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La leyenda de oro 4.pdf

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OCTUISKE , 31 LA LEYENDA DE ORO. 175<br />

quo lo ponían exloriormenle , ora mayor el divino<br />

que ¡menormente le abras-aba ; y así dijo animoso<br />

al tirano : Cruelísimo juez , hijo <strong>de</strong> los engaños<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio , ¿por ventura no sabes que, mientras<br />

mas rigores y tormentos aña<strong>de</strong>s á mi cuerpo, tiene<br />

mi alma consuelos y refrigerios divinos con que<br />

menosprecio tus rigores?<br />

7 Con esto creció la ira <strong>de</strong>l juez , y dijo : Traed<br />

al punto cal viva , vinagre fuerte , sal y mostaza<br />

molida, y haciendo <strong>de</strong> todo una bebida , echádsela<br />

en la boca , y veremos á lo menos si así calla<br />

v cesa <strong>de</strong> injuriar á mí , y á nuestros dioses. Entonces,<br />

volviendo los ojos al cielo el invicto mártir do<br />

Jesucristo , y guerrero animoso , dijo : Señor, dulces<br />

son para mí y suaves cuantos tormentos pa<strong>de</strong>zco<br />

por tu santo nombre; y aunque sean ios mas<br />

amargos <strong>de</strong>l mundo , ámi paladar son dulces como<br />

el panal.<br />

8 Oyendo esto Ricciovaro, dijo: Juro por los<br />

altos dioses Júpiter, Mercurio , Sol, Luna y Asclepio<br />

, que te tengo <strong>de</strong> alar con fuertes ca<strong>de</strong>nas, y<br />

has do ir preso á Roma , ¡ ara que allí, á vista do<br />

los sacros emperadores , pagues con mas crueles<br />

tormentos tus atrevimientos, y el haberle huido<br />

rio la cárcel. Bien sé, dijo Quintino , que en Roma<br />

y en cualquier pane me ha <strong>de</strong> favorecer y asistir<br />

I)ios ; y así no rehuso el ir: pero confio en mi Señor<br />

Jesucristo, que el fin <strong>de</strong> mi vida será en esta<br />

provincia. Y así fue como lo profetizó el santo mártir;<br />

porque, mandándole poner al cuello, y por<br />

lodo su cuerpo, fuertes ca<strong>de</strong>nas, y que se partiesen<br />

ron él los ministros para Boma , or<strong>de</strong>nó el prefecto<br />

que fuesen poco á poco; porque queria él mismo<br />

acompañarlos, para entrar glorioso con el triunfo<br />

: y así , llegando á un lugar, llamado Augusta<br />

\ cromando , no lejos <strong>de</strong> Amiens , so <strong>de</strong>tuvieron á<br />

esperarlo. Al dia siguiente llegó Ricciovaro, y<br />

mandó le trajesen <strong>de</strong>lante á Qumtino : y mirándole<br />

con cariño , vuelto el lobo en raposa . le dijo :<br />

Ouinlino hermano, porque eres joven y <strong>de</strong> tan<br />

noble prosapia , tengo piedad <strong>de</strong> tí ; y así toma mi<br />

consejo , que- es <strong>de</strong> hermano y amigo : sacrifica<br />

solo á Júpiter y Apolo , y si quieres ir á Roma , lo<br />

doy mi palabra <strong>de</strong> honrarle, como mereces cu esta<br />

provincia : escribiré á los sacratísimos emperadores<br />

, dicíéndoles quién eres , y lo mucho que mereces,<br />

pura que te <strong>de</strong>n el título <strong>de</strong> príncipe y juez<br />

magnífico rio esla provincia, y ocupes mi lugar, quo<br />

es cuanto por tí puedo hacer. A eslo respondió el<br />

invictísimo mártir: Muchas veces, ó Ricciovaro,<br />

te he dicho quo le cansas en vano; porque yo no<br />

tengo <strong>de</strong> ser tan loco como tú, que sacrifique á<br />

los <strong>de</strong>monios infernales; pues no son olra cosa estos<br />

que llamas dioses.<br />

9 Aquí acabó Ricciovaro do per<strong>de</strong>r las esperanzas<br />

<strong>de</strong> reducirlo y juntamente la paciencia; y<br />

así hizo llamar un herrero, y le mandó hacer dos<br />

agudos clavos y tan largos, quo entrando por la<br />

cabeza, llegasen hasta las piernas , y otros diez<br />

mas pequeños, quo entrasen por entre launa y<br />

yema <strong>de</strong> los <strong>de</strong>dos, llízolos el herrero al instante,<br />

y los verdugos se los clavaron los diez en los diez<br />

<strong>de</strong>dos <strong>de</strong> las manos , y los dos por lo alio <strong>de</strong> la cabeza<br />

, que le traspasaron lodo el sagrado cuerpo <strong>de</strong><br />

alio á bajo hasta los pies, con que quedó lodo hecho<br />

un lastimoso espectáculo á los hombies, pero<br />

glorioso á los ángeles y á los cielos. Viéndole <strong>de</strong> esla<br />

manera el tirano clavado , y corriendo arroyos<br />

<strong>de</strong> sangre , dijo soberbio y vano: Vengan los cristianos<br />

todos, y vean esle mísero espectáculo, y<br />

les servirá <strong>de</strong> ejemplo y escarmiento viendo aquí,<br />

don<strong>de</strong> llega la ira <strong>de</strong> mis rigores. Pero no sabia<br />

el tirano lo que se <strong>de</strong>cía ni hacia; pues antes mostrarles<br />

á los valerosos cristianos la constancia invencible<br />

<strong>de</strong> Quintino , fué mostrarles un mudo predicador,<br />

que con su ejemplo exhortaba y animaba<br />

á todos á alcanzar semejantes triunfos <strong>de</strong>l bárbaro<br />

y cruel gentilismo; porque ninguno hubo á quien<br />

no moviese la vista <strong>de</strong>l generoso mancebo , é invencible<br />

caballero do Jesucristo, á una emulación<br />

sagrada , y <strong>de</strong>seo ferv<strong>oro</strong>so <strong>de</strong> ser semejantemente<br />

atormentado por la lo sanlay divina suya. Cansado<br />

ya el lírano <strong>de</strong> ver tanta constancia , y tan milagroso<br />

vivir , y que se reducían infinitas almas , con<br />

sola su vista , á la fé <strong>de</strong> Jesucristo , y á voces pedían<br />

el martirio ; mandó que le cortasen la cabeza<br />

: y viéndose ya á las puertas <strong>de</strong> la gloria , gozoso<br />

y alegre, mientras el verdugo <strong>de</strong>senvainaba<br />

la espada , hizo una breve y ferv<strong>oro</strong>sa oración á<br />

Dios , y una exhortación á los nuevamente convertidos<br />

, é inclinando la cabeza , se la corló do un<br />

fiero golpe el verdugo, y al instante se oyó una<br />

voz <strong>de</strong>l cielo, que dijo: Quintino, siervo mió, vén<br />

y recibe la c<strong>oro</strong>na que tongo para tí prevenida en<br />

la gloria por tus gran<strong>de</strong>s méritos: y saliendo una<br />

candida y hermosísima paloma do su cuello, quo<br />

era su alma santísima , vieron lodos como entró<br />

triunfante y gloriosa en el cielo, á ser colocada en<br />

el c<strong>oro</strong> <strong>de</strong> los espíritus soberanos y mártires do Jesucristo.<br />

Su glorioso triunfo fué á los 31 <strong>de</strong> octubre<br />

, jror los años <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 303 , imperando el<br />

impío Maximiano. Su cuerpogloríosofué sepultado,<br />

por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l mismo Ricciovaro, <strong>de</strong> noche , y con<br />

todo silencio y secreto (para que ningún cristiano<br />

lo supiese y <strong>de</strong>scubriese tan gran tes<strong>oro</strong> á la Iglesia)<br />

en un profundo cenagal cpie hace el rio que por<br />

allí pasa , llamado <strong>de</strong> unos Secuana , y <strong>de</strong> otros<br />

Sona , y allí estuvo ocullo por espacio <strong>de</strong> cincuenta<br />

y cinco años, hasta quo Dios fué servido <strong>de</strong> <strong>de</strong>scubrirlo<br />

milagrosamente: que fué en esta forma.<br />

10 Habia en Roma una rica y noble matrona,<br />

llamada Eusebia, ciega <strong>de</strong>s<strong>de</strong> edad <strong>de</strong> nueve<br />

años. A esla se apareció tres veces un ángel <strong>de</strong>l<br />

Señor, y todas Iros veces la dijo , que si queria cobrar<br />

la vista fuese á Francia , y buscase el cuerpo<br />

<strong>de</strong>l glorioso mártir san Quintino, que él la guiaría<br />

al lugar adon<strong>de</strong> estalla. Obe<strong>de</strong>ció la señora : y<br />

guiada <strong>de</strong>l ángel, y acompañada do <strong>de</strong>cente familia,<br />

según su calidad, fué á la ciudad <strong>de</strong> Amiens,<br />

y <strong>de</strong> allí, al lugar y parle <strong>de</strong>l rio don<strong>de</strong> había<br />

sido sepultado el cuerpo glorioso , guiada siempre<br />

<strong>de</strong>l santo ángel. Estando allí, preguntó á muchos,<br />

si sabían el cuerpo <strong>de</strong> san Quintino : y como ninguno<br />

la supiese dar razón , así por haber ya pasado<br />

cincuenta y cinco años, como por el secreto<br />

con quo el tirano Ricciovaro lo hizo sepultar y escon<strong>de</strong>r;<br />

ella se puso en oración, pidiendo á Dios<br />

fuese servido <strong>de</strong>cirla lo que no sabían los hom

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