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NOVIEMBRE ,15 LA LEYENDA DE ORO.
tro y corazón de loda España , en la ciudad de
Toledo.
2 Comenzó luego á esparcir los rayos de la
luz , que traia consigo y á domesticar y amansar
los corazones de los gentiles ó idólatras, que vivían
á guisa de unas fieras bravas, y como gente
ciega y sepultada en la sombra de la muerte y en
las tinieblas de sus vicios. Confirmaba loque enseñaba
con muchos milagros, y no menos con sus
admirables costumbres y vida santísima. Convirtiéronse
muchos toledanos á la fé do Cristo , y recibieron
el bautismo; y el santo pastor tenia cuidado
do enseñar y apacentar su rebaño con los
pastos de vida, y atraer á él nuevas ovejas y hacor
de lobos corderos. Habiendo , pues, eslado algunos
años ocupado en este santo ministerio , con
deseo (á lo que se puede creer) do llevar adelante
y acrecentar la obra del Señor, conferir con su
maestro san Dionisio loque habia hecho, y lomar
orden y consejo , para lo que quedaba por hacer
; diñando bastante recaudo en la Iglesia deToledo,
se partió para Francia en busca de su bienaventurado
maestro, y llegando á un lugar cerca
de París, llamado üiolo,supo que san Dionisio
habia ya dejado este valle de lágrimas , y por ol
martirio subido á gozar de Dios á las moradas
eternas.
3 Y aunque tuvo pena por la falta que la ausencia
de tan buen maestro le hacia, todavía se
alegró en gran manera de su bien: y movido con
su ejemplo y confiado en sus oraciones, determinó
proseguir aun con mas fervor la labor que
san Dionisio habia comenzado , y el tiempo que allí
estuviese, emplearle todo en amplificar la gloria
de Dios verdadero y librar las almas de los paganos
del cautiverio de Satanás, y animar y confortar
á los que. ya eran cristianos , para que fuesen
constantes en la le, sin temor ni espanto de la cruel
persecución que Poscenio Sisinio, prefecto del emperador
romano en aquel reino , habia movido
contra ellos. Vino á oidos del prefecto Sisinio los
oficios que san Eugenio hacia : y juzgando que era
otro Dionisio, á quien él habia martirizado, y el
pilar y arrimo de lodos los cristianos de aquella
provincia , y enemigo capital de su religión y de
su imperio , dio orden á un capitán suyo , que con
su gente armada se viese con san Eugenio, y le
preguntase qué Dios adoraba , y si seguía el bando
do los cristianos ó de los gentiles. liízolo así el
capitán : y aunque al principio , por sus venerables
canas y grave presencia , le trató con algún
respeto y reverencia; pero después que le habló y
entendió de él que era cristiano, y que eslaba aparejado
para dar mil vidas que tuviera por Jesucristo
, mandó á sus soldados que le acometiesen y
matasen. Iliciéronlo así ; y con esto el sanio prelado
dio su alma al Señor á los 15 de noviembre,
cerca de los años de Cristo de 120 ; porque san
Dionisio á quien él venia á buscar, murió al principio
del imperio de Adriano, quefuéelañode 119,
como lo dijimos en su vida.
4 Estaba allí cerca , donde le martirizaron,
un lago , que se llamaba Marcasio , en donde echaron
los paganos el sagrado cuerpo de san Eugenio,
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para que no fuese reverenciado de los cristianos.
Allí estuvo muchos años sin saberse donde estaba:
porque como la persecución de Sisinio duraba , v
era lan atroz al principio , no se atrevieron ios
cristianos á buscar el cuerpo del santo v sacarle
del lago , y después fuese poco á poco perdiendo
la memoria ; hasla que habiendo cesado las tempestades
y persecuciones de ios tiranos, y serenadose
el cielo y dado Dios bonanza y paz á su Iglesia
, el Señor fué servido do descubrir el tesoro
que estaba en el lago escondido , por una revelación
que hizo á un hombre principal v rico, llamado
Ilercoldo , do esta manera. Estaba lierccldo
enfermo y muy fatigado de los ojos, vivía en
una villa que se llamaba Marcasio; y por estar
cerca , daba nombre al lago, donde habia sido
echado el cuerpo de san Eugenio. Lina noche durmiendo
Ilercoldo, se le apareció san Dionisio en
figura de viejo venerable y do grande autoridad,
y con el rostro blando y sereno, le dijo : Levántate
, hermano Ilercoldo , libre de tu enfermedad, v
en el lago que está aquí cerca busca el cuerpo de
nuestro hermano y condiscípulo Eugenio . y dale
sepultura con grande honra y reverencia; porque
Dios ha de hacer grandes mercedes á este pueblo
por sus merecimientos ó intercesión. Despertó
Ilercoldo, y hallóse sano v muy alegre con la nueva
sanidad, y con la nueva revelación de Dios.
Fué al lago : sacó el cuerpo tan fresco y tan sin
corrupción ni fealdad alguna , como si en el mismo
dia hubiera sido martirizado : mandóle poner
en una arca nueva , bien aderezada ; y con cánticos,
é himnos y alabanzas en una heredad suya,
que eslaba allí cerca , lo dio sepultura : donde se
labró una iglesia . á la cual concurrían de muchas
parles los fieles , y Dios por los méritos del santo
hizo muchos milagros. Allí estuvo muchos años el
santo cuerpo, hasta que ¡os normandos entraron
en Francia , y con guerras , robos é incendios hicieron
grande estrago en ella ; y los de Diolo, para
asegurar aquel precioso tesoro, le llevaron á depositar
en el monasterio de san Dionisio , que eslá
cerca do París , por ser lugar mas fuerle y seguro.
Después, dicen que andando el tiempo , y viéndose
ya libres del temor y peligro de los normandos,
los vecinos de Diolo volvieron por el cuerpo
santo, para llevarle y restituirle á su iglesia, donde
anles estaba : mas no le pudieron levantar ;
porque por divina voluntad se hizo tan pesado,
que con ninguna fuerza pudieron mover el arca
en que eslaba. Con este milagro se partieron los de
Diolo á sus casas muy tristes , dejando el cuerpo
de san Eugenio en una capilla de la iglesia de San
Dionisio , donde también resplandeció con muchos
milagros , y fué frecuentado de los fieles, que con
gran devoción venían á encomendarse á él. Después
san Gerardo , abad y fundador del monasterio
de lironio, llevó de aquí una reliquia de san
Eugenio , y la puso en su nuevo monasterio, y por
medio de ella hizo Dios muchos milagros, y dio
salud á muchos enfermos , que oslaban afligidos
de varias enfermedades. Sucedió después , quo
siendo arzobispo de Toledo don Ramón , sucesor
de don Rernardo , y rey de España don Alonso