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La leyenda de oro 4.pdf

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330 LA LEYENDA DE ORO. KOVIEMliUE , 2 '(•<br />

admirados con su admirable paciencia. Trueno y<br />

rayo fueron eslas palabras <strong>de</strong>l zelo y caridad <strong>de</strong>l<br />

venerable provincial , que juntamente atemorizaron<br />

y alumbraron al prior , el cual comenzó á venerar<br />

al que antes perseguía ; y postrarlo á sus<br />

p¡ós, no solo le pidió mordías veces perdón , sino<br />

ejecutó sus consejos , y en a<strong>de</strong>lante predicó sus<br />

alabanzas. Queriéndole dar algún alivio , dispuso<br />

( rehusándolo el enfermo ) un ralo <strong>de</strong> música , y<br />

en lanío que duró, estuvo el santo tan suspenso,<br />

que. vuelto en si , y preguntado qué le había parecido<br />

<strong>de</strong> la música, respondió : No la oi , porque<br />

otra mejor me ha ocupado en este tiempo.<br />

Empezaba ya agostar la <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong> la cual, añadió:<br />

Saliabor , cuín apparueril gloria lúa.<br />

3o Con otras maravillas acreditó aquí Dios<br />

la santidad <strong>de</strong> su siervo. <strong>La</strong> materia que salia <strong>de</strong><br />

sus llagas era tan diferente <strong>de</strong> las <strong>de</strong>más, que<br />

no solo no olía , sino que sabia bien. Tomando<br />

el enfermero una porcelana llena <strong>de</strong> la sangre y<br />

materia que salió cuando le abrieron la pierna ,<br />

viendo cuan bien olia , dijo : Esla no es materia;<br />

y bebiendo dos tragos <strong>de</strong> ella, se le quitó<br />

un dolor <strong>de</strong> cabeza que pa<strong>de</strong>cía. Encontrando<br />

otro religioso una escudilla <strong>de</strong> la misma materia<br />

, juzgando por su buen color y olor ser<br />

alguna salsa regalada , se la bebió toda con buen<br />

gusto. <strong>La</strong>s señoras que lavaban las vendas y paños<br />

que servían al santo padre, testificaron que<br />

lemán un olor celestial, y que su tacto les causaba<br />

interior consuelo. Lleváronles una vez con la ropa<br />

<strong>de</strong>l santo padre la ele otro enfermo , y luego<br />

con el olor conocieron no ser toda <strong>de</strong>l santo, y<br />

por el diferente olor pudieron apartar la una <strong>de</strong> la<br />

olra. También sucedió á muchas <strong>de</strong> estas personas,<br />

(pie buscando en sus casas algunas cosas <strong>de</strong> regalo<br />

para sí , no las hallaban ; y cuando las buscaban<br />

para regalar al sanio enfermo, luego se les<br />

venian á las manos , cuidando Dios <strong>de</strong>l alivio y<br />

asistencia <strong>de</strong> su fiel amigo con tan singulares provi<strong>de</strong>ncias.<br />

30 Dos meses y ocho dias habian pasado ,<br />

cuando creciendo la enfermedad , <strong>de</strong>sconfiaron<br />

todos <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong>l enfermo. <strong>La</strong> víspera <strong>de</strong> la<br />

Concepción, que cayó en sábado, mandó el médico<br />

le diesen el viático; y alegre el santo con la<br />

nueva, dijo: Lwlatussum in lús, quw dictasunt<br />

mihi: in domum Dondni ibimus. Mas como sabia<br />

mejor que el médico, no solo el dia, sino también la<br />

hora en que habia <strong>de</strong> morir , dijo , que se difiriese<br />

hasta su tiempo. El jueves siguiente lo pidió, diciendo<br />

no duraría mucho. Pidiéronle les repartiese<br />

sus alhajas , que eran hábito , rosario, breviario<br />

y correa; y respondió: Yo soy pobre; y<br />

esa acción es <strong>de</strong>l prelado: al cual pidió <strong>de</strong> limosna<br />

un hábito y un poco do lierra en que enterrarse<br />

, perdón <strong>de</strong> los enfados <strong>de</strong> la enfermedad, y á<br />

los <strong>de</strong>más <strong>de</strong> los <strong>de</strong>scuidos que habia tenido, siendo<br />

súbdilo y prelado. Animándolos á lodos á la<br />

observancia do su profesión , le interrumpieron<br />

las lágrimas. Viernes 13 <strong>de</strong> diciembre, día do<br />

santa Lucía , preguntó qué dia era : y sabiendo<br />

«pie viernes ; ya no preguntó mas por ol dia , sino<br />

por las horas: y como le pidiesen la causa , añadió:<br />

Helo preguntado; porque, gloria á mi Dios, tengo<br />

ele ir esta noche á cantar maitines al cielo.<br />

Llegándose <strong>de</strong>spués el venerable provincial , quiso<br />

alentarle acordándolo lo que habia trabajado<br />

por la reforma: mas el humil<strong>de</strong> padre, tapándose<br />

los oídos con ambas manos, le dijo: No me acuer<strong>de</strong><br />

vuestra reverencia sino mis muchas culpas y<br />

pecados ; y solo fengo para satisfacer por ellos, la<br />

sangre y merecimientos <strong>de</strong> Jesucristo.<br />

37 A las cinco <strong>de</strong> la lar<strong>de</strong> recibió la extremaunción:<br />

á las nueve, habiendo preguntado y sabido<br />

qué hora era : exclamó: ¡ Qué aun me fallan tres<br />

horas! añadiendo: Incolalusmeusprolóngalascst•<br />

A las once y mecha pidió llamasen al padre provincial<br />

y á todos los religiosos. Habiendo acudido, se<br />

hincaron lodos <strong>de</strong> rodillas, y le suplicaron les hedíase<br />

su bendición; pues les <strong>de</strong>jaba con su ausencia<br />

tan <strong>de</strong>sconsolados. Excusábase el santo ,<br />

pidiendo al padre provincial se la echase su reverendísima<br />

, pues era prelado <strong>de</strong> todos. Al fin al<br />

ruego <strong>de</strong>l provincial y lágrimas <strong>de</strong> todos, se hubo<br />

<strong>de</strong> rendir, y les echó su bendición: <strong>de</strong>spués <strong>de</strong><br />

esto pidió le leyesen algo <strong>de</strong>l libro <strong>de</strong> los Cantares:<br />

y en el punto <strong>de</strong> las doce, le ro<strong>de</strong>ó un globo gran<strong>de</strong><br />

do luz como <strong>de</strong> fuego resplan<strong>de</strong>ciente , cuya<br />

claridad ofuscaba unas veinte luces que ardian en<br />

el altar y celda. En medio <strong>de</strong> la celestial llama se<br />

veia estar como ardiendo aquel abrasado serafín.<br />

A esla sazón dio el reloj las doce ; y sonando la<br />

campana <strong>de</strong>l convento, preguntó, qué laman. Respondiéndole,<br />

que á maitines, pasó mansa y am<strong>oro</strong>samente<br />

los ojos por los présenles y por <strong>de</strong>spedida<br />

les dijo: Al cielo me voy á cantarlos: y<br />

poniendo sus benditos labios á los pies <strong>de</strong>l crucifijo<br />

, y diciendo: In manas lúas commendo spiritum<br />

meum , cerrando la boca y los ojos, se lo<br />

entregó dulcemente, sábado, á la misma hora que<br />

habia dicho , 1'i <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong>l año 1591 , á<br />

los cuarenta y nevé <strong>de</strong> su edad, y veinte y ocho do<br />

religión , habiendo vivido los cinco primeros en la<br />

Observancia, y los veinte y tres en la Reforma: á<br />

la cual , habiendo sido el primero <strong>de</strong> ella , vio en<br />

sus dias dilatada en España y en las ludias en<br />

seis provincias , y con vicario general propio do<br />

la familia.<br />

38 No dilató el Señor el dar testimonios do<br />

la gloria <strong>de</strong> su siervo. En espirando, se sintió por<br />

lodo el convento una celestial fragancia : su rostió<br />

quedó muy hermoso y sonroseado. Aunque<br />

llovia y hacia mucho frió, acudió luego tanta gente<br />

, que se hubieron <strong>de</strong> franquear las puertas <strong>de</strong>l<br />

convento á la una <strong>de</strong> la noche ; y llegándose lodos<br />

á besarle las manos y los pies, se tenia por<br />

dichoso el que po ha alcanzar alguna reliquia suya.<br />

Entreoíros llegó un carpintero llamado Irada,<br />

pidiendo á gran<strong>de</strong>s voces le elejason ver al santo ;<br />

porque en aquel punto le había librado <strong>de</strong> un<br />

gran<strong>de</strong> peligro do cuerpo y alma. A mas <strong>de</strong> esto,<br />

en espirando se apareció á su gran<strong>de</strong> bienhechora<br />

doña Clara <strong>de</strong> Benavi<strong>de</strong>s, y á Luisa <strong>de</strong> la Torro ,<br />

mujer <strong>de</strong> gran<strong>de</strong> virtud , que arrebatada en espíritu<br />

, le vio con el rostro muy resplan<strong>de</strong>ciente ,<br />

que sustentaba sobro sus hombros aquel convenio<br />

<strong>de</strong> Ubcda. En Segovia apareció á Realriz <strong>de</strong>l Sa-

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