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La leyenda de oro 4.pdf

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NOVIEMBRE , 17 LA LEYENDA DE ORO. 203<br />

garlo ; mas en mostrándole san Gregorio al fuego<br />

ia cruz, y reliquias que llevaba en el pecho,<br />

luego perdió su fuerza y se extinguió. Otra vez,<br />

hablando con un criado <strong>de</strong>l rey , que era sordo,<br />

el hombre quedó sano y oyó perfectamente. Iba<br />

una una vez ó Borgoña , para ver á su madre:<br />

cayó en manos <strong>de</strong> ladrones que con gran braveza<br />

y ruido quisieron acometerle , y temblando los<br />

que iban con él y temiendo <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r las haciendas<br />

y las vidas , él se encomendó á san<br />

Martin , y luego volvieron los ladrones atrás con<br />

mayor ímpetu quo venian : y el santo muy seguro<br />

y confiado , los llamó y rogó que viniesen<br />

a comer y beber; mas ellos se hallaron tan turbados<br />

y confusos, que dieron á huir y no veian<br />

la hora <strong>de</strong> verse libres <strong>de</strong> sus manos.<br />

3 Otras cosas maravillosas le acontecieron,<br />

que mostraban bien cuánto nuestro Señor le favorecía<br />

y regalaba , y particularmente se cuentan<br />

en su vida dos. <strong>La</strong> primera : que habiendo ido<br />

por su <strong>de</strong>voción á visitar el sepulcro <strong>de</strong> san<br />

Hilario, opispo <strong>de</strong> Puliers, oslando con la santa<br />

reina Ba<strong>de</strong>unrle , hablando y tratando enlre sí <strong>de</strong><br />

las cosas <strong>de</strong>l cielo ¡ una cruz que allí eslaba y soba<br />

<strong>de</strong>stilar gola á gola un óleo suavísimo, por la<br />

presencia <strong>de</strong> san Gregorio comenzó á manar lan<br />

copiosamente, que <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> una hora se recogió<br />

una gran cantidad <strong>de</strong> él. <strong>La</strong> otra es, que con el<br />

castigo <strong>de</strong> am<strong>oro</strong>so padre que le dio el Señor, le<br />

enseñó, y en él á nosotros, el cuidado con que nos<br />

<strong>de</strong>bemos apartar délas culpas, aunque parezcan<br />

pequeñas, y fué así: que la noche <strong>de</strong> Navidad,<br />

estando cansado el santo pontífice ( por haber velado<br />

mucho ia noche antes), se puso un poco á reposar.<br />

Aparecióle luego un hombre que le dijo:<br />

Levántate y vé ala iglesia. Despertó, y haciendo<br />

sobre sí la señal <strong>de</strong> la cruz, se tornó á dormir. Volvió<br />

segunda vez y dióle el mismo aviso, y él, como<br />

estaba oprimido <strong>de</strong>l sueño , no se levantó. Entonces<br />

volvió tercera vez, y dióle un gran bofetón<br />

en el rostro y díjole : Tú que has <strong>de</strong> <strong>de</strong>spertar á los<br />

otros duermes tan <strong>de</strong>spacio? entonces Gregorio<br />

conoció que aquel era castigo <strong>de</strong> Dios, y luego<br />

se levantó y se fué á la iglesia como el Señor se lo<br />

mandaba: tan vigilantes quiere Dios á los pastores<br />

, y tan zeloso y grave repreensor es <strong>de</strong> las culpas,<br />

aunque parezcan mínimas, <strong>de</strong> sus sanios.<br />

k Con haber sido tan excelente prelado san<br />

Gregorio (antes por haberlo sido) no le faltaron<br />

trabajos y tribulaciones. Fué acusado falsamente<br />

que habla puesto lengua en la limpieza y honestidad<br />

<strong>de</strong> la reina, y hecho otras cosas graves contra<br />

el rey. Para averiguar la verdad se juntó un<br />

concilio <strong>de</strong> obispos en Brenaco; y el sanio se purgó<br />

<strong>de</strong> aquella calumnia con juramento , y los calumniadores<br />

, que eran gente infamo y malvada,<br />

fueron convencidos y casligados severamente,<br />

aunque no tanto como su culpa merecía : y el rey<br />

<strong>de</strong>spués favoreció mucho á san Gregorio; aunque<br />

no le fallaron castigos <strong>de</strong>l cielo.<br />

5 A los diez y seis años <strong>de</strong> la consagración<br />

en obispo <strong>de</strong> Gregorio Turonense, fué asunlo ai<br />

sumo pontificado en Boma san Gregorio Magno.<br />

Hubo entre estos dos santos muy estrecha amis-<br />

tad , y san Gregorio , papa , eslimó y honró mucho<br />

á nuestro Gregorio Turonense, movido <strong>de</strong> la<br />

fama <strong>de</strong> sus raras prendas y <strong>de</strong> su gran santidad.<br />

Fué á Roma Gregorio Turonense para visitar los<br />

santuarios <strong>de</strong> aquella sania ciudad y hacer reverencia<br />

al sanio papa Gregorio, el cual se alegró<br />

sobro manera cuando supo que habia llegado á<br />

Roma , y le favoreció y regaló, y le llevó consigo á<br />

adorar los sagrados cuerpos <strong>de</strong> san Pedro y san<br />

Pablo. Pero sucedió una cosa en esta vista , digna<br />

<strong>de</strong> notar. Era san Gregorio , papa , gran<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />

cuerpo , ahuilado <strong>de</strong> rostro , y <strong>de</strong> mucha majestad;<br />

y el Turonense muy pequeño , y en la apariencia<br />

<strong>de</strong>spreciable. Estando , pues, postrado, comenzó<br />

el papa á mirarle y á maravillarse, consi<strong>de</strong>rando<br />

los gran<strong>de</strong>s clones que Dios habia encerrado en<br />

aquel cuerpo tan pequeño. Entendiólo el Turonense,<br />

alumbrado con la divina luz: y mirando al<br />

papa con un afecto blando y grave, le dijo : Padre<br />

santo, Dominas fecit nos, el non ipsi nos: í<strong>de</strong>m<br />

estin paréis, qui et inmagms: El Señor nos<br />

lia hecho, que nosotros no nos hicimos: y él es el<br />

mismo en las cosas pequeñas y en las gran<strong>de</strong>s, en<br />

lasabas y en las bajas. Parecióle á san Gregorio,<br />

papa , que el Turonense había respondido á su<br />

pensamiento,y confirmóse mas en la opinión que<br />

tenia <strong>de</strong> su santidad, y honróle mucho; y por su<br />

respeto ennobleció la Iglesia turonense, y lechó<br />

una ca<strong>de</strong>na <strong>de</strong> <strong>oro</strong> para que en ella se guardase<br />

como don <strong>de</strong> su mano. Volvió á su Iglesia muy<br />

contento con la bendición <strong>de</strong>l sumo ponlífice Gregorio<br />

, y muy tierno y consolado con la <strong>de</strong>voción<br />

que el Señor le habia dado, visitando los templos<br />

y reliquias <strong>de</strong> aquella santa ciudad : y habiendo<br />

vivido veinte y un años en su obispado con admirable<br />

ejemplo <strong>de</strong> vida y doctrina, se fué á gozar<br />

<strong>de</strong>l premio <strong>de</strong>sús merecimientos y gloriosos irabajos,<br />

á los 17 <strong>de</strong> noviembre <strong>de</strong>l año 59'

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