23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

<strong>de</strong> oro (la misma que me prestó el Padre Bornia) en alguna concurrida tienda <strong>de</strong> esa plaza.<br />

Bancalari me ofreció hacerlo.<br />

Al día siguiente un sujeto llamado Nazario, recomendado por J. B., fue a mi alojamiento.<br />

Después <strong>de</strong> hablar con él i escudriñar a fondo su conducta, le entregué dicha onza. Media<br />

hora <strong>de</strong>spués, Nazario me trajo el cambio <strong>de</strong> esa moneda: veinte pesos dominicanos. Le di<br />

unos reales. Se marchó encantado i me dirijí con mis veinte clavaos a la oficina <strong>de</strong> Juan. Le<br />

rogué que aceptara ese dinero en cambio <strong>de</strong> una <strong>de</strong> sus onzas <strong>de</strong> oro. Sin <strong>de</strong>mora, accedió<br />

a mi <strong>de</strong>seo. Esa i otras onzas que me prestaba mi amigo sirvieron <strong>de</strong> artimaña para repetir<br />

cada dos o tres días la comedia que en buena hora inventé para <strong>de</strong>struir el concepto que<br />

referente a mí corría por las calles i el muelle <strong>de</strong> aquella ciudad. Así, con ese recurso, inventé<br />

la falsa reputación <strong>de</strong> ser un galeno acaudalado.<br />

XIV. Amigos i clientela<br />

HERIBERTO PIETER | AUTOBIOGRAFÍA<br />

De ese modo gané “amigos” i buena clientela. No tardaron en solicitarme para asistir a un<br />

no pobre dueño <strong>de</strong> la más conocida <strong>de</strong> las casas <strong>de</strong> juego <strong>de</strong> azar, en el centro <strong>de</strong>l pueblo. Tal<br />

sujeto pa<strong>de</strong>cía <strong>de</strong> úlceras fajedénicas crónicas en la pierna <strong>de</strong>recha, complicadas con gangrena.<br />

Les dije que era necesario hacerle urjente amputación. Como esa espectacular intervención<br />

nunca había alcanzado buen éxito allí, se negaron a que yo la practicara. Pero el mismo<br />

enfermo la reclamaba con insistencia. Por fin, familiares, amigos i compañeros en la casa <strong>de</strong><br />

juegos perteneciente a ese sujeto, accedieron a lo que propuse. Esa misma tar<strong>de</strong> procedí a<br />

la intervención. Un <strong>de</strong>ntista, Anjel Delgado, a quien en la capital di clases en su primer año<br />

<strong>de</strong> Odontolojía, me sirvió como anestesista. A una hermana <strong>de</strong>l enfermo le di instrucciones<br />

para que me sirviera como enfermera en esa operación. Practiqué ese acto quirúrjico con<br />

rapi<strong>de</strong>z i sin ningún inconveniente. Antes <strong>de</strong> la convalescencia, el paciente i sus familiares<br />

agra<strong>de</strong>cidos, no sólo me abonaron el precio <strong>de</strong> mi trabajo, sino que lo aumentaron.<br />

Cuando le hube retirado los puntos <strong>de</strong> sutura invité al operado para que diéramos un<br />

paseo en el único coche que había en el pueblo. Accedió gustoso. Como aquel tipo era tan<br />

conocido i tenía tantas amista<strong>de</strong>s, éstas extendieron la noticia <strong>de</strong> su curación hasta más allá<br />

<strong>de</strong> los contornos <strong>de</strong> esa provincia.<br />

Pocos días <strong>de</strong>spués llegó <strong>de</strong> la rica al<strong>de</strong>a <strong>de</strong> Sánchez, para consultarme, Escarré, uno<br />

<strong>de</strong> mis condiscípulos en la Escuela La Fe. Sufría <strong>de</strong> convulsiones localizadas en el brazo i<br />

antebrazos <strong>de</strong>rechos. En el curso <strong>de</strong> ese examen me refirió que en una pelea librada entre<br />

bolos i coludos recibió fuerte contusión en el cráneo. Esa fue la causa <strong>de</strong> la notable <strong>de</strong>presión<br />

que noté en el hueso parietal izquierdo. Sin esperar más pruebas, le propuse hacerle<br />

una trepanación. Aceptó. El Sr. A. Santamaría, un farmacéutico práctico, hizo la anestesia.<br />

La intervención fue feliz. El fragmento extirpado hacía compresión sobre la masa cerebral<br />

izquierda. No hubo complicaciones. Exhibí en la botica <strong>de</strong> Santamaría el círculo <strong>de</strong> hueso<br />

extirpado. Dos semanas <strong>de</strong>spués Escarré, restablecido, se marchó a Sánchez, en don<strong>de</strong> el<br />

Dr. Alberto Gautreau, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> constatar la curación hecha por mí, tuvo la amabilidad<br />

<strong>de</strong> felicitarme, por teléfono.<br />

En esos días vi a un cardíaco que se había puncionado el e<strong>de</strong>ma <strong>de</strong> sus partes jenitales.<br />

Para esa atrevida punzada empleó una aguja <strong>de</strong> coser sacos contentivos <strong>de</strong> semillas <strong>de</strong> cacao.<br />

Me hizo llamar a su casa, cercana al cementerio <strong>de</strong> esa ciudad. Lo encontré febril, con<br />

gangrena que se extendía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el escroto hasta el pubis. Afortunadamente para él –i para<br />

73

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!