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La leyenda de oro 4.pdf

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92<br />

LA LEYENDA DE ORO. OCTUBRE , 13<br />

tamientos que les daban os soldados que les Gerardo , abad , hijo <strong>de</strong> Eranfo , varón ilustre , y<br />

acompañaban; pues los punzaban con los cuentos<br />

<strong>de</strong> las lanzas para que corriesen , les apedreaban,<br />

á otros los ataban por los pies y los llevaban arrastrando<br />

por los lugares escabrosos, como si fueran<br />

cuerpos muertos y les <strong>de</strong>scoyuntaban así todos<br />

sus miembros. Por último, ó en el camino ó en<br />

el <strong>de</strong>stierro , afligidos con diverso género <strong>de</strong> tormentos,<br />

casi todos ellos consumaron el martirio.<br />

De entre todos ellos hace la Iglesia particular mención<br />

<strong>de</strong> los obispos SAN FÉLIX y SAN CIPRIANO.<br />

SAN MONAS, OBISPO Y CONFESOR.—Estando<br />

vacante la silla <strong>de</strong> Milán y hallándose el clero y el<br />

pueblo reunidos para la elección <strong>de</strong> un pastor, se<br />

apareció una luz milagrosa, que ro<strong>de</strong>ando á Monas,<br />

<strong>de</strong>signó que aquel era el <strong>de</strong>signado por el Señor.<br />

En seguida fué unánimemente elegido y luego consagrado,<br />

atestiguando en lo sucesivo por sus virtu<strong>de</strong>s<br />

y milagros que había recibido <strong>de</strong>l cielo su<br />

misión. Gobernó la diócesis <strong>de</strong> Milán por espacio<br />

<strong>de</strong> cincuenta y nueve años con pru<strong>de</strong>ncia y santidad<br />

y particularmente con admirable fortaleza en<br />

tiempo <strong>de</strong> la persecución, y finalmente murió en<br />

dichosa paz en medio <strong>de</strong> su rebaño en el siglo III.<br />

SAN SALVINO , OBISPO Y CONFESOR.—Floreció<br />

en Verona, cuya ciudad ilustró con sus ejemplos<br />

y sabiduría. Fué ejemplar <strong>de</strong> penitencia , y siendo<br />

tentado <strong>de</strong> la incontinencia , maceró su carne con<br />

cilicios y ayunos, y con asidua oración. Su humildad<br />

fué tan elevada , que se tenia por el mas<br />

<strong>de</strong>spreciable y abatido <strong>de</strong> los hombres; pero sus<br />

eminentes virtu<strong>de</strong>s le hacían consi<strong>de</strong>rar por cuantos<br />

le conocian como un mo<strong>de</strong>lo acabado <strong>de</strong> perfección.<br />

Poseyó el don <strong>de</strong> milagros y fué perfecto<br />

en todas sus obras y acciones, mereciendo que<br />

Jesucristo se le apareciese en su última hora para<br />

conducirlo á la patria celestial.<br />

SAN MAXIMILIANO, OBISPO Y CONFESOR.— Natural<br />

<strong>de</strong> Hungría y educado en la práctica <strong>de</strong> las<br />

virtu<strong>de</strong>s evangélicas, fué el ornamento <strong>de</strong> su noble<br />

familia y <strong>de</strong> la Iglesia <strong>de</strong> Dios. Su instrucción<br />

en las ciencias sagradas y su acrisolada virtud le<br />

merecieron los sufragios <strong>de</strong>l clero y <strong>de</strong>l pueblo<br />

para ser elevado á la silla episcopal <strong>de</strong> Lorch,<br />

cuya diócesis gobernó con pru<strong>de</strong>ncia y distinción,<br />

dotándole el cielo con el don <strong>de</strong> profecía y <strong>de</strong> milagros<br />

, los cuales se continuaron en su sepulcro<br />

<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su dichosa muerte. Sus reliquias se<br />

conservan en la iglesia <strong>de</strong> Celene, en el mismo<br />

reino <strong>de</strong> Hungría.<br />

SAN EUSTAQUIO, PRESBÍTERO Y CONFESOR.—<br />

Floreció en Siria, y aunque ignoramos la época,<br />

sabemos por un antiguo escritor llamado Pedro y<br />

por el venerable Beda, que fué insigne este santo<br />

en la penitencia, la caridad con los pobres, y el<br />

zelo por la gloria <strong>de</strong> Dios.<br />

NUESTRA SEÑORA DEL REMEDIO.—Otros ponen<br />

su fiesta en el día 8 <strong>de</strong> este mismo mes. Es<br />

uno <strong>de</strong> los mas hermosos y poéticos títulos bajo<br />

los cuales es invocada la Reina <strong>de</strong> los ángeles.<br />

Dia 13.<br />

<strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> Haganon, duque <strong>de</strong> Austrasia , y<br />

<strong>de</strong> Eletru<strong>de</strong> , hermana <strong>de</strong> Estévan , obispo <strong>de</strong><br />

Tongeren , y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño muy bien inclinado á todas<br />

las cosas <strong>de</strong> virtud. Habiendo ya salido <strong>de</strong> los<br />

tiernos años <strong>de</strong> la niñez, y entrando en la juventud<br />

, resplan<strong>de</strong>ció en Gerardo una mo<strong>de</strong>stia <strong>de</strong> costumbres<br />

tan gran<strong>de</strong> y una pru<strong>de</strong>ncia en sus consejos<br />

tan rara, y en sus palabras tanta suavidad<br />

y elegancia , que la gente se le comenzó á aficionar;<br />

y particularmente Berengario , con<strong>de</strong> y señor<br />

<strong>de</strong> Namur, le cobró tanto amor, que le llevó á su<br />

casa , y se servia <strong>de</strong> él para muchas cosas <strong>de</strong> importancia<br />

, porque era hombro para la paz y para<br />

la guerra; y así le envió á Francia por su embajador<br />

, para <strong>de</strong>spachar algunos negocios graves que<br />

se le ofrecían. Había, antes <strong>de</strong> esta jornada á<br />

Francia , tenido Gerardo en sueños cierta visión,<br />

en quesele mandaba que reparase la iglesia <strong>de</strong>Bromio<br />

que habia sido fundada <strong>de</strong> Pipino, y estaba<br />

maltratada , y que trasladase á ella las reliquias<br />

<strong>de</strong> san Eugenio , mártir , arzobispo <strong>de</strong> Toledo. El<br />

habia ya edificado la iglesia , y dadole muchas<br />

hereda<strong>de</strong>s y posesiones; mas no sabia cómo llevar<br />

á ella el cuerpo <strong>de</strong>l glorioso san Eugenio, ni don<strong>de</strong><br />

estaba; pero sucedióle en esta jornada <strong>de</strong> Francia<br />

, que caminando un dia con <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> llegar á<br />

la ciudad <strong>de</strong> París, le sobrevino la noche, y se<br />

hubo <strong>de</strong> <strong>de</strong>tener en el monasterio <strong>de</strong> San Dionisio,<br />

cerca <strong>de</strong> la ciudad : y entrando en la iglesia, para<br />

encomendarse al Señor, y á los santos que en<br />

aquella eran honrados, oyó hacer conmemoración<br />

<strong>de</strong> san Eugenio, mártir : y queriendo saber<br />

quién era aquel Eugenio , supo que era san Eugenio<br />

, primer arzobispo <strong>de</strong> Toledo, y discípulo<br />

<strong>de</strong> san Dionisio; y que <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su maestro habia<br />

sido martirizado en Francia ; y que su sagrado<br />

cuerpo estaba allí sepultado y venerado , resplan<strong>de</strong>ciendo<br />

con muchos y gran<strong>de</strong>s milagros en todo<br />

el reino <strong>de</strong> Francia.<br />

2 Extrañamente se gozó Gerardo con estas<br />

nuevas, pareciéndole que se le abría camino para<br />

cumplir y poner por obra lo que se le habia significado<br />

<strong>de</strong>l cielo. Pidió con mucha instancia al<br />

abad y monjes <strong>de</strong> San Dionisio que le diesen el<br />

cuerpo <strong>de</strong>l santo: y como no se lo concediesen,<br />

fué á la corte <strong>de</strong>l con<strong>de</strong> Roberto (que <strong>de</strong>spués fué<br />

rey), y trató los negocios á que iba, y volvió á<br />

dar cuenta <strong>de</strong> ellos al con<strong>de</strong> Berengario , y suplicóle<br />

que le diese licencia para dar libelo <strong>de</strong> repudio<br />

á todas las cosas <strong>de</strong> la tierra , y recogerse á<br />

servir al Señor: y, aunque con mucha dificultad y<br />

tristeza <strong>de</strong>l con<strong>de</strong>, alcanzó su beneplácito; y tomando<br />

primero la bendición <strong>de</strong> Estévan , obispo <strong>de</strong><br />

Tongeren, volvió al monasterio <strong>de</strong> San Dionisio,<br />

y pidió el hábito y se hizo religioso en aquel santo<br />

convento , don<strong>de</strong> fué espejo <strong>de</strong> toda santidad y<br />

virtud. Allí comenzó á estudiar y apren<strong>de</strong>r <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

las primeras letras, como un niño; y aprovechó<br />

tanto en las humanas y <strong>de</strong>spués en las divinas,<br />

que á los nueve años <strong>de</strong> su conversión se or<strong>de</strong>nó<br />

<strong>de</strong> sacerdote, con gran humildad y gozo <strong>de</strong> su espíritu,<br />

y edificación y aprovechamiento <strong>de</strong> los<br />

SAN GERARDO, ABAD Y CONFESOR. — Fué san otros monjes, á los cuales era gratísimo, y te

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