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La leyenda de oro 4.pdf

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1T2 LA LEYENI A DE ORO. OCTUBRE, 30<br />

en (¡1 Dollinado , era aun muy joven, cuando se<br />

sintió interiormcnlc llamado por el Espíritu sanio<br />

á <strong>de</strong>jar el mundo. Después <strong>de</strong> haberse ejercitado<br />

por muchos años en la observancia <strong>de</strong> la vida religiosa<br />

, volvió á su patria, don<strong>de</strong> se le reunieron<br />

gran número <strong>de</strong> discípulos, y mandó edificar allí<br />

cerca un monasterio. En él estableció el santo la<br />

práctica ya bástanle admitida <strong>de</strong> que el religioso<br />

, que ejerciese las funciones do hebdomadario,<br />

permaneciese durante su oficio encerrado en una<br />

pequeña celda, orando <strong>de</strong> continuo para presentarse<br />

con mas pureza y fervor á celebrar los santos<br />

misterios. San Teod<strong>oro</strong> tuvo este encargo<br />

algunos años, y no aflojó nunca en sus mortificaciones<br />

y en su fervor , y en aquel retiro logró <strong>de</strong>l<br />

cielo el don<strong>de</strong> lágrimas, con las cuales se <strong>de</strong>rramaban<br />

sobre su alma consolaciones inefables. El<br />

don <strong>de</strong> milagros lo hizo célebre en su patria, don<strong>de</strong><br />

murió el año 575.<br />

SAN CENOBIO , MÁRTIR.—Nació en la Fenicia,<br />

y habiendo abrazado la religión cristiana y estudiado<br />

las sagradas Letras, fué elevado al sacerdocio.<br />

Cuando la última persecución , que excitó<br />

contra la iglesia el emperador Diocleciano, hacia<br />

mas estragos en Fenicia , Cenobio se ocupaba en<br />

visitar y consolar á los cristianos <strong>de</strong>tenidos en las<br />

cárceles, y animarlos para el martirio, y antes<br />

que se acabase la persecución meieció también él<br />

la c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> mártir.<br />

SAN DONATO , CONFESOR.—Lo único que sabemos<br />

<strong>de</strong> este santo es por san Gregorio , papa , quo<br />

en su libro <strong>de</strong> Epístolas habla <strong>de</strong> sus reliquias, y<br />

cuenta algunos milagros obrados por su intercesión<br />

.<br />

Los SANTOS MAXIMILIANO Y VALENTÍN. — Solo<br />

sabemos que el primero es venerado por la Iglesia<br />

como mártir, y el segundo con el título do confesor.<br />

Ambos fueron obispos <strong>de</strong> distintas ciuda<strong>de</strong>s<br />

<strong>de</strong> Oriente, cuyos nombres ignoran.os, como también<br />

la época en que los santos florecieron.<br />

SAN JUAN, OBISPO Y CONFESOR.—Escribió su<br />

vida su sucesor Valfrido, por el cual sabemos<br />

que Juan gobernó en paz y caridad la Iglesia do<br />

Autun, y que, ilustre y famoso en santidad, doctrina<br />

y milagros, <strong>de</strong>scansó tranquilo en el Señor.<br />

SANTA EUSEBIA, VIRGEN Y MÁRTIR. — Nació<br />

en Bérgamo, cuya ciudad consagró con la efusión<br />

<strong>de</strong> su sangre, recibiendo la doblo c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> la virginidad<br />

y <strong>de</strong>l martirio, muriendo, según la opinión<br />

mas probable, á fines <strong>de</strong>l siglo 111. ó principios<br />

<strong>de</strong>l IV.<br />

eaisa &©.<br />

SAN MARCELO, CENTURIÓN, Y DOCE HI.IOS~SU-<br />

YOS, Tonos MÁRTIRES..— Entre los muchos ilustres<br />

márlires que ha habido en España, uno es<br />

san Marcelo, soldado y centurión, ó capitán <strong>de</strong><br />

cien soldados, así por haber él muerto gloriosamente<br />

por Cristo, como por haber por su ejemplo<br />

animado á doce hijos suyos, para que le siguiesen<br />

y diesen alegremente su vida por aquel Señor<br />

que por ellos había dado la suya en la cruz. Del<br />

padre y <strong>de</strong> los hijos hablaremos aquí, y referiré-<br />

mos lo que hallamos en las historias eclesiásticas<br />

y en algunos breviarios y santorales antiguos <strong>de</strong><br />

España.<br />

2 El martirio <strong>de</strong> san Marcelo, escrito por los<br />

notarios <strong>de</strong> su mismo tiempo, referido por el padre<br />

Fr. Lorenzo Surio en su quinto tomo á los 30<br />

<strong>de</strong> octubre, resumido en pocas palabras , fué <strong>de</strong><br />

esta manera. Celebrando las legiones militares <strong>de</strong><br />

la provincia <strong>de</strong> Galicia el nacimiento <strong>de</strong>l emperador<br />

Diocleciano con c<strong>oro</strong>nas <strong>de</strong> flores y rosas en<br />

sus cabezas, y llegándose á ofrecer el incienso<br />

que llevaban en las manos, á una estatua <strong>de</strong>l mismo<br />

emperador; Marcelo, centurión <strong>de</strong> la legión,<br />

llamada Trajana , que se hallaba presente, abominando<br />

(como era razón) tan <strong>de</strong>testable sacrificio<br />

con <strong>de</strong>sprecio, no quiso ofrecer el incienso.<br />

Causó esto admiración á los otros soldados, y comenzaron<br />

á amonestarle que sacrificase y se conformase<br />

con los <strong>de</strong>más; y él encendido en el amor<br />

<strong>de</strong> Dios , y menospreciando las honras y bienes <strong>de</strong><br />

la tierra, se quitó el cingulo militar, y arrojóle con<br />

la espada, confesando claramente que ora cristiano.<br />

Fué acusado <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Fortunato, tribuno<br />

<strong>de</strong> aquella legión, y presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> aquella provincia<br />

: hablóle y respondiólo Marcelo con gran libertad;<br />

y él lo mandó llevar aprisionado á la ciudad<br />

<strong>de</strong> León, para oírle allí otra vez. Examinóle<br />

la segunda vez, y <strong>de</strong> la plática resultó que Fortunato<br />

le envió aprisionado á Agricolao, prefecto<br />

<strong>de</strong>l pretorio , que á la sazón se hallaba en la ciudad<br />

<strong>de</strong> Tánger, metrópoli do la provincia Tmgilana,<br />

en África, que en aquel tiempo estaba sujeta<br />

á ia jurisdicción <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte <strong>de</strong> España. Llevóle<br />

ó cargo un soldado, llamado Cecilio Arba: pa<strong>de</strong>ció<br />

san Marcelo gran<strong>de</strong>s trabajos en aquel largo<br />

camino, por ir con prisiones y sin ningún regalo.<br />

Después que llegó, y fué preguntado por Agricolao<br />

sobro el caso. y Marcelo hubo respondido<br />

grave y constantemente á sus preguntas, y confesado<br />

claramente lo que había hecho y dicho, y<br />

que era cristiano , y que no se <strong>de</strong>jaría vencer do<br />

temor ni espantos, ni tormentos, para apartarse un<br />

punto <strong>de</strong> la confesión <strong>de</strong> Jesucristo; el prefecto<br />

pronunció sentencia en la forma siguiente contra<br />

él: Es mi voluntad y mando que sea <strong>de</strong>gollado<br />

Marcelo ; porque públicamente violó y quebrantó<br />

el juramento <strong>de</strong>l cargo <strong>de</strong> centurión , en<br />

que servia en la guerra, renunciándolo y echándolo<br />

<strong>de</strong> sí, y en la audiencia <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte dijo<br />

palabras <strong>de</strong> <strong>de</strong>satino y locura. Oyendo esta sentencia<br />

Marcelo , dijo : Dios le haga bien ; y con<br />

esto fué <strong>de</strong>gollado. Su cuerpo fué allí sepultado,<br />

y en tiempo <strong>de</strong> los reyes católicos don Fernando y<br />

doña Isabel, por buena diligencia <strong>de</strong> un clérigo,<br />

llamado Isla, fué trasladado do Tánger á León, y<br />

puesto en una iglesia <strong>de</strong> su nombre do san Marcelo,<br />

que es la mas principal parroquia <strong>de</strong> la ciudad.<br />

Eslá el santo cuerpo sobro el altar mayor en<br />

una arca dorada <strong>de</strong> muy lindo talle. En el breviario<br />

antiguo <strong>de</strong> aquella ciudad se dice , que la mujer<br />

do san Marcelo se llamó Nona , y que cuando<br />

supo la muerte <strong>de</strong> su marido y <strong>de</strong> algunos <strong>de</strong> sus<br />

hijos, rogó á Dios quo la llevase para sí, y que<br />

murió luego. Tiénenla por santa , y en gran revé-

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