23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

COLECCIÓN PENSAMIENTO DOMINICANO | Vo l u m e n III | BIOGRAFÍAS Y EVOCACIONES<br />

fue a verlo en su hogar. Lo encontró rezando el credo, como si ya estuviera en trance <strong>de</strong><br />

agonía. Hacía cuatro o más días que el enfermo no podía orinar, no obstante los remedios<br />

que le propinaban familiares suyos, Alberto Pillier i hasta los <strong>de</strong> un médico capitaleño que<br />

moraba en Moca. Nada lo mejoraba. Un becerro berreaba en el cercado esperando la muerte<br />

<strong>de</strong> su amo para recibir la total cuchillada. Ariza suplicó a los Amaro que me llamara, porque<br />

el tenía tanta fe en que tal vez yo podía salvar a su viejo amigo. Poco <strong>de</strong>spués llegué<br />

allá, examiné al paciente durante largos minutos hasta que pu<strong>de</strong> diagnosticar hipertrofia<br />

prostática con oclusión i retención vesical cuyo volumen subía hasta el ombligo. A<strong>de</strong>más,<br />

ya se sentía un fuerte olor amoniacal en la respiración <strong>de</strong> ese anciano. Era mi primer caso<br />

<strong>de</strong> esa especie en ese pueblo. No tardé en ir a mi resi<strong>de</strong>ncia al lado <strong>de</strong> las Regalado, para,<br />

sin <strong>de</strong>mora, volver a Las Canas con dos simples sondas semiblandas, llamadas muletas, un<br />

par <strong>de</strong> pinzas <strong>de</strong> Péan, algodón hidrófilo, vaselina esterilizada, un <strong>de</strong>sinfectante i la firme<br />

esperanza <strong>de</strong> no fracasar en medio <strong>de</strong> tanta jente i amigos <strong>de</strong>l ya conceptuado moribundo.<br />

La primera sonda muleta penetró sin ninguna dificultad. La vejiga comenzó a vaciarse<br />

con rapi<strong>de</strong>z hasta que aminoré el chorro <strong>de</strong> orinas <strong>de</strong>primiendo suavemente la pared <strong>de</strong><br />

la sonda, tal como me había instruido mi amado maestro el Dr. Defilló. Un galón i medio<br />

<strong>de</strong> orinas se obtuvo en esa maniobra, que duró más <strong>de</strong> doce horas para que la vejiga quedara<br />

casi vacía. Ciertamente que aquel fue mi primer triunfo, alcanzado sin dilación i con<br />

simple trabajo. Volví a mi morada. Cuando regresé a ver cómo D. Florencio había pasado<br />

la noche, lo encontré sentado en su hamaca charlando con numerosas visitas que llegaron,<br />

encantados i asombrados por la gran mejoría <strong>de</strong> quien habían visto sufrir en su arriesgado<br />

percance. Al salir <strong>de</strong>l bohío oí la voz <strong>de</strong> un mal vestido sujeto que suavemente me insultaba<br />

con estas frases: ¡Ese maidito negro acabó con los velorios! Subí a un caballo que un peón<br />

me presentó diciéndome: Dottoi, no jaga caso, quese tipo tá peidiendo el juicio. Gracia a uté, mi<br />

padrino no se murió.<br />

XIII. Recuerdos <strong>de</strong> mi primer éxito<br />

Hace más <strong>de</strong> medio siglo que esas voces me instruyeron acerca <strong>de</strong>l placer que siente un<br />

estudioso galeno cuando ha podido vencer a la muerte i perdonar a los vivos que, en salud<br />

o con <strong>de</strong>mencia, en vano intentan causarle daño o <strong>de</strong>struir el brillo <strong>de</strong> nuestros continuos<br />

<strong>de</strong>svelos por <strong>de</strong>rrotar a la <strong>de</strong>sgracia.<br />

Los <strong>de</strong>l pueblo i los <strong>de</strong> casi todos los rincones <strong>de</strong> la común <strong>de</strong> Juana Núñez (re-bautizada<br />

Salcedo) oyeron referir el buen éxito que obtuve en el tratamiento <strong>de</strong> Don Florencio,<br />

hombre bien querido allí i más allá <strong>de</strong> ese pueblo que en aquel entonces era un oasis <strong>de</strong><br />

familiaridad i <strong>de</strong> ventura. Mi clientela aumentó <strong>de</strong> tal modo que apenas podía darle abasto.<br />

Entonces, cuando durante una semana no tuve que asistir a ningún enfermo grave, aproveché<br />

para ir a conocer el lejano pueblo <strong>de</strong> Matanzas. El Padre Bornia me hizo el favor <strong>de</strong><br />

proporcionarme la compañía <strong>de</strong> un ahijado suyo llamado Emiliano. Emprendimos viaje<br />

por caminos encantadores, regados por ríos i arroyos algo peligrosos: Cuaba, Nagua i sus<br />

numerosos afluentes. En un paraje (El Factor), antes <strong>de</strong> llegar a Matanzas, Emiliano, al oír<br />

que allí había un enfermo grave, me rogó que fuéramos a ver si eso era verdad. Llegamos<br />

a verlo. Era un anciano que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> hacía unos días <strong>de</strong>cían que sufría con grave quebranto<br />

bronquial. Le indiqué lo necesario i, al notar que no había tal gravedad, partimos para<br />

nuestro <strong>de</strong>stino.<br />

70

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!