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NOVIEMBRE, 12
nia el roslro leproso, y el cuerpo cubierlo de llagas
, se las lamia con su lengua : y romo le viese
un su compañero; él le dijo: l'ermano, así se
cura esla enfermedad. Siempre daba á los pobres
lodo cuanto tenia: y si alguna vez le faltaba que
dar , no le faltaba compasión , ternura , y sentimiento
de snsmales, ni dulces palabras, con que
los enviaba consolados. Tenia lan gran zelo de la
salvación de las almas, que se deshacía en lágrimas
y no se podia consolar , cuando sabia que
alguno estaba en pecado mortal. Reprendia á ios
que murmuraban de sus prójimos, disculpándolos
él, y excusando sus flaquezas, aunque fuesen
manifiestas; pero hacíalo con tanta mansedumbre
y benignidad , que los mismos que
eran reprendidos quedaban muy edificados y
enmendados. Fué de una simplicidad tan candida
, y lan prudente en todas sus obras y
palabras , que no se podia dudar ser enseñado y
guiado en todo lo que decía y hacia por el espíritu
del Señor: el cual le dio una luz lan sobrenatural
y lan soberana , que en algunas preguntas y
dificultades de las ciencias humanas daba tan altas
respuestas , que bien parecían derivadas del
aulor y maestro de loda sabiduría : y no es maravilla;
porque el alma humilde y sencilla es capaz
para ser enseñada de Dios y levantada á cosas
maravillosas y soberanas , como se ve en algunas
que hizo Dios con el sanio Fr. Diego, aun en el
tiempo que vivía; porque, partiendo una vez de
Cerrage para San Lúcar de Barrameda con su
compañero, y fallándoles la provisión necesaria
para aquel camino, que era largo y despoblado,
y hallándose el compañero muy flaco y descaecido
, él le consoló, asegurándole que Dios le proveería
en aquella necesidad: y así fué, porque
yendo un poco mas adelante, hallaron pan, vino,
pescado y una naranja, envuelto todo en un paño
limpio que por manos de ángeles habia enviado el
Señor: y haciéndole gracias, comieron alegremente
y quedaron muy confortados y consolados
ensus almas, por aquella bendición y regalo que les
habia enviado. Otra vez , estando en Sevilla , se
encontró en una calle con una mujer que venia
dando gritos como loca y fuera de si, porque un
hijo suyo se habia escondido en un horno de pan,
y sin saberse que eslaba allí babian encendido el
horno; y la pobre madre, viendo que no le podia
remediar, plañía y se lamentaba y salia fuera de
juicio. Compadecióse el santo Fr. Diego, por las
lágrimas y voces de la triste madre: y como él
era tan devoto de nuestra Señora , con gran confianza
la dijo , que se fuese luego á la iglesia mayor
á encomendarse á la santísima Virgen delante de
su imagen que allí eslaba , y que esperase en Dios
que su hijo seria libre. Ilízolo así aquella mujer; y
nueslra Señora socorrió á su hijo, sacándole sin lesión
alguna del horno en que loda la leña se habia
quemado. Divulgóse este milagro por la ciudad de
Sevilla, y acrecentóse la devoción con aquella
imagen, que llaman de la Antigua, donde después
se han hecho otros muchos milagros, tomando el
Señor por instrumento, para gloria do su Madre,
la devoción que el santo Fr. Diego la tenia.
LA LEYENDA DE ORO. 233
k Habiendo , pues, vivido con el ejemplo que
habernos dicho , y siendo lenido de (ocles los que
le conocian por santo , y acalado y reverenciado
como siervo y amigo de Dios, cargado de años
y rico de merecimientos, y deseando ya llegar al
puerto y verse con Dios , cayó en una grande enfermedad
de una apostema mortal que le nació
en un brazo. Entendió luego que Dios le llamaba,
y le. queria librar de la cárcel penosa y peligrosa
de esta vida : y aunque él eslaba siempre aparejado
para aquella jornada, se aparejó mas: recibió con
mucha devoción todos los sacramentos; y llegada
su hora , estando congregados los frailes , les pidió
perdón con muchas lágrimas, y que le diesen su
hábito y una cuerda de su religión, por amor do
Jesucristo: lo cual hizo por imitar á su padre san
Francisco, y morir como él, pobre y humilde.
Tomó luego una cruz de palo que tenia á su cabecera
, y la besó y llegó á sus ojos, y con gran ternura,
siendo simple y sin letras, dijo en latín: Dulce
¡ignum, dulces clavos, dulcía ferens pondera,
(jiiw solafuisti digna susünerc Jtegem cwlorum,
el JJominum , no sin grande admiración de los circunstantes
; porque ningún fraile del monasterio le
habia oido decir palabras semejantes en latín. En
acabando estas palabras dio su espíritu al Señor
que le habia criado, sábado á 12 días de noviembre,
año de 14-G3. Enterráronle en una capilla
del mismo monasterio de Santa María de
Jesús , y después de su muerte hizo Dios por intercesión
del santo Fr. Diego muchos milagros, que
refiere el P. Fr. Marcos de Lisboa en la Crónica
de san Francisco , donde el que quisiere los podrá
ver. El postrero que allí pone es el del príncipe
de España don Caídos , hijo primogénito del
católico rey don Felipe-, II de este nombre : el
cual estando el año de 1362 en Alcalá para morir
, y desahuciado de los médicos , le apareció el
santo Fr. Diego: y (rayéndole después su cuerpo,
y tocándole de la manera que pudo , alcanzó por
sus merecimientos vida y salud ; y luego que pudo
, fué á visitar la capilla donde estaba el cuerpo
del santo, y á darle gracias por el beneficio que
por su mano habia recibido del Señor. Por este
milagro tan notorio , y por otros muchos que el
santo obró, á instancia del rey don Felipe la
santidad del papa Sixto V canonizó al santo Fr.
Diego , día de la Visitación de nueslra Señora , á
2 de julio del año del Señor de 1388. Escribió su
vida Fr. Marcos de Lisboa en la Crónica de su orden
de san Francisco; y Pedro Galesino , prolonolario
apostólico, y Francisco Peña, auditor de
Rola, por orden del papa, escribieron tres libros
de su vida y canonización. Pues ¿quién no ve en
la vida de este pobrecito y rico , rústico y nobilísimo
, idiota y santísimo varón, fraile lego y sublimado
de Dios, las maravillas y grandezas del Se­
ñor? ¿Y que no da su gracia por nobleza,
riqueza , ni por letras, estados , ni dignidades , sino
por su sola bondad? ¿Y que levanta á los humildes
y se complace en ellos, y conversa y se regala
con ellos, y los llena de divinos dones, dejando
vacíos á los sabios y poderosos , que se desvanecen
con su saber y poder , y atribuyen á sí lo que