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Biografías y Evocaciones - Banco de Reservas

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ENRIQUE APOLINAR HENRÍQUEZ | REMINISCENCIAS Y EVOCACIONES<br />

propuesta se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Key West, como asiento <strong>de</strong> la reunión que se le había solicitado celebrar<br />

en este puerto americano.<br />

Visiblemente contrariado por esa preferencia Charles Wells calificó la predilección <strong>de</strong><br />

Heureaux como un “grave error”; y cimentó su criterio disi<strong>de</strong>nte en la circunstancia <strong>de</strong> que<br />

“los insurrectos cubanos” se hallaban “muy cerca <strong>de</strong> la Habana”. Esa circunstancia –observó<br />

Wells– mantenía “en gran estado <strong>de</strong> excitación” a la Capital <strong>de</strong> Cuba; y semejante anormalidad<br />

impulsada a las autorida<strong>de</strong>s españolas a espiar “atentamente a toda persona” 1 .<br />

Se objetó que la presencia <strong>de</strong> Heureaux en la Habana habría <strong>de</strong> ser, sobre todo por razones<br />

que eran peculiares a su persona, objeto <strong>de</strong> sospecha y vigilancia. Confundiendo tal vez<br />

al dominicano Máximo Gómez –jefe militar <strong>de</strong> las fuerzas emancipadoras– con el general<br />

cubano José Miguel Gómez, Charles Wells alegó, en oposición al encuentro en La Habana,<br />

que “los hermanos” Gómez eran jefes <strong>de</strong> la revolución”; y, agravando aún más la situación,<br />

agregó que “muchos otros generales dominicanos” militaban “con ellos”.<br />

Todos los dominicanos –acentuó Wells– estaban “sujetos a sospecha”. No menos lo estaban,<br />

en verdad, los ciudadanos americanos, ya que las autorida<strong>de</strong>s españolas les imputaban<br />

la connivente responsabilidad <strong>de</strong> “ayudar a los cubanos”.<br />

Basándose en la <strong>de</strong>scrita situación, Wells le arguyó al Presi<strong>de</strong>nte Heureaux que le sería<br />

“imposible” permanecer “incógnito” en la Habana. Su presencia allí, discurrió, daría motivo<br />

a <strong>de</strong>sagradables interpretaciones.<br />

Charles Wells temía, en efecto, que el articulado encuentro en la Habana <strong>de</strong> los representantes<br />

<strong>de</strong>l gobierno dominicano con los representantes <strong>de</strong>l gobierno americano produjera “una<br />

falsa i<strong>de</strong>a” <strong>de</strong>l propósito que los movía a congregarse allí. Pero su angustia tenía realmente,<br />

otros ramales <strong>de</strong> importancia mucho más <strong>de</strong>licada. Lo que en realidad acuciaba su <strong>de</strong>sazón<br />

era el convencimiento <strong>de</strong> que “en muy poco tiempo todo sería telegrafiado a los Estados<br />

Unidos y a Europa”, indiscreción, ésa, que <strong>de</strong>s<strong>de</strong> varios puntos <strong>de</strong> vista habría resultado un<br />

inci<strong>de</strong>nte <strong>de</strong>plorable; y, “por supuesto”, <strong>de</strong>s<strong>de</strong> allí trasmitido “a Santo Domingo”, lo que por<br />

sus consecuencias frustratorias hubiera sido un inci<strong>de</strong>nte más perjudicial todavía.<br />

Por esa causa y otras razones afines era imperativo disistir, a juicio <strong>de</strong> Wells, <strong>de</strong> la conflictiva<br />

reunión en la Habana. Si el Presi<strong>de</strong>nte Heureaux <strong>de</strong>seaba permanecer “incógnito”<br />

en el lugar <strong>de</strong> la reunión, el sitio más a<strong>de</strong>cuado para lograr esa privacidad –explicó Wells en<br />

tono significativamente asertivo– era la propuesta se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Key West, territorio americano.<br />

Desvelando su condición <strong>de</strong> agente confi<strong>de</strong>ncial <strong>de</strong>l gobierno <strong>de</strong> los Estados Unidos <strong>de</strong><br />

América, Charles Wells le ofreció a Heureaux inequívocas segurida<strong>de</strong>s <strong>de</strong> absoluta reserva.<br />

“Nosotros” –afirmó– “llevaríamos ór<strong>de</strong>nes a los oficiales <strong>de</strong> ese puerto” (Key West) “para<br />

guardar el secreto”.<br />

Los tenaces esfuerzos persuasivos <strong>de</strong>splegados por Wells, <strong>de</strong> nada le sirvieron. Quizás<br />

él ignoraba ingenuamente o tal vez por conveniencia táctica simulaba <strong>de</strong>sconocer el íntimo<br />

fundamento <strong>de</strong> la negativa obstinación <strong>de</strong>l Presi<strong>de</strong>nte Heureaux al contraponer la impracticable<br />

se<strong>de</strong> <strong>de</strong> la Habana a la apacible, segura y cómoda se<strong>de</strong> <strong>de</strong> Key West. ¿Acaso se podría<br />

dudar ante las conocidas evi<strong>de</strong>ncias, que este empecinamiento era el modo más directo y<br />

efectivo <strong>de</strong> rehuir sin rechazar el apremiado encuentro en el puerto <strong>de</strong> Key West?<br />

1 C. W. Welles, Vice-Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la San Domingo Improvement Company, a Ulises Heureaux, Presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> la<br />

República Dominicana, enero 11 <strong>de</strong> 1896.<br />

Las citas no i<strong>de</strong>ntificadas <strong>de</strong> otro modo, proce<strong>de</strong>n <strong>de</strong> esta misma fuente.<br />

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