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NOVIEMBRE , 2
LA LEYENDA DE ORO.
y oíros muchos, que atribuyen neficio que por medio de
bispo de Maguncia, _
esta tradición y uso de la Iglesia á los sanios apóstoles.
Y no solamente ha usado esto la Iglesia después
de sepultado el cuerpo del difunto , sino también
antes de ponerlo en la sepultura , como se ve
en san Dionisio Areopagita , y lo trae Durando en
el libro de los Ritos de'la Iglesia ; y en lo que escribe
Eusebio en la Vida de Constantino. Y san
Agustín, hablando de su santa madre, dice que
ofreció por ella el sacrificio do nuestra redención ,
estando el cuerpo junio á la sepultura, como se suele
hacer : y san Bernardo dice olro lanío de san
Malaquías. Para ejercitar eslo piadoso oficio , no
solamente estaba señalado el día del entierro , y
del cabo del año, sino otros, como se ve en las Historias
eclesiásticas , y en los ejemplos de los santos
: los cuales todos, griegos y latinos, con el mismo
espíritu, y con la misma luz del cielo , y como
si hablasen por una boca , nos enseñan esta verdad
, y yo dejo de traer sus palabras , por evitar
prolijidad : véalas el que quisiere , en los que escriben
de esta materia, y especialmente en el cardenal
Belarmino , que la trata mas copiosamente
y con grande erudición.
C También es gran testimonio de osla verdad
las revelaciones auténticas y verdaderas que los
santos han tenido de las almas del purgatorio , y
las veces que ellas han aparecido . y moslrádose
á los fieles pidiendo su favor. San Gregorio Magno
escribe haber aparecido el alma de Pascasio á san
Germano , y teslificádole que habia sido librado de
las penas del purgatorio por sus oraciones. Siendo
el mismo san Gregorio abad de su monasterio , un
monje suyo llamado Justo , ya difunto , apareció
á otro monje que so llamaba Caproso , y le avisó
que habia sido librado de los tormentos del purgatorio
por las treinta misas que Precioso , prepósito
del monasterio , por orden de san Gregorio habia
dicho por su alma, como se refiere en su vida.
San Gregorio Turonense escribe de una santa doncella
, llamada Vilaliana, que apareció á san Martin
, y le dijo , que estaba en el purgatorio por un
pecado venial que habia cometido , y que fué librada
por las oraciones del santo. Pedro Damián
escribe que san Sevcrino apareció ó un clérigo , y
le dijo que habia estado en el purgatorio . por no
haber dicho el oficio divino ásus horas; y que después
Dios le habia librado y llevado á la compañía
de los bienaventurados. San Bernardo escribe quo
san Malaquías libró á una hermana suya de las penas
del purgatorio con sus oraciones; y que la
misma hermana se le habia aparecido , pidiéndole
aquel socorro y favor: y el mismo san Bernardo
libró por su intercesión á otro quo habia padecido
un año entero las penas del purgatorio , como lo
escribe en su vida Guillermo, abad. SanRemberlo,
arzobispo brómense, ayunando cuarenta dias por
un presbítero llamado Arnulfo, le libró del purgatorio,
y el mismo Arnulfo se le apareció y le
hizo gracias por ello , como lo refiere Surio en su
vida. Santo Jomas doAquino, estando en oración,
le apareció una hermana suya religiosa , y difunta,
y le dijo como estaba en el purgatorio; y después
lo tornó á aparecer , haciéndolo gracias por el bo-
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sus ayunos, oraciones
y misas habia recibido, y por la gloria que ya tenia
en el cielo : y otra vez estando en Ñapóles , le
apareció Fr. Román , y supo de él que ya estaba
en el cielo , después de haber purgado en el purgatorio
el descuido que había tenido en la ejecución
de cierto testamento , como lo escribimos en
su vida. Y para dejar los otros ejemplos, por ser
muchos . y bastar los que aquí habernos referido
para comprobar esta verdad , concluyamos esta
materia con referir lo que sucedió á Benedicto VIII
sumo pontífice: el cual, siendo ya difunto, apareció
á san Odilon, abad (do quien hablamos arriba),
resplandeciente y hermoso, y le hizo gracias con
profunda reverencia, confesando que por sus oraciones
, y las de sus frailes , Dios le habia hecho
merced de sacarle de la cárcel del purgatorio , y
colocarle en el cielo entro sus escogidos. Pero liase
de advertir que aunque estas apariciones de las
almas del purgatorio , que aquí habernos referido,
y otras semejantes, por ser escritas de autores
graves y santos, se deben tener por verdaderas , y
que nuestro Señor quiero en ollas enseñarnos las
horribles penas que las almas padecen. y movernos
para que las ayudemos, y para que procuremos
satisfacer en esta vida lo quo por nuestras
culpas debemos, y no librarlo á la otra. donde so
paga con lanío rigor; mas que debemos usar do
gran cautela en estas cosas: porque muchas veces
no son verdaderas las apariciones de las almas,
sino de nuestra flaca cabeza, ó ilusiones del demonio,
que nos inquieta y engaña, dándonos á
entender que vérnoslo quo no vemos, y que ya
somos sanios, y tenemos visiones y revelaciones
de Dios, para que nos desvanezcamos , y nos descuidemos
de nuestro aprovechamiento: y también
algunas veces puedo ser artificio del demonio,
que se aparece en figura del alma de algún gran
pecador que está en el infierno , y finge quo pide
el favor de nuestras oraciones, para que creyendo
la gente que aquel hombre, habiendo sido tan
malo, está en el purgatorio y no se condenó , se
descuide en la virtud , y suelte la rienda á la maldad
, pensando que pues el otro, que fué tan perverso
y desalmado , no se ahogó en el abismo de
sus maldades; también él podrá llegar á puerto de
salvación : y por este , v olios peligros que hay en
semejantes visiones, debemos usar de mucha prudencia
y recato, no apeteciéndolas con vana curiosidad
, y si vinieren , desechándolas con humildad,
y examinando y probando los espíritus, si son de
Dios, como dice san Juan, con consejo y parecer
do los hombres verdaderamente espirituales y prudentes.
7 Supuesta, pues, la verdad católica que hay
purgatorio, como habernos declarado, bien es
que digamos para cumplimiento del primer punto
que propusimos, donde está el purgatorio, y lo
que las almas padecen en él. Cuatro senos ó concavidades
ponen los doctores debajo de la tierra
para las almas : la primera , y mas baja en el centro
de la tierra. es la que llamamos infierno , donde
las almas de los condenados son atormentadas de
los demonios: la segunda es la que llamamos pur-