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150 LA LEYENDA DE ORO. OCTITIRE 21<br />
lila al monje fugitivo, y á la mujer casada y sin<br />
marido, y cargólos sobre un camello, y llevólos<br />
por un <strong>de</strong>sierto, temiendo ellos á cada paso caer<br />
<strong>de</strong> la bestia , por ir mas colgados en ella que sentados.<br />
<strong>La</strong> comida <strong>de</strong>l camino fué carne medio cruda<br />
, y la bebida loche <strong>de</strong> los camellos. Finalmente,<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber pasado un caudaloso rio . llegaron<br />
á la casa <strong>de</strong> aquel bárbaro y señor suyo , ó<br />
hicieron reverencia á su mujer é hijos: <strong>de</strong>spués<br />
mandaron á Maleo que hiciese oficio do pastor, y<br />
encomendáronle sus ganados. Comenzó ó hacer su<br />
oficio Maleo, fiel y diligentemente, mirando por<br />
la hacienda <strong>de</strong> su amo, acordándose <strong>de</strong> lo que<br />
dice el Apóstol, que los esclavos sirvan á sus amos<br />
como á Dios. Andaba <strong>de</strong>snudo; porque el lempic<br />
<strong>de</strong> la tierra lo pedia. Tema oración y cantaba salmos<br />
que había aprendido en el monasterio.<br />
3 Comia queso fresco y leche, y tenia por<br />
consuelo estar apartado y ver pocas veces á su<br />
señor: el cual, como vio que aquel cautivo era<br />
hombre bel, y que en sus manos crecia su hacienda<br />
; para hacerle mas fiel, y que no tratase<br />
<strong>de</strong> huir <strong>de</strong> él y <strong>de</strong>jarle, quiso que se casase ron<br />
aquella mujer que en su compañía habia sido<br />
cautiva. Como Maleo entendió el intento <strong>de</strong> su<br />
amo , rogóle que no le apretase , porque no era lícito<br />
al cristiano casar con mujer que tuviese marido<br />
, como él sabia que aquella mujer le tenia.<br />
Tomó el bárbaro gran<strong>de</strong> enojo con osla respuesta:<br />
sacó un puñal, y púsoselo á los pechos, diciendo<br />
(pie con él le quitaría la vida ; y el pobre Maleo,<br />
para excusar la muerte, echó los brazos sobre la<br />
mujer como quien se quería casar con ella. Yino<br />
la noche , y el <strong>de</strong>sventurado monje comenzó á sentir<br />
su trabajo, v á acordarse <strong>de</strong> las palabras que<br />
su abad le había dicho , y á conocer que aquel<br />
era castigo <strong>de</strong> Dios por no haberle obe<strong>de</strong>cido.<br />
Llevó á su cueva y aposento á la esposa: ella se<br />
puso á una parte; y él á otra, sin hablarse: á él<br />
era penoso el verla; y á ella no menos congoja el<br />
verseen aquel cautiverio y lugar. Comenzó á llorar<br />
Maleo , y hablando consigo mismo en su corazón<br />
, á <strong>de</strong>cir: ¿Para esto me guardó mi ventura?<br />
¿A tanto han llegado mis pecados , que siendo yo<br />
virgen y ya con la cabeza llena <strong>de</strong> canas, haya<br />
ahora <strong>de</strong> ser marido? Dejó <strong>de</strong> casarme en mi<br />
tierra con mujer doncella t e ¿Y nS° d e<br />
casarme en la ajena con mujer vieja y que tiene<br />
marido? ¿Qué provecho mesera haber <strong>de</strong>jado los<br />
padres, la patria y la hacienda; si ahora hago lo<br />
que por no hacerlo, lo <strong>de</strong>jé todo? ¡ Ah triste monje,<br />
que le ves en esta angustia , porque volviste á mirar<br />
á la patria que habías <strong>de</strong>jado por Dios ! ¿Qué<br />
haces, óalma mia? ¿Venceremos ó seremos vencidos?<br />
Mejor será quo muera el cuerpo, y viva el<br />
alma: el guardar la castidad también tiene consigo<br />
su martirio. Diciendo esto , propuso <strong>de</strong> morir<br />
antes que casarse; y sacando un cuchillo para matarse<br />
, dijo á la mujer: Quédale á Dios; que antes<br />
me verás mártir <strong>de</strong> Cristo que marido tuyo. Turbóse<br />
sobre manera la mujer; y <strong>de</strong>rribándose á los<br />
pies do Maleo , le dijo : lluégole por Jesucristo<br />
que no seas ocasión <strong>de</strong> lu muerte para mi daño:<br />
y si todavía quieres morir, mátame á mí primero;<br />
porque si io haces por guardar castidad, quiero<br />
que entiendas <strong>de</strong> mí, que estoy <strong>de</strong>terminada á<br />
guardarla cuanto yo pudiere, aunque me viese<br />
libre con mi propio marido. ¿Porqué quieres morir?<br />
¿Por no juntarlo conmigo? Pues yo moriría<br />
si lú quisieses juntarte. Si le parece, para librarnos<br />
<strong>de</strong>l furor <strong>de</strong> esle bárbaro, nuestro amo, seamos<br />
para con él marido y mujer, y para con Dios<br />
hermanos. Admiróse Maleo <strong>de</strong> la virtud <strong>de</strong> la mujer,<br />
y consolóse al oír sus palabias. Concertáronse<br />
<strong>de</strong> hacerlo así, y vivían como hermanos; aunque<br />
Maleo siempre con gran<strong>de</strong> recato , no mirando jamás<br />
el cuerpo <strong>de</strong>snudo <strong>de</strong> la mujer, ni tocándole,<br />
por no per<strong>de</strong>r en la paz , lo que había conservado<br />
en la guerra. De esta manera pasaron algunos días<br />
los dos, siendo mas queridos <strong>de</strong> su señor; porquo<br />
oslaba mas confiado que no se huirían. Pero como<br />
aquella vida era forzada y violenta , y muchas veces<br />
Maleo se acordase do su monasterio, y <strong>de</strong> los<br />
monjes con quienes habia conversado; vínolo <strong>de</strong>seo<br />
do volver á su antiguo recogimiento y profesión.<br />
Comunicólo con la mujer; y los dos concertaron<br />
<strong>de</strong> huir, y do matar dos cabrones que tenían<br />
en el rebaño, y <strong>de</strong>sollarlos para comer la carno<br />
y servirse <strong>de</strong> los cueros, llenos <strong>de</strong> viento, para<br />
pasar el gran rio que habia en el camino : v así<br />
lo hicieron , no con poco temor y recelo <strong>de</strong> ser <strong>de</strong>scubiertos<br />
y presos. Anduvieron tres días volviendo<br />
siempre ios ojos á mirar si alguno les seguía ; y<br />
<strong>de</strong>spués <strong>de</strong> los tres vieron que venia su señor con<br />
un criado suyo , en dos ra mellos en su seguimiento.<br />
Entráronse en una cueva quo estaba allí cerca: y<br />
por no hallar la muerto, huvendo <strong>de</strong> ella , y ser<br />
comidos <strong>de</strong> a'guna bestia fiera , se quedaron á<br />
una parle <strong>de</strong> la cueva , sin entrar en lo interior y<br />
mas escondido <strong>de</strong> ella. Luego que el amo los vio<br />
entrar en aquella cueva , mandó bajar <strong>de</strong>l camello<br />
á su criado, y entrar en ella con la espada<br />
<strong>de</strong>senvainada , aguardando él á la entrada para<br />
lomar venganza por sus manos do los esclavos<br />
fugitivos. Entró el criado por la cueva a<strong>de</strong>ntro, sin<br />
ver á los que <strong>de</strong>jaba á sus espaldas , por entrar do<br />
lo claro en lo oscuro , y comenzó á dar voces y á<br />
<strong>de</strong>cir: Salid acá , <strong>de</strong>sventurados hijos <strong>de</strong> la muerte:<br />
mirad quo vuestro señor os espera. Retumbaba<br />
la voz por las cavernas <strong>de</strong> aquella cueva , á cuyo<br />
ruido salió <strong>de</strong> lo interior una leona, y ochó sus garras<br />
al criado á vista <strong>de</strong> los dos que estaban escondidos,<br />
y ahogóle, y entróse con él <strong>de</strong>ntro, <strong>de</strong> dondo<br />
habia salido. Como el amo vio quo su criado se<br />
lardaba; pensando que los dos rosislian á uno,<br />
entró con su espada en la mano , furioso y lleno <strong>de</strong><br />
ira , dando voces y reprendiendo la tardanza <strong>de</strong>l<br />
criado : mas la leona , que por voluntad <strong>de</strong>l Señor<br />
había lomado á su cargo la <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong> Maleo y su<br />
compañera, acometió al amo, y lo <strong>de</strong>jó allí muerto<br />
, como lo habia hecho con el criado. ¿ Qué sentirían<br />
en osle caso los dos esclavos fugitivos, viendo<br />
<strong>de</strong> una parle las espadas resplan<strong>de</strong>cientes <strong>de</strong> los<br />
hombres furiosos y bravos contra sí; y <strong>de</strong> olra la<br />
ferocidad do la leona , y no sabiendo á cuyas manos<br />
habian <strong>de</strong> morir? listaban quedos: encomendábanse<br />
á Dios, esperando la muerte, y temiendo<br />
menos la fiereza <strong>de</strong> la leona, que la ira <strong>de</strong>l hom-