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La leyenda de oro 4.pdf

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DICIEMBRE , 10 LA LEYENDA DE ORO<br />

iocado el fuego ni á un pelo <strong>de</strong> la ropa; adorando<br />

al Dios cpie ellos adoraban , y alabando lo bien<br />

(pie habian hecho en no adorar á otro, pu¿s era<br />

aquel lan po<strong>de</strong>roso, los volvió á su amistad y gracia,<br />

y promovió á muchos cargos <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> honra.<br />

6 Después vio Nabucodònosor en sueños un<br />

giando árbol que ocupaba loda la tierra , y en sus<br />

ramas estaban muchas aves, y <strong>de</strong>bajo muchos<br />

animales, y mandaba Dios que l'uose corlado <strong>de</strong>l<br />

árbol lo que estaba eminente sobre la tierra , <strong>de</strong>jando<br />

las raíces, con esperanza (pie podría rever<strong>de</strong>cer,<br />

pasando sobre él siele tiempos. Daniel interpretó<br />

este sueño , diciendo, que pasarían por el<br />

rey siete años en que andaría como bestia, por estar<br />

turbada su imaginación , y así andaría como<br />

tal, por los campos, paciendo las yerbas, sin hablar<br />

ni tratar con los hombres. Díjole mas Daniel:<br />

que en este estado, como confesase que habia Dios<br />

en el cielo , cuyo po<strong>de</strong>r era infinito , y se le humillase,<br />

le seria restituido su sentido y reino. Aconsejóle<br />

que remediase sus pecados con limosnas; esto<br />

es, quesería posible evitar semejante castigo, con<br />

quo Dios nuestro Señor le amenazaba, si hiciese<br />

bien á personas pobres y necesitadas : y porque no<br />

tomó su consejo, vino el castigo; vasi parece que<br />

no Ioduro mucho tiempo la <strong>de</strong>voción y buenos hítenlos<br />

que tuvo, luego que vio á los tres santos niños,<br />

compañeros <strong>de</strong> Daniel, libres <strong>de</strong>l fuego <strong>de</strong>l<br />

horno, sino es que volvió á ser soberbio como antes.<br />

<strong>La</strong> bestia, en cuya figura andaba Nabucodònosor,<br />

por la parte anterior parecía buey, y por<br />

la posterior león. Daniel hizo oración á Dios por el<br />

rey, y perseveró en ella muchos dias, y alcanzó<br />

<strong>de</strong> Dios que los siete años que había <strong>de</strong> andar en<br />

semejante penitencia, se conmutasen en meses:<br />

con que levantó sus ojos á Dios el rey. reconociéndole<br />

por Señor universal, conociendo su culpa, y<br />

•pidiendo (<strong>de</strong> la manera quo podia) perdón <strong>de</strong> elia;<br />

y Dios le perdonó, y volvió su sentido y primer<br />

estado: aunque no luego tuvo el gobierno <strong>de</strong>l reino<br />

; antes por consejo <strong>de</strong> Daniel le dio á siete varones<br />

sabios, hasta que se cumpliesen enteramente<br />

los siete años, en los cuales hizo penitencia , no<br />

comiendo pan, ni carne, ni bebiendo vino, sustentándose<br />

<strong>de</strong> solas yerbas, conformándose con lo quo<br />

Daniel le mandaba y aconsejaba, en lodo. Después<br />

<strong>de</strong> oslo , y <strong>de</strong> haber oblenido el gobierno do su reino<br />

algunos años, vino á morir, y remaron <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> él dos hijos suyos, Nabucodònosor y Evilmerodach.<br />

Reinando, pues, el primero hijo <strong>de</strong> Nabucodònosor,<br />

llamado asimismo Nabucodònosor,<br />

sucedió que los do Babilonia adoraban entre otros<br />

dioses un ídolo llamado Bel, á quien el rey y todo<br />

el pueblo tenia en gran veneración; porque <strong>de</strong>cían<br />

los sacerdotes suyos, que cada día so comía cuarenta<br />

ovejas, y una gran cantidad <strong>de</strong> pan y vino,<br />

según érala carne. Persuadía el rey á Daniel que<br />

adorase esle dios , <strong>de</strong> quien se <strong>de</strong>cía un portento<br />

lan admirable (¡qué ceguedad <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio! ¡mirad<br />

en qué virtud fundaba su divinidad, sino es en<br />

ser voraz!): Daniel constantemente afirmaba que<br />

aquel no era Dios, sino figura <strong>de</strong> metal, y que allí<br />

habla algún engaño. El rey, para persuadir á Daniel,<br />

le llevó al templo, y <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él hizo po-<br />

ToaoIY.<br />

40o<br />

ner al ídolo toda aquella cantidad <strong>de</strong> ovejas, pan<br />

y vino , que lodos los (lias se le daba , y salieron<br />

lodos <strong>de</strong>l templo, sellando el rey la cerradura con<br />

su real sello, para que ninguno pudiese abrir. Daniel,<br />

para <strong>de</strong>sengañar al rey, habia dado or<strong>de</strong>n á<br />

sus criados, que con unas cribas echasen ceniza<br />

por lodo el suelo <strong>de</strong>l templo. AI día siguiente fueron<br />

solos a! templo el rey y Daniel : v hallándole<br />

como le <strong>de</strong>jaron, cerrado y sellado, abrieron y entraron<br />

<strong>de</strong>ntro; y visto quo lalUiba la comida, levantó<br />

la voz el rev, diciendo: Gran<strong>de</strong> es el po<strong>de</strong>r<br />

do esle dios. Daniel entonces dijo mirase al suelo.<br />

Bajó los ojos el rey. v vio pisadas <strong>de</strong> hombres, <strong>de</strong><br />

mujeres y <strong>de</strong> niños, fueron siguiendo el rastro, y<br />

hallaron una secreta cueva <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> una ¡osa,<br />

por don<strong>de</strong> entraban <strong>de</strong>s<strong>de</strong> su casa (que estaba cerca)<br />

setenta sacerdotes con sus mujeres ó hijos, los<br />

cuales hacian aquel estrago, publicando que el ídolo<br />

se lo comía. Gran<strong>de</strong> fué el senlimicnto <strong>de</strong>l rey,<br />

visto el engaño : por lo cual man :ó matará los sacerdotes;<br />

y el ídolo y templo entregó á Daniel, que<br />

con el zelo heredado <strong>de</strong> su padre Elias, lo <strong>de</strong>struyó<br />

y puso por liona.<br />

7 Otro dios tenían también los babilonios, que<br />

era un ferocísimo dragón. Decía el rev á Daniel,<br />

que á lo menos á esle dios vivo y lan feroz podia<br />

adorar. Respondió el santo profeta, que solo á<br />

Dios <strong>de</strong>l cielo adoraría: que aquel dragón no tema<br />

vida verda<strong>de</strong>ra : pues fácilmente la podia per<strong>de</strong>rque<br />

le diese licencia ; y vería con cuánta facilidad<br />

quitaba la vida á su dios. Yo te la doy, dijo el rey.<br />

Daniel hizo una pasta do cosas glutinosas y pegajosas<br />

, y dióla á comer al dragón , el cual luego<br />

que la mordió, los (líenles se le quedaron aferrados,<br />

so le tapó la boca , y faltándole el alíenlo , se<br />

ahogó y quedó muerto. Mostróle Daniel a! rey y<br />

á ¡os suyos, diciendo : Mirad el dios vuestro (pie<br />

presto murió. Indignáronse contra Daniel los gran<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong>l remo, y <strong>de</strong>cian , que había convertido al<br />

rey ásu lev, y vuéliole judío. Con esto , amotinados,<br />

fueron al rey y dijeron, que si no les daba á<br />

Daniel, le quitarían la vida. El rey temeroso, como<br />

<strong>de</strong>sapercibido , les entregó al profeta; y ellos<br />

lo echaron en el lago do los leones, don<strong>de</strong> había<br />

siele ferocísimos, á quienes daban <strong>de</strong> comer todos<br />

los dias dos hombres <strong>de</strong> los sentenciados á muerte,<br />

y dos ovejas y otras reses ; y entonces <strong>de</strong> industria,<br />

porque luego, viéndose hambrientos, se cebasen<br />

en el profeta y se lo comiesen, no les habian<br />

dado cosa do comer, ni so ía dieron en seis<br />

días. Mas Dios, no solo le libró <strong>de</strong> las bocas <strong>de</strong> los<br />

leones, sino es que también le dio <strong>de</strong> comer, enviando<br />

un ángel, rpie<strong>de</strong>s<strong>de</strong> Ju<strong>de</strong>a trajese <strong>de</strong> un cabello<br />

al profeta Uabacuc, quo iba á llevar do comer<br />

á sus segadores. Habiendo puesto el ángel á Uabacuc<br />

sobro el lago <strong>de</strong> los leones, Uabacuc dijo así:<br />

Daniel, siervo <strong>de</strong> Dios, toma la comida que él te<br />

envía. El sanio Daniel dio gracias á Dios: lomóla<br />

comida: satisfizo ásu hambre <strong>de</strong> seis dias; y el<br />

ángel restituyó á Uabacuc á su patria y lugar <strong>de</strong><br />

don<strong>de</strong> le había traído. Vino el rey al séptimo dia<br />

á llorar á Daniel, juzgándole por muerto; y hallándole<br />

vivo, exclamó, diciendo: Gran<strong>de</strong> es el<br />

Dios <strong>de</strong> Daniel. Mandóle sacar <strong>de</strong> allí: y oslando<br />

Sfl

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