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austero , así en el modo que tenia <strong>de</strong> mandar, como<br />
en el cuidado que lomaba en alentar y mejorar<br />
en la virtud á los que veia <strong>de</strong>salentados y caídos;<br />
porque <strong>de</strong>cía que la religión , si se guarda exactamente<br />
, es una continua cruz , y un perpetuo ejercicio<br />
<strong>de</strong> mortificación; y que los superiores <strong>de</strong>ben<br />
mas procurar aliviar esta carga á sus subditos, que<br />
hacérseles mas pesada, buscando nuevos y particulares<br />
modos para mortificarlos; aunque también<br />
<strong>de</strong>ben probarlos y hacerles mas robustos , conforme<br />
á la necesidad y fuerza <strong>de</strong> cada uno: lo cual<br />
<strong>de</strong>be pesar el superior con el peso <strong>de</strong> la pru<strong>de</strong>nte<br />
caridad. Cuando algún subdito suyo caia en alguna<br />
falta ligera ó <strong>de</strong>scuido , su mas áspera reprensión<br />
era <strong>de</strong>cirle: Dios os haga santo, hermano:<br />
¿cómo hicisteis, ó cómo dijisteis esto? Pero si<br />
la falta era grave y pedia mas satisfacción, no la<br />
<strong>de</strong>jaba sin castigo; mas, para que se llevase mejor,<br />
el mismo llamaba al que habia faltado, para que<br />
conociese su culpa, y para compungirle mas, él<br />
mismo se ofrecia á hacer penitencia por él; y <strong>de</strong>spués<br />
<strong>de</strong> esta satisfacción y enmienda , no se acordaba<br />
ni trataba mas <strong>de</strong> culpas pasadas. Puesto<br />
caso que para todos sus súbitos era blando; pero<br />
con los enfermos usaba <strong>de</strong> particular caridad, visitándolos<br />
y regalándolos y haciéndoles proveer<br />
<strong>de</strong> todo lo que habían menester, conforme al parecer<br />
<strong>de</strong>l médico; porque verda<strong>de</strong>ramente él imitaba<br />
al glorioso apóstol san Pablo, enfermando<br />
con el enfermo , y afligiéndose con el afligido.<br />
71 Mas aunque el padre Francisco tenia para<br />
con todos sus prójimos esta caridad ; pero mas la<br />
mostraba y ejercitaba con los que <strong>de</strong>cian mal <strong>de</strong> él,<br />
y le perseguían. A los tales llamaba bienhechores,<br />
por el bien que hacen los enemigos á los que persiguen<br />
, aun que no lo pretendan hacer. Nunca se<br />
le oyó palabra contra ellos, ni para <strong>de</strong>scargo suyo,<br />
ni consentia que en su presencia se dijese ni se<br />
hablase cosa que pudiese <strong>de</strong>sdorar á los que le calumniaban<br />
: y si no podía <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla obra; excusaba<br />
la intención ; y mucho mas mostraba esta<br />
caridad con las obras, que con las palabras, cuando<br />
alguno <strong>de</strong> sus adversarios tenia necesidad <strong>de</strong> su<br />
favor. Pero esta dulzura y caridad <strong>de</strong> este bienaventurado<br />
padre para con sus prójimos, manaba<br />
(como <strong>de</strong> su fuente) <strong>de</strong> aquel amor tan divino y<br />
perfecto que él tenia al Señor, en el cual, y por el<br />
cual, y para el cual los amaba : y cuanto era mayor<br />
el fuego <strong>de</strong>l amor que ardia en el pecho <strong>de</strong>l padre<br />
para con Dios; tanto eran mas vivas y mas<br />
encendidas las llamas que salían <strong>de</strong> él para con<br />
sus hermanos. Pues ¿quién podrá explicar la caridad<br />
que tuvo para con Dios? El que se la dio,<br />
solo lo sabe: por lo que hizo y pa<strong>de</strong>ció por él,<br />
po<strong>de</strong>mos rastrear algo <strong>de</strong> ella , y no menos por el<br />
<strong>de</strong>seo afectuoso y abrasado que tenia <strong>de</strong> morir por<br />
su amado , como se ve en una carta que el año<br />
<strong>de</strong> 1559 escribió <strong>de</strong> Valladolid al padre Diego<br />
<strong>La</strong>inez , general <strong>de</strong> la Compañía, en ia cual le dice,<br />
que Dios nuestro Señor le hacia gracia <strong>de</strong> darle<br />
muy particular y entrañable <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> morir <strong>de</strong>rramando<br />
la sangre por la verdad católica , y en<br />
servicio <strong>de</strong> la santa Iglesia: y aña<strong>de</strong>: «Pido por<br />
caridad á vuestra paternidad, que le ofrezca este<br />
LA LEYENDA DE ORO. OCTUBRE , 10<br />
<strong>de</strong>seo por mí, y le suplique que le dé eficacia y<br />
efecto, si <strong>de</strong> ello es servido, ó queá lo menos haga<br />
que á mí me sea otra muerte y otro martirio verme<br />
morir, sin morir <strong>de</strong>rramando la sangre por él.»<br />
Pues ¿qué diré <strong>de</strong> las otras admirables virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong><br />
este glorioso padre? ¿Qué <strong>de</strong> aquella soberana<br />
pru<strong>de</strong>ncia con que conoció la vileza y bajeza <strong>de</strong><br />
todas las cosas <strong>de</strong> la tierra , y las menospreció; y<br />
estima y aprecio que tuvo <strong>de</strong> las <strong>de</strong>l cielo, que<br />
por haberlas <strong>de</strong>jado le habían <strong>de</strong> dar? ¿Qué <strong>de</strong><br />
la sencillez y santa simplicidad <strong>de</strong> paloma , acompañada<br />
con esta pru<strong>de</strong>ncia <strong>de</strong> serpiente? Quería<br />
antes ser engañado , que pensar que le engañaban:<br />
y con haberse criado en la corte , don<strong>de</strong> hay tantos<br />
artificios y engaños, y sido señor y virey, y<br />
conocido por experiencia cuan poco hay que fiar<br />
en el mundo; ninguna cosa bastaba para hacerlo<br />
per<strong>de</strong>r su santa simplicidad, ni sospechar mal <strong>de</strong><br />
nadie. Pues ¿qué diré <strong>de</strong> su maravillosa mansedumbre,<br />
y que nunca se le oyó palabra <strong>de</strong>scompuesta?<br />
¿Qué <strong>de</strong>l zelo <strong>de</strong> la justicia , siendo<br />
seglar? ¿Qué <strong>de</strong> la severidad en la religión, cuando<br />
veia que la suavidad no aprovechaba? ¿Qué do<br />
la vigilancia para que no se entrase en la Compañía<br />
el regalo y la relajación , ni cosa que la pudiese<br />
<strong>de</strong>sdorar ó menoscabar su vigor? ¿Qué <strong>de</strong> la<br />
benignidad con que mezclaba esta severidad , <strong>de</strong><br />
manera, que el rigor fuese suave, y la suavidad<br />
rigurosa, cuando era menester? ¿Qué <strong>de</strong> su honestidad<br />
, que fué tanta, que estando enfermo en<br />
casa <strong>de</strong> su misma hija la con<strong>de</strong>sa <strong>de</strong> Lerma , no<br />
consintió que ella le bañase con un poco <strong>de</strong> leche<br />
los pies, que tenia hinchados y atormentados con<br />
recios dolores <strong>de</strong> gota? ¿Qué <strong>de</strong> las otras virtu<strong>de</strong>s,<br />
que todas fueron heroicas y divinas en el padre<br />
Francisco , y dignas <strong>de</strong> tan gran varón <strong>de</strong> Dios?<br />
72 Como á tal lo trataba y regalaba el mismo<br />
Señor, y lo hacia mil favores, no solamente adornando<br />
su alma con las virtu<strong>de</strong>s que hemos dicho,<br />
sino también esclareciéndole con los resplandores<br />
<strong>de</strong> su divina luz, y magnificándole con algunos<br />
milagros y cosas sobrenaturales; porque , estando<br />
una vez en Medina <strong>de</strong>l Campo en su aposento<br />
<strong>de</strong> rodillas en oración , le vio el padre Gerónimo<br />
Ruiz <strong>de</strong> Portillo (que fué el primer provincial<br />
<strong>de</strong> la Compañía en el Perú) ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una<br />
clarísima luz , y con el rostro muy resplan<strong>de</strong>ciente.<br />
Lo mismo vio en Berlanga otro padre que se llamaba<br />
el doctor Ayala : el cual, entrando á prima<br />
noche don<strong>de</strong> el padre estaba orando , le vio cercado<br />
<strong>de</strong> una luz excesiva , y la pieza con mayor<br />
claridad que si en ella hubiera muchas hachas ardiendo,<br />
y juntamente vio que <strong>de</strong> su rostro salían<br />
unos como rayos <strong>de</strong> gran resplandor.<br />
73 También parece que el Señor le revelaba<br />
las cosas secretas y ocultas; porque estando el año<br />
<strong>de</strong> 1552 enOñate, llegó un lacayo <strong>de</strong> don Carlos,<br />
su hijo, el duque <strong>de</strong> Gandía , que so llamaba Sanson<br />
, criado antiguo <strong>de</strong> aquella casa, con la nueva<br />
<strong>de</strong>l nacimiento <strong>de</strong> don Francisco <strong>de</strong> Borja, su hijo<br />
primogénito y sucesor; y antes que el lacayo hablase<br />
y le diese las cartas que traia, le dijo el padre:<br />
Seáis bien venido, Sansón: ¿cómo queda<br />
Francisquito? Turbóse en gran manera el lacayo;