23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

Afortunadamente, enseguida que llegué a la Capital conquisté importante clientela<br />

entre la gente <strong>de</strong> pocos recursos económicos. Antes <strong>de</strong> po<strong>de</strong>rme instalar con el escaso<br />

mobiliario que <strong>de</strong> segunda mano pu<strong>de</strong> adquirir, reduje mi labor en un apartamento no<br />

mui a<strong>de</strong>cuado para contestar a quienes reclamaban mis servicios. Aún así, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> que pu<strong>de</strong><br />

echar en bolso algunos chavos, <strong>de</strong>cidí ir a San Fco. <strong>de</strong> Macorís, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> había recibido llamadas<br />

para que <strong>de</strong> nuevo fuera a vivir allí. Hice, pues, ese viaje. Me recibieron con la banda<br />

<strong>de</strong> música municipal i con repetidos vivas que juzgué sinceros. Des<strong>de</strong> que llegué, algunos<br />

<strong>de</strong> mis viejos clientes reclamaron que les hiciera consultas. Varios <strong>de</strong> ellos <strong>de</strong>searon que yo<br />

aceptara alojamiento en sus respectivos hogares. Me hospedé en la única limpia posada que<br />

juzgué a<strong>de</strong>cuada para mí. Durante dos días fluctué entre si <strong>de</strong>bía o no volver a ejercer en<br />

aquella ciudad. En un momento <strong>de</strong> entusiasmo alquilé una casa para si <strong>de</strong>cidía volver allá.<br />

Pero <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> pagar por a<strong>de</strong>lantado el primer mes <strong>de</strong> arrendamiento <strong>de</strong> ese inmueble,<br />

supe que en una farmacia <strong>de</strong> allí se tramaba un plan con el objeto <strong>de</strong> que yo me <strong>de</strong>silusionara<br />

i no regresar para asistir a mi fiel clientela. Supe también que algunos médicos resi<strong>de</strong>ntes<br />

en todo el Cibao, inclusive los <strong>de</strong> Macorís, trabajaban con miras políticas, que no cobraban<br />

directamente a quienes daban servicio sino a los respectivos jefes <strong>de</strong> las facciones que se<br />

disputaban ser electores ya a favor <strong>de</strong> D. Pancho Peynado o <strong>de</strong> mi ex-cliente el Jral. Horacio<br />

Vásquez, ambos aspirantes a la Presi<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> la República. Cuando adquirí la certeza <strong>de</strong><br />

tales maniobras, <strong>de</strong>finitivamente <strong>de</strong>cidí trabajar en Santo Domingo. A mi buen amigo el<br />

Licdo. Carlos F. <strong>de</strong> Moya i a otros <strong>de</strong> mis buenas amista<strong>de</strong>s no les agradó esa resolución. Al<br />

notarles <strong>de</strong>sagrado les prometí que cada quince días yo volvería a pasar siquiera tres jornadas<br />

junto con ellos. En lo que atañe a los no flacos intereses que <strong>de</strong>jé allí bajo la administración<br />

<strong>de</strong> tres personas que juzgué honradas, nada pu<strong>de</strong> recuperar.<br />

Regresé a la Capital con algún dinero para comer i continuar las instalaciones <strong>de</strong> mi<br />

consultorio i <strong>de</strong> mi vivienda. La clientela <strong>de</strong> jente pobre aumentó cada día. Esas humil<strong>de</strong>s<br />

personas propagaron entre ellas i aun, entre acomodados i ricos, la minuciosidad <strong>de</strong> mi<br />

labor, la exactitud <strong>de</strong> mis diagnósticos i la relativa modicidad <strong>de</strong> mis honorarios. Esa jente<br />

propagó varios <strong>de</strong> mis “aciertos” profesionales. Otros, menos pobres y no pocos acomodados<br />

i ricachos comenzaron a ser mis clientes. I a pesar <strong>de</strong> que entre unos i otros fallaban en<br />

pagarme mi labor, me contentaba con lo que a duras penas podía cobrar.<br />

Como yo nunca había ejercido la medicina aquí, ignoraba las dificulta<strong>de</strong>s que la mayor parte<br />

<strong>de</strong> los médicos sufrían en el lado pecuniario <strong>de</strong> nuestra profesión. Con el objeto <strong>de</strong> estimar la<br />

dimensión <strong>de</strong> esa costumbre, encargué a mi cobrador que hiciera una encuesta en la calle José<br />

Reyes, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> la iglesia <strong>de</strong> Regina Angelorum hasta el templo <strong>de</strong> Las Merce<strong>de</strong>s. De cada diez<br />

familias que allí vivían, seis <strong>de</strong> ellas vinculadas con galenos o por <strong>de</strong>sidia o por estafa, <strong>de</strong>jaban<br />

<strong>de</strong> satisfacer la <strong>de</strong>uda que contraían con sus médicos. Estos trataban <strong>de</strong> compensar esa falla<br />

recibiendo un tanto por ciento <strong>de</strong>l dinero que sus clientes gastaban en las farmacias que <strong>de</strong>spachaban<br />

las fórmulas prescritas i también recibían <strong>de</strong> sus cocheros parte <strong>de</strong> lo que esos pobres<br />

aurigas cobraban <strong>de</strong> los moradores en don<strong>de</strong> ellos conducían a los galenos.<br />

Como yo no <strong>de</strong>bía traficar <strong>de</strong> ese modo, resolví no conce<strong>de</strong>r crédito a quienes podían<br />

solventar mis honorarios. A partir <strong>de</strong> esa medida, me consi<strong>de</strong>raron exijente, pero así di<br />

comienzo a vivir más <strong>de</strong>sahogado i a ahorrar dinero.<br />

Poco <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> mi instalación en la Capital recibí un telegrama <strong>de</strong> Sabana <strong>de</strong> la Mar<br />

requiriendo <strong>de</strong> mí que fuera allá para consultar a un terrateniente suizo, conocido mío cuando<br />

yo vivía en Samaná. Fui allá. Alcancé a aliviarlo en su precaria salud. No recibí ni un solo<br />

87

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!