23.04.2013 Views

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

M. J. TRONCOSO DE LA CONCHA | NARRACIONES DOMINICANAS<br />

su burlador y cuando no pudo darle alcance le mandó <strong>de</strong> recado una piedra que no paró<br />

hasta encontrarle en la nuca y producirle una abolladura, <strong>de</strong> cuyas resultas estuvo postrado<br />

en cama, en el Hospital <strong>de</strong> San Andrés, durante varios meses, al cabo <strong>de</strong> los cuales salió con<br />

mucho menos materia gris <strong>de</strong> la que hasta entonces su pobre cerebro había disfrutado.<br />

Catatey no respondió a la interrogación <strong>de</strong>l cura.<br />

—Vamos, vamos ¿qué buscas? repitió éste.<br />

El cretino bajó los ojos.<br />

—Pues si no buscas nada, vete.<br />

El padre Ruiz prosiguió la interrumpida escritura.<br />

Pasado un rato Catatey habló como quien soliloquiaba.<br />

—Yo sé quienes se robaron la lámpara <strong>de</strong> la Altagracia…<br />

Un temblor nervioso agitó el cuerpo <strong>de</strong>l párroco. La pluma <strong>de</strong> ganso con que escribía<br />

se le salió <strong>de</strong> la mano.<br />

No esperaba él que tal revelación le viniese <strong>de</strong> un ser semejante.<br />

Se incorporó, y apoyando ambas manos sobre los hombros <strong>de</strong>l estrafalario visitante, le<br />

interrogó con incontenido ímpetu:<br />

—¿Verdad que lo sabes, Catatey? Dime; ¿quiénes fueron?<br />

Al mismo tiempo que así hablaba, un recuerdo cruzaba fugaz por su cerebro. Él había<br />

<strong>de</strong>spertado varias veces a Catatey en el atrio <strong>de</strong> la Catedral, don<strong>de</strong> probablemente había<br />

pasado toda la noche; ¿acaso era imposible que aquel <strong>de</strong>sgraciado hubiese visto a los autores<br />

<strong>de</strong>l sacrilegio que tanto le venía atormentando <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el día <strong>de</strong> su consumación?<br />

A la manera <strong>de</strong> una luz mortecina que repentinamente crece y llamea, los ojos <strong>de</strong>l cretino<br />

<strong>de</strong>jaron su mirar errante y se clavaron con fijeza en el rostro <strong>de</strong>l cura, revelando la impresión<br />

que en el ánimo <strong>de</strong>l pobre diablo había producido la vehemencia con que habían sido<br />

hechas aquellas interrogaciones.<br />

No contestó.<br />

Insistió el sacerdote más violentamente.<br />

Nada.<br />

El padre Ruiz comprendió que había ido <strong>de</strong>masiado lejos y mo<strong>de</strong>ró el tono.<br />

—Mira, Catatey, mi hijo. Dímelo. No temas. ¿Quiénes se robaron la lámpara? Dímelo,<br />

que nada te suce<strong>de</strong>rá.<br />

Catatey bajó los ojos, que retornaron a su vaguedad característica.<br />

Después <strong>de</strong> un rato, profirió:<br />

—Don José, yo lo diré; pero tendrá que ser con música. Si no es así no lo digo.<br />

El padre Ruiz no insistió; pero aquella misma noche se fue a ver al juez <strong>de</strong> letras y le<br />

relató lo que entre el cretino y él había ocurrido en la tar<strong>de</strong>.<br />

A la mañana siguiente, Catatey era llevado a la presencia <strong>de</strong>l juez. Este le interrogó empleando<br />

todos los diapasones. Sus empeños, no obstante, fueron tan infructuosos como los<br />

<strong>de</strong>l párroco. Solamente, <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber sido preguntado muchas veces, volvió a repetir<br />

lo mismo que al padre Ruiz había dicho la víspera.<br />

—Si me lo preguntan con música…<br />

—¿Y si yo te busco la música?<br />

—Si su merced me pregunta con música lo diré.<br />

El juez <strong>de</strong> letras –algo semejante en sus funciones al <strong>de</strong> instrucción <strong>de</strong> nuestros tiempos–<br />

estuvo cavilando un rato. Pensaba que accediendo a la exigencia <strong>de</strong> Catatey podía herir la<br />

369

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!