría el año 1914. El país estaba revuelto contra el gobierno <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte Bordas,<br />

al cual acusaban <strong>de</strong> qué sé yo cuántos crímenes, algunos justificados, otros traídos por<br />

los cabellos. El ejército <strong>de</strong>l Sur sitiaba la Capital. Los jefes acampaban en Haina. Un día se<br />

presentó Pancho Cajuil al Campamento y sin más ceremonias pidió ver al General Carmito<br />

Ramírez, a quien <strong>de</strong>seaba conocer, dijo. Pancho estaba achispado. El General Beltré, que<br />

era un poco bromista, llamó a Juanico Ramírez, también general y hermano <strong>de</strong>l <strong>de</strong>seado, y<br />

presentándoselo, le dijo:<br />

—Aquí lo tenéis.<br />

Pancho, sea porque realmente conociera al General Carmito o porque el alcohol lo hiciera<br />

socarrón y fresco, contestó:<br />

—Imposible. Un general tan mentado no pue<strong>de</strong> ser fan feo.<br />

La ocurrencia <strong>de</strong> Pancho, salida <strong>de</strong> campesino fanfarrón, hizo <strong>de</strong>sternillar <strong>de</strong> risa a los<br />

presentes. El General Ramírez, que estaba en los alre<strong>de</strong>dores, fue atraído al cuartel por el<br />

alboroto. Y así pudo el ladino adorador <strong>de</strong> Baco llenar su <strong>de</strong>seo.<br />

Lap-Lap<br />

E. O. GARRIDO PUELLO | NARRACIONES Y TRADICIONES<br />

Estamos en plena era lilisiana. Robos organizados que se llamaban marotas, se intercambiaban<br />

en la frontera entre haitianos y dominicanos. La carencia <strong>de</strong> policía, la distancia<br />

y el abandono, la época y la <strong>de</strong>spoblación, contribuían a ese estado social, crítico y censurable.<br />

El General Lilís, <strong>de</strong>seando conjurar el mal, que ya tenía características <strong>de</strong> en<strong>de</strong>mia,<br />

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