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252 LA LEYENDA DE ORO. NOVIEMBRE , 12<br />
idólatra. Depararon á una <strong>de</strong> las islas , en don<strong>de</strong><br />
el santo Fr. Diego edificó un monasterio; y aunque<br />
fraile lego , fué <strong>de</strong> él guardián. Ejercitábase<br />
en la mortificación do su carne, y <strong>de</strong> su propia<br />
voluntad , con oraciones , ayunos y penitencias,<br />
sacrificándose continuamente al Señor, y aparejándose<br />
por aquei largo y continuo martirio , para<br />
<strong>de</strong>rramar su sangre por la fó católica entre aquellos<br />
bárbaros, como él lo <strong>de</strong>seaba. Con este ferv<strong>oro</strong>so<br />
<strong>de</strong>seo se embarcó en un navio, para pasar á<br />
la Gran Canaria, que aun no era conquistada <strong>de</strong><br />
cristianos, y era poblada <strong>de</strong> gentiles , para alumbrarlos<br />
con la luz <strong>de</strong>l Evangelio, y si fuese menester,<br />
morir en esta <strong>de</strong>manda.<br />
3 Mas los que gobernaban el navio no se<br />
atrevieron á saltar en tierra , por temor <strong>de</strong> aquella<br />
gente feroz y bárbara, guardando Dios al santo<br />
Fr. Diego para otras cosas <strong>de</strong> su servicio. Viendo<br />
que se le negaba la entrada , <strong>de</strong>jando en aquellas<br />
partes, don<strong>de</strong> habia estado, muchos rastros <strong>de</strong> su<br />
bondad y virtud , y convertidos muchos idólatras<br />
á nuestra fé con sus santas y ferv<strong>oro</strong>sas palabras;<br />
por obediencia <strong>de</strong> sus prelados volvió á Andalucía,<br />
y estuvo por morador en el convento <strong>de</strong> Nuestra<br />
Señora <strong>de</strong> Loreto , tres leguas <strong>de</strong> Sevilla , y<br />
<strong>de</strong>spués en San Lúcar <strong>de</strong> Barrameda. De allí el<br />
año <strong>de</strong> 1450 (en que se celebraba jubileo en Boma<br />
, y se hacía la canonización <strong>de</strong> san Bernardino<br />
<strong>de</strong> Sena , y para ello se juntaron tres mil y ocho<br />
cientos frailes <strong>de</strong> San Francisco) fué enviado ó<br />
Roma, en compañía <strong>de</strong> un religioso <strong>de</strong> la misma<br />
or<strong>de</strong>n, llamado Fr. Alonso <strong>de</strong> Castro; y tuvo en<br />
esta romería muchos trabajos, pa<strong>de</strong>ció gran<strong>de</strong> pobreza<br />
, hambre y necesidad; y habiendo caído<br />
malo su compañero, le curó con gran caridad.<br />
Lo mismo hizo con otros muchos enfermos <strong>de</strong> su<br />
or<strong>de</strong>n, que habían concurrido á Roma <strong>de</strong> diversas<br />
provincias y naciones, todo el tiempo que estuvo<br />
en aquella santa ciudad, que fueron trece semanas<br />
, con lanío ardor <strong>de</strong> espíritu y encendida caridad<br />
, que bien se echaba <strong>de</strong> ver que Dios le<br />
ayudaba y favorecia en aquellos trabajos que él<br />
tomaba por su amor. De Roma lornóel siervo <strong>de</strong><br />
Dios á Sevilla , y <strong>de</strong> allí en compañía <strong>de</strong> Fr. Rodrigo<br />
<strong>de</strong> Ocaña, vicario provincial <strong>de</strong> Castilla, vino<br />
al convento <strong>de</strong> Santa María <strong>de</strong> Jesús <strong>de</strong> Alcalá<br />
<strong>de</strong> Henares, que á la sazón se edificaba <strong>de</strong> nuevo<br />
por el arzobispo <strong>de</strong> Toledo don Alonso Carrillo.<br />
En él moró, <strong>de</strong>spués que vino <strong>de</strong> Roma. trece<br />
años que vivió, fuera <strong>de</strong> unos días que estuvo en<br />
Nuestra Señora <strong>de</strong> Salceda, monasterio <strong>de</strong> la misma<br />
provincia <strong>de</strong> Castilla. Aquí en Alcalá resplan<strong>de</strong>ció<br />
en obras admirables <strong>de</strong>l servicio <strong>de</strong> Dios, y<br />
en todo género <strong>de</strong> virtu<strong>de</strong>s, a<strong>de</strong>lantándose cada<br />
día mas en su aprovechamiento , y moviendo á<br />
todos los que le tralaban al temor santo <strong>de</strong>l Señor<br />
con su raro ejemplo; porque no se contentaba <strong>de</strong><br />
guardar perfectamente la regla <strong>de</strong> su seráfico padre<br />
san Francisco , sino como buen hijo , procuraba<br />
con todas sus fuerzas imitarle, y sacar un<br />
perfeclísimo retrato <strong>de</strong> su vida celestial. Era humildísimo<br />
sobre manera , y, como buen frailo<br />
menor, teníase por menor, y poníase <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />
los pies <strong>de</strong> todos: y <strong>de</strong> aquí le nació una paz y<br />
una serenidad tan admirable en su alma, que ninguno<br />
jamás le vio turbado, ni en trabajo alguno,<br />
ó pesadumbre, que se le ofreciese, oyó <strong>de</strong> su boca<br />
palabra airada ó <strong>de</strong>scompuesta, ni notó cosa<br />
que no oliese á perfecto varón : porque como no<br />
lenia otra voluntad, sino la <strong>de</strong>l Señor, en cuya<br />
cruz él se gloriaba; cualquiera cosa que le sucedía,<br />
la tomaba y reverenciaba como venida <strong>de</strong><br />
su mano, y con igual alegría le alababa en las cosas<br />
prósperas y en las adversas. Trataba su cuerpo<br />
con extremada aspereza , y ayunaba, y muchas<br />
veces á pan y agua, y su comer era una<br />
perpetua abstinencia: sus disciplinas eran tan rigurosas,<br />
y sus vigilias tan continuas , que parecían<br />
exce<strong>de</strong>r las fuerzas <strong>de</strong> un cuerpo <strong>de</strong> carne:<br />
echábase algunas veces , en tiempo <strong>de</strong> invierno,<br />
en agua muy fría ó helada, para matar con aquel<br />
frío el fuego do la concupiscencia, que el <strong>de</strong>monio<br />
pretendía encen<strong>de</strong>r: su vestido era muy pobre y<br />
áspero: ¡os pies siempre <strong>de</strong>scalzos; y en efecto su<br />
hábito , traje y compostura exterior , era una imagen<br />
<strong>de</strong> la mortificación interior, y <strong>de</strong> la honestidad<br />
<strong>de</strong> su alma. Con esta penitencia se juntaba,<br />
como con su buena hermana , la continua oración<br />
y elevación <strong>de</strong> su espíritu , porque oraba con tan<br />
ferv<strong>oro</strong>so afecto, que muchas veces fué visto su<br />
cuerpo levantado en el aire, por la fuerza <strong>de</strong>l alma<br />
, que estaba arrebatada y absorta en Dios. <strong>La</strong><br />
pasión <strong>de</strong>l Señor era todo su entretenimiento y<br />
regalo , y para meditarla , muchas veces se ponía<br />
en cruz, y quedaba tan tierno y encendido con<br />
la memoria <strong>de</strong> ella, que muy á menudo hablaba<br />
palabras <strong>de</strong> maravillosa eficacia <strong>de</strong> los dolores y<br />
tormentos que por nosotros en el ma<strong>de</strong>ro <strong>de</strong> la<br />
santa cruz habia pa<strong>de</strong>cido el Señor. Traía en sus<br />
manos una cruz <strong>de</strong> palo, para que nunca se aparlase<br />
<strong>de</strong> su memoria la cruz <strong>de</strong> Cristo, y <strong>de</strong>spertase<br />
á sí mismo , y á todos los otros con quienes<br />
trataba, á la consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong> la pasión <strong>de</strong> nuestro<br />
Re<strong>de</strong>ntor. Fué también <strong>de</strong>votísimo <strong>de</strong>l santísimo<br />
Sacramento <strong>de</strong>l aliar, y se aparejaba, para<br />
recibirle con singular cuidado, y ayudaba á las<br />
misas con gran<strong>de</strong> reverencia y suavidad, sintiendo<br />
con la presencia <strong>de</strong>l Señor admirables dulzuras y<br />
gustos espirituales en su alma. Lo mismo se echaba<br />
<strong>de</strong> ver en los oficios divinos, especialmente las<br />
fiestas y cuando incensaba , que era tan visitado<br />
y tan regalado <strong>de</strong> Dios este siervo suyo, que muchas<br />
veces salia <strong>de</strong> él una fragrancia y olor tan<br />
suave , que en gran manera recreaba y elevaba<br />
á los otros frailes. De la sacratísima Virgen María,<br />
nuestra Señora, fué <strong>de</strong>votísimo : ayunaba todos los<br />
sábados y las vigilias <strong>de</strong> todas las fiestas á pan<br />
y agua , y con gran confianza recurría á ella en<br />
todos sus trabajos , y en los <strong>de</strong> los prójimos: acostumbraba<br />
con el aceite <strong>de</strong> su lámpara ungir los<br />
enfermos, que venían á él, haciendo sobre ellos<br />
la señal <strong>de</strong> la cruz , con la cual muchos quedaban<br />
sanos. Pues ¿qué diré <strong>de</strong> la caridad para con Dios,<br />
y <strong>de</strong> aquel tan abrasado <strong>de</strong>seo que tuvo <strong>de</strong>l martirio,<br />
y <strong>de</strong>l cuidado que puso en ir y entrar en la<br />
Gran Canaria, para <strong>de</strong>rramar su sangre por él?<br />
¿Qué <strong>de</strong> la compasión mas que <strong>de</strong> madre . con<br />
que curaba los enfermos? A un mancebo que le