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La leyenda de oro 4.pdf

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322 LA LEYEND A DE ORO. NOVIEMBRE, 20<br />

mo rey, sino es animarlos y seguirlos, como se<br />

vio claramente en la respuesta que dio á un embajador<br />

que el bárbaro le envió, tan soberbia, como<br />

suya, con llubba, olro ministro <strong>de</strong> Satanás, v<br />

-criado suyo : cuyo tenor fué este: « Aquel <strong>de</strong> cuyo<br />

po<strong>de</strong>r y vista tiembla la tierra y el mar, Inguar,<br />

nuestro señor, rey invictísimo, ha llegado á este<br />

<strong>de</strong>seado puerto con infinitas naves á invernar,<br />

<strong>de</strong>spués que sus armas, gloriosas siempre, <strong>de</strong>jan<br />

rendidas y sujetas diversas tierras y provincias: y<br />

así manda, que si quieres reinar con él, parlas<br />

con él tus antiguos tes<strong>oro</strong>s y patrimoniales riquezas;<br />

y que adviertas, que si menosprecias su po<strong>de</strong>r<br />

y mandatos, serás tenido por indigno <strong>de</strong>l reino<br />

y <strong>de</strong> la vida;.y él, y sus soldados, y legiones infinitas<br />

te privarán brevemente <strong>de</strong> uno y otro.»<br />

Esta fué la embajada <strong>de</strong>l bárbaro Inguar : y el<br />

atrevido y soberbio embajador llubba añadió<br />

(viendo la mansedumbre con que el santo rey le<br />

atendía) estas razones locas: ¿Y quién eres tú,<br />

para que inobedientemente te atrevas á contra<strong>de</strong>cir<br />

tan inmenso po<strong>de</strong>r"? El cielo, la tierra, el viento,<br />

la mar, y hasia los mismos dioses veneran po<strong>de</strong>r<br />

tanto; ¿y tú le menospreciarás? Sujétate,<br />

pues, á tan gran<strong>de</strong> emperador; advirliendo, que<br />

sabe perdonar humil<strong>de</strong>s y castigar soberbios.<br />

3 Oída la embajada soberbia, un santo obispo<br />

que asistía al rey, mirando solo por su vida y persona<br />

real, sabiendo que ella sola valia mas que todos<br />

los tes<strong>oro</strong>s <strong>de</strong>l mundo, le aconsejaba los diese<br />

al bárbaro, y salvase su vida; á quien el santo rey<br />

dijo : O obispo : tú temes no me quite el bárbaro<br />

la vida; y yo no <strong>de</strong>seo otra cosa, por no quedar<br />

vivo cuando veo muertos mis fieles y católicos vasallos,<br />

á quienes con sus hijos y mujeres en sus<br />

mismos lechos ha muerto el tirano bárbaro. Ellos<br />

han muerto por Dios y por la patria: por ellos y<br />

•por Dios <strong>de</strong>seo morir, para ser partícipe <strong>de</strong> sus c<strong>oro</strong>nas.<br />

El Todopo<strong>de</strong>roso me es testigo que ninguno<br />

habrá en este mundo que pueda apartarme <strong>de</strong> la<br />

candad <strong>de</strong> Cristo que recibí en el santo bautismo.<br />

El bárbaro me ofrece la vida que Dios me da, el<br />

.reino que poseo, y las riquezas que no estimo : ¿y<br />

por estas cosas me sujetaré á dos señores, cuando<br />

be jurado solo vivir y morir por Cristo, y servirlo<br />

á él solo? No lo esperes. Entonces vuelto al bárbaro<br />

embajador, le dio esta divina respuesta: Digno<br />

eres <strong>de</strong> quo mis soldados te quitaran la vida<br />

por tu arrogancia y soberbia; pero siguiendo el<br />

ejemplo y consejos <strong>de</strong> mi Maestro y Re<strong>de</strong>ntor Jesucristo,<br />

no quiero ensangrentar mis manos, sino es<br />

por su amor perdonarte, cuando por su amor también<br />

y su nombre santísimo estoy dispuesto á dar<br />

la vida, sin rendirla á vuestras sectas : por lo cual,<br />

mi consejo es, que al instante vuelvas á tu señor<br />

v le digas estas solas palabras: Ríen (¡ ó hijo <strong>de</strong><br />

Satanás!) imilasá tu padre, que soberbio cayó <strong>de</strong>l<br />

cielo, y <strong>de</strong>seando tener quien le imitase en todo,<br />

engañó al linaje humano, é hizo á muchos partícipes<br />

<strong>de</strong> sus penas eternas. Así tú intentas que yo<br />

te imite y siga ; pero ni tus halagos ni tus amenazas<br />

me apartarán do Cristo. Los tes<strong>oro</strong>s y riquezas<br />

que la divina clemencia me ha dado, serán tuyos<br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> luego ; si haciéndote cristiano siguieres la<br />

ban<strong>de</strong>ra do Cristo, siendo alférez <strong>de</strong> los ejércitos<br />

<strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> la gloria : pero si no admites la milicia<br />

y religión cristiana, sabe y y ten por cierto, que<br />

por amor do esta vida temporal, el cristiano rey<br />

Eadmundo no se sujetará á pagano dueño : y si me<br />

quitares (como á mis fieles) la vida, el Rey <strong>de</strong> los<br />

reyes, que lo ve y juzga todo , teniendo <strong>de</strong> mí misericordia,<br />

mo dará el reino y c<strong>oro</strong>na <strong>de</strong> la vida<br />

eterna.<br />

k Con esto so fué el bárbaro; y apenas salia<br />

<strong>de</strong> su palacio, cuando vio á su señor Inguar, que<br />

pareciéndole tardaba, venia á buscarlo. Díjole brevemente<br />

lo que Eadmundo respondia: lo cual oido<br />

por el bárbaro tirano, mandó pren<strong>de</strong>r al santo<br />

rey: lo cual fué fácil, por hallarse en esta ocasión<br />

<strong>de</strong>sprevenido, solo, fuera do la corte, en una villa<br />

pequeña , y no hacer resistencia alguna, por saber<br />

iba á morir por Cristo. Preso y muy maltratado lo<br />

trajeron ante el bárbaro Inguar, como á Cristo anto<br />

Pílalo. Ilízole sus preguntas : calló á todas, como<br />

inocente cor<strong>de</strong>ro, imitando en lodo á Cristo : por<br />

lo cual el tirano bárbaro le mandó azotar cruelísimamente,<br />

y dar muchos palos; y <strong>de</strong>spués que los<br />

verdugos estaban cansados, mandó que lo alasen<br />

á un árbol, y que lo asaeteasen , habiéndolo azotado<br />

anlesolra vez cruelísimamenle. Comenzaron<br />

á dispararle saetas todos aquellos bárbaros soldados,<br />

como si jugaran y tiraran al blanco : tantas lo<br />

dispararon, que unas se encontraron con oirás; y<br />

no hallando ya lugar en el santo cuerpo para nuevas<br />

heridas, por una misma herida entraban <strong>de</strong> nuevo<br />

muchas saetas, tanto, quecausaba horror y compasión<br />

mirarlo, aun á los mismos bárbaros; porque<br />

parecia un espin , ó un erizo , siendo otro nuevo<br />

san Sebastian, invictísimo mártir. No cesaba el<br />

rey santísimo <strong>de</strong> invocar el dulce nombre <strong>de</strong> Jesús,<br />

y predicar su fe santa, exhortando á los fieles á<br />

morir por ella , como él moria gozoso, regocijado<br />

y alegre; lo cual visto por el bárbaro Inguar, lo<br />

mandó cortar la cabeza. Desaláronle los verdugos<br />

<strong>de</strong>l árbol; y si en ellos cupiera piedad alguna . la<br />

tuvieran <strong>de</strong> verle tan maltratado y herido; porque<br />

todas las costillas tenia <strong>de</strong>scubiertas , hasta las entrañas<br />

y corazón se le veiansiendo milagro patente,<br />

que tuviese algún poco do calor y vida, que le conservaba<br />

Dios paraque adquinesemas aquellanueva<br />

c<strong>oro</strong>na y triunfo <strong>de</strong>ser <strong>de</strong>gollado por suamor. Hizo<br />

una breve y ferv<strong>oro</strong>sa oración , según lo permitían<br />

los alíenlos do la poca vida quo tenia, recobrados<br />

entonces con nuevo vigor y ánimo , y luego inclinó<br />

la cabeza, que le cortó el cruel verdugo <strong>de</strong> un fiero<br />

golpe, con que voló su santísima y purísima alma<br />

á tomar posesión <strong>de</strong> la c<strong>oro</strong>na do gloria , don<strong>de</strong><br />

reina con Cristo, siendo dos veces rey y mártir glorioso.<br />

Fué su martirio a 20 <strong>de</strong> noviembre (dia en<br />

que le celebra nuestra madre la Iglesia), por los<br />

años <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 870.<br />

5 I'uéronse <strong>de</strong> allí los bárbaros , <strong>de</strong>jando el<br />

cuerpo tronco y llevándose la cabeza , la cual arrojaron<br />

entre unos espesos zarzales , para quejamas<br />

pudiesen hallarla ni venerarla los cristianos.<br />

No quiso Dios privar á sus fieles do tan gran reliquia<br />

: y así pasados algunos años , y volviendo á<br />

gozar <strong>de</strong> su libertad y amada paz los pocos cris-

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