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La leyenda de oro 4.pdf

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NO VI ЕМ ПИ К, 2.J LA LEYENDA DE ORO.<br />

rostro <strong>de</strong> santa Catalina . mas angélico que humano<br />

, acompañada <strong>de</strong> tan peregrina honestidad v<br />

rara mo<strong>de</strong>stia : llegóse ;í Maximino; y con gran<strong>de</strong><br />

libertad le dijo la ceguedad en que estaba, por<br />

ofrecer sacrificios a ídolos y semejanzas <strong>de</strong> hombres,<br />

sujetas á pecados y vicios , y en llevar tras sí<br />

á lodo aquel pueblo ignorante, á quien él , como<br />

cabeza y príncipe, oslaba obligado a <strong>de</strong>sengañar y<br />

poner en buen camino: que lo que le convenia era<br />

conocer al verda<strong>de</strong>ro Dios, que le había criado y<br />

dado el imperio, el cual, con ser Dios inmorlal, se<br />

hizo hombre por nosotros, y por su voluntad murió<br />

(ui una cruz , para librarnos <strong>de</strong> la muerte merecida<br />

por nuestros pecados. Turbóse el emperador<br />

ovondo las razones <strong>de</strong> santa Catalina , y<br />

estuvo algún rato sin po<strong>de</strong>r respon<strong>de</strong>r; y al fin la<br />

dijo cjti6 le <strong>de</strong>jase acabar su sacrificio , porque <strong>de</strong>spués<br />

la respon<strong>de</strong>ría. Mandóla llevar a su palacio,<br />

v acabada la solemnidad se fué á ver con ella;<br />

y teniéndola en su presencia, la dijo: Dínos ahora<br />

¿quién eres, y qué palabras fueron las que hoy<br />

hablaste? Respondió la santa doncella: Bien conocido<br />

es mi linaje en esta ciudad: llamóme Catalina<br />

: he gastado mi vida en estudios <strong>de</strong> retórica,<br />

y filosofía ; pero <strong>de</strong> lo que me precio mas es <strong>de</strong> ser<br />

cristiana, y tener por esposo á Jesucristo verda<strong>de</strong>ro<br />

Dios y verda<strong>de</strong>ro hombre. De aquí comenzó á darle<br />

razón <strong>de</strong> sí y <strong>de</strong> su fé con tan singular sabiduría,<br />

elocuencia y gracia , que el emperador abobado,<br />

la estaba mirando, y admirado <strong>de</strong> ver su incomparable<br />

hermosura, v oír la fuerza y peso <strong>de</strong> sus razones,<br />

¡i las cualesél no supo respon<strong>de</strong>r: y entendiendo<br />

que para convencer á Catalina era menester mas<br />

ciencia que la suya , mandó llamar <strong>de</strong> todas las<br />

parles <strong>de</strong> su imperio á los varones mas sabios y<br />

elocuentes que en ellas había , para que disputando<br />

con la santa doncella , la convenciesen ; y<br />

(miro tanto la mandó poner en guarda <strong>de</strong>nlro <strong>de</strong> su<br />

palacio. Vinieron emeucnla hombres muy sabios,<br />

gran<strong>de</strong>s filósofos y oradores , por mandado <strong>de</strong> Maximino<br />

, para entrar en disputa con la sania virgen<br />

: y puesto caso que cuando supieron la causa<br />

<strong>de</strong> su llamamiento y venida , quedaron corridos,<br />

por pareccrles que no convenia á su reputación el<br />

hacer lanío caso <strong>de</strong> una mujer, que por gran<strong>de</strong><br />

entendimiento que tuviese, por mucho que supiese<br />

, en fin tenia entendimiento y ciencia <strong>de</strong> mujer;<br />

y se lo dieron á enten<strong>de</strong>r al emperador ; mas <strong>de</strong>spués<br />

que disputaron y fueron convencidos <strong>de</strong>sunía<br />

Catalina , sin saber que respon<strong>de</strong>r, quedaron mucho<br />

mas afrentados y corridos , y entendieron que<br />

la ciencia humana no pue<strong>de</strong> resistir á la sabiduría<br />

divina , ni el entendimiento <strong>de</strong>l hombre al espíritu<br />

<strong>de</strong> Dios. Juntáronse los cincuenta filósofos cu un<br />

lugar , y concurrió toda la ciudad aun espectáculo<br />

tan nuevo y maravilloso, en que cincuenta hombres<br />

, tenidos por la flor <strong>de</strong> todas las universida<strong>de</strong>s,<br />

y como unos oráculos <strong>de</strong> sabiduría, habían<br />

<strong>de</strong> disputar con una doncella do diez y ocho<br />

años en materia <strong>de</strong> letras y <strong>de</strong> religión , y en presencia<br />

<strong>de</strong>l mismo emperador. Mas un ángel <strong>de</strong>l Señor<br />

apareció á la santa virgen , y la dijo , que no<br />

temiese; porque Dios la daria sabiduría <strong>de</strong>l.cielo,<br />

á mas <strong>de</strong> la que ella habia alcanzado con su buen<br />

TOMO IV.<br />

estudio y diligencia , y que tendría victoria <strong>de</strong> los<br />

cincuenta filósofos, y les persuadirla lo que quisiese;<br />

yá ellos yá otros muchos converliria al conocimiento<br />

do Dios, por el cual morirían , y ella<br />

<strong>de</strong>spuss seria c<strong>oro</strong>nada <strong>de</strong> martirio. Muy alentada<br />

quedó la sania doncella con este regalo y favor<br />

<strong>de</strong>l Señor : entró en la p :<br />

eza don<strong>de</strong> estaba<br />

toda aquella compañía : y uno <strong>de</strong> los filósofos , el<br />

do mas nombre y que era tenido por mas letrado<br />

que lodos . con algún <strong>de</strong>s<strong>de</strong>n y mofa , torciendo el<br />

rostro, la dijo : ¿Eres tú la que injurias con palabras<br />

atrevidas y libresá nuestros dioses? Yosoy<br />

(dijo Catalina), aunque no con palabras atrevidas y<br />

libres, como tú dices, sino con razones ciertas y<br />

verda<strong>de</strong>ras. Comenzó luego el filósofo á proponer<br />

sus argumentos en favor <strong>de</strong> sus dioses , fundados<br />

en los magníficos títulos y renombres que los poetas<br />

les atribuyen , á querer probar que Cristo no<br />

era Dios; porque habia sido crucificado , y ninguno<br />

<strong>de</strong> sus poelas ni filósofos le tenia por tal, ni<br />

bacía mención <strong>de</strong> él en sus escritos: pero la sapientísima<br />

virgen <strong>de</strong>shizo todos los argumentos<br />

<strong>de</strong>l filósofo, probando por buena filosofía y por razón<br />

natural, que no pue<strong>de</strong> haber masque un Dios,<br />

artífice y autor soberano <strong>de</strong> todo lo criado ; y que<br />

los dioses que ellos adoraban no lo podían ser ,<br />

por haber sido hombres viciosos y abominables,<br />

y <strong>de</strong> quienes sus mismos poelas muchas veces dicen<br />

gran<strong>de</strong>s malda<strong>de</strong>s; y que puesto caso que los<br />

poelas, como vanos, no hablan <strong>de</strong> Cristo; pero que<br />

las Sibilas , que ellos mismos reverenciaban como<br />

á mujeres alumbradas con el espíritu <strong>de</strong>l cielo , habían<br />

hablado altísimamente do él , y mucho antes<br />

que acaeciese , habían escrito , que habia <strong>de</strong> ser<br />

preso por envidia y muerto <strong>de</strong> su mismo pueblo,<br />

V que habia <strong>de</strong> resucitar y subir á los cielos , y<br />

juzgar los vivos y los muertos, citando los lugares<br />

<strong>de</strong> cada una <strong>de</strong> las Sibilas con tanta claridad y eminencia<br />

, que el filósofo , antes orgulloso é hinchado,<br />

quedó confuso y persuadido <strong>de</strong> todo lo que<br />

la santa virgen le <strong>de</strong>cía ; porque ella hablaba con<br />

tanta majestad y con tan rara elocuencia,gracia,<br />

mesura y fervor <strong>de</strong> espíritu , que se echaba bien <strong>de</strong><br />

ver, que aquel era negocio <strong>de</strong> Dios , y que la sabiduría<br />

<strong>de</strong> sania Catalina no era humana , sino divina<br />

, á la cual no se pue<strong>de</strong> resistir. Quedó atónito<br />

el emperador:;' como vio que el filósofo (laqueaba,<br />

mandó á los otros filósofos que le ayudasen<br />

ysahesen encampo con la sania virgen ; pero ellos<br />

no lo quisieron hacer, así porque aquel filósofo era<br />

el mas famoso y eminente enlre todos, como porque<br />

las razones <strong>de</strong> la sania los habían convencido<br />

y rendido <strong>de</strong> tal manera , que no tenían que replicar<br />

: y así todos á una voz respondieron al emperador<br />

, que en aquel filósofo y compañero suyo<br />

(queera el mas sabio) todos habían sido vencidos,<br />

y todos con él confesaban que aquella doncella<br />

<strong>de</strong>cia verdad; y que ellos hasia aquel punto habían<br />

estado ciegos en adorar por dioses á los que no lo<br />

eran, y que solo habia un Dios, que era Jesucristo,<br />

á quien Catalina confesaba y adoraba , y lodos con<br />

ella confesaban v adoraban. No se pue<strong>de</strong> fácilmente<br />

creer el furor y rabia que <strong>de</strong> oir oslo Maximino<br />

recibió", y como <strong>de</strong> suyo era arrebatado v fu­

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