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La leyenda de oro 4.pdf

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-2'fü LA LE VEN<br />

hacer ron el ¡a lo (¡no nunca solia hacer con otras<br />

mujeres , porque no las solía visitar. Ya que llegaba<br />

á la puerta <strong>de</strong> su casa , avisaron á la doncella<br />

<strong>de</strong> la gran merced que Dios le hacia, vendo<br />

á visitarla un varón tan eminente y admirable.<br />

Creyeron lodos que habia <strong>de</strong> alzar las manos al<br />

cielo y recibirle como á tan gran ministro <strong>de</strong><br />

Dios, y tomar por testimonio <strong>de</strong> su recogimiento<br />

el ver á san Martin en su casa ; pero ella estuvo<br />

lan en si. que envió á suplicar al santo rpie no la<br />

v íese , para que la puerta <strong>de</strong> su casa quedase mas<br />

cerrada á lodos los otros hombres; pues no se<br />

abria al que era mas que hombre. El santo<br />

aceptó la excusa y la alabo , y se entendió cuan<br />

recalada y cuan zelosa era <strong>de</strong> guardar su honestidad<br />

la quo no queria ser vista <strong>de</strong> hombre , aunque<br />

fuese <strong>de</strong> Martin. Envióle <strong>de</strong>spués la santa<br />

doncella un presente y refresco : y el santo le recibió<br />

con gran voluntad, diciendo , quo no era<br />

justo que el sacerdote <strong>de</strong>sechase lo que aquella<br />

santa virgen le enviaba ; pues merecía ser preferida<br />

ó muchos sacerdotes : y ¡os (pie iban en su<br />

compañía se maravillaban que lo recibiese,<br />

porque nunca solia recibir presente que se le enviase.<br />

12 Acabando <strong>de</strong> contar san Severo Sulpicio<br />

el ejemplo <strong>de</strong> esta virgen , dice estas palabras:<br />

« Oigan las vírgenes este ejemplo: y para que los<br />

malos no ro<strong>de</strong>en sus puertas, ciérrenlas también<br />

a los buenos, y para que no lleguen á ellas con<br />

libertad los ruines, no tengan empacho <strong>de</strong> excluir á<br />

los sacerdotes con recato. Todo el mundo sepa que<br />

una doncella no consintió que san Martín la viese.<br />

iNo <strong>de</strong>sechó solamente á cualquier sacerdote; pero<br />

no quiso ver al que daba salud á los que le veían.»<br />

Esto es <strong>de</strong> este autor.<br />

13 Pero ¿qué maravilla es que hava tenido<br />

san Martín tan gran paciencia , tan extremado sufrimiento,<br />

tan excelente mansedumbre, tan ardiente<br />

zelo <strong>de</strong> la gloria <strong>de</strong> Dios y <strong>de</strong> propagar su<br />

religión , tanta fortaleza y constancia en los disfavores,<br />

y tanta humildad y mo<strong>de</strong>stia en los favores<br />

<strong>de</strong> los principes , y un espíritu excelso, magnánimo<br />

y superior á lodos los casos prósperos y adversos<br />

<strong>de</strong> la tierna? pues aunque oslaba con el<br />

cuerpo en ella , con el corazón habitaba siempre<br />

en el cielo , y por medio <strong>de</strong> la oración se regalaba<br />

y entretenía con el Señor, y con los espíritus bienaventurados<br />

<strong>de</strong> su corte celestial. Siempre tenia<br />

á Dios pie-ente, y en todas las criaturas veia á<br />

Dios , y ellas le servían <strong>de</strong> un libro , en que leía y<br />

contemplaba las infinitas perfecciones <strong>de</strong>l Criador,<br />

y <strong>de</strong> todas las cosas sacaba conceptos <strong>de</strong>licados y<br />

documentos provechosos, y semejanzas acomodadas<br />

á la edificación <strong>de</strong> los que trataban con él. En<br />

la iglesia estaba con lan gran<strong>de</strong> <strong>de</strong>voción y reverencia<br />

, que ninguno le vio en ella sentado ; siempre<br />

estaba <strong>de</strong> rodillas , ó en pié , y con un rostro amarilo<br />

y temeroso: y preguntada la causa, <strong>de</strong>cía :<br />

¿ÍS'ó queréis que lema ; quo está aquí Dios? Era<br />

muy visitado <strong>de</strong> los santos ángeles, <strong>de</strong> san Pedro,<br />

<strong>de</strong> san Pablo , <strong>de</strong> sania Tecla , do santa Inés y do<br />

la Reina <strong>de</strong> los ángeles y Señora nuestra, ¡a Virgen<br />

María. Ofreciendo el sanio sacrificio do la misa,<br />

A DE O r \0. NOvn-::,n¡nE, 11<br />

fué vista do su mano adornada <strong>de</strong> riquísimas piedras<br />

preciosas; y en lorio era muy regalado y favorecido<br />

<strong>de</strong>l Señor: y tenia lan clara y lan soberana<br />

luz por medio <strong>de</strong> su oración, que no se le<br />

escondía cosa , y con gran<strong>de</strong> facilidad distinguía<br />

¡as tinieblas <strong>de</strong> la luz , y los embustes v lazos do<br />

Satanás, <strong>de</strong> la verda<strong>de</strong>ra v sólida visitación divina<br />

, como se ve en lo que una vez hizo. No lejos<br />

<strong>de</strong>l monasterio <strong>de</strong> san Martin había un lugar muy<br />

frecuentado <strong>de</strong> la gente , por pensar que habla en<br />

él algunas reliquias <strong>de</strong> los mártires, y haber puesto<br />

los obispos pasados un altar en honra <strong>de</strong> ellos : y<br />

como san Martín inquiriese ei origen <strong>de</strong> aquella<br />

<strong>de</strong>voción , y no hallase ni fundamento <strong>de</strong> ella ; túvola<br />

por sospechosa, y <strong>de</strong>terminó no ir á aquel<br />

lugar por no autorizarle con su presencia , ni quitar<br />

su <strong>de</strong>voción al pueblo. Pero un día , llevando<br />

consigo algunos pocos <strong>de</strong> sus frailes , se fué á él,<br />

é hizo oración á Dios, suplicándole que le revelase<br />

lo que habia en aquel sepulcro. Yió luego una<br />

sombra horrible y espantosa , á la cual mandó<br />

que dijese quién era : y respondió quo ora el alma<br />

<strong>de</strong> un ladrón , que habia sido muerto por sus <strong>de</strong>litos,<br />

y era celebrado como mártir por encaño<br />

<strong>de</strong>l pueblo; pero quo él no tenia que ver con los<br />

mártires: porque ellos estaban en la gloria, y él<br />

en las penas <strong>de</strong>l infierno. Con esto el santo mandó<br />

<strong>de</strong>rribar el aliar , y libró á su pueblo <strong>de</strong> aquel<br />

engaño. Y por esle ejemplo , y algunos otros quo<br />

han sucedido , hace la santa iglesia lan gran<strong>de</strong><br />

examen <strong>de</strong> la vida y mi'agros <strong>de</strong> los que ha <strong>de</strong><br />

canonizar, para no proponer á los líeles por santos,<br />

sino á los que es muy cierto y averiguado<br />

que lo son. Pretendiendo el común enemigo engagañarle,<br />

un dia, estando san Martin en su celda<br />

orando , vino á é¡ ro<strong>de</strong>ado do luz , vestido con ropas<br />

reales , y con una c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> <strong>oro</strong> y piedras preciosas,<br />

y el calzado rico y dorado á maravilla,<br />

con un rostro sereno v alegre, y que ninguna cosa<br />

parecía menos quo lo que era. Estuvo san Mariin<br />

algo suspenso á la primera vista , hasta que el <strong>de</strong>monio<br />

le dijo , que era ttristo que bajaba <strong>de</strong>l cielo<br />

á la tierra , y que lo habia querido visitar y manifestarse<br />

primero á él , cpie á otros : y el santo,<br />

entendiendo por revelación do Dios, que aquel no<br />

era Cristo, sino nnticrisio, V enemigo <strong>de</strong> toda verdad<br />

, le respondió: Nuc=lro Señor Jesucristo no<br />

dijo que había do venir vestido do púrpura y<br />

c<strong>oro</strong>nado y adornado do dia<strong>de</strong>ma , ni yo jamás<br />

creeré que es Cristo , el que no viniere con el hábito<br />

y (¡gura en que Cristo pa<strong>de</strong>ció, y no trajere<br />

las señales do la cruz en su cuerpo, A esta voz<br />

<strong>de</strong>sapareció como humo aquel enemigo <strong>de</strong>l género<br />

humano, <strong>de</strong>jando un olor lan sucio y abominable<br />

en la celda , que solo ha-duba para <strong>de</strong>clarar quién<br />

era, y lo quo pretendía. Fué tanto lo que osla<br />

bestia temia á s-in Martin , y él la menospreciaba y<br />

corría, que no se pue<strong>de</strong> fácilmente creer. Por<br />

don<strong>de</strong>, habiendo engañado á un monje, llamado<br />

Analolio , con varias ilusiones, por las cuales el<br />

pobre daba á enten<strong>de</strong>r que los ángeles le visitaban<br />

; para probar que eslo ora verdad , una noche<br />

apareció enlro los oíros monjes muy resplan<strong>de</strong>ciente<br />

, vestido con una ropa labrada con

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