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La leyenda de oro 4.pdf

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DICIEMBRE, 7 LA LEYENDA DE ORO. 433<br />

8 Para dar al pueblo algún alivio, or<strong>de</strong>nó el <strong>de</strong>monios alcanzar lo que por otras vias no habían<br />

santo que se cantasen en Milán los salmos y los podido. Para esto pagaron á un hechicero , y gran<br />

himnos, como se usaba en las Iglesias <strong>de</strong> Oriente, nigromántico, llamado Inocencio , para que usando<br />

y acrecentó las vigilias y los ayunos para aplacar <strong>de</strong> su arle mágica , <strong>de</strong>shiciese aquella amistad y<br />

al Señor y á sus soldados con su patrocinio: y así benevolencia tan rara que habia entre san Añile<br />

tuvieron <strong>de</strong>l cielo con los cuerpos <strong>de</strong> los glorio- brosio y el pueblo <strong>de</strong> Milán, entre el pastor y su<br />

sos mártires san Gervasio y Prolasio, que en aque- ganado; para que quitando aquel vínculo <strong>de</strong> amor,<br />

lia sazón se <strong>de</strong>scubrieron por una revelación que y la guarda que toda la ciudad hacia á su santo<br />

tuvo san Ambrosio; é hizo üics tantos y tan gran- prelado por ampararle , mas fácilmente le pudie<strong>de</strong>s<br />

milagros por intercesión <strong>de</strong> estos santos, en sen acabar. Hizo el mago Inocencio su oficio : sube<br />

confirmación <strong>de</strong> la fé que san Ambrosio predi- una noche sobre el tejado <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong> san Amcaba<br />

, y en alabanza <strong>de</strong> la santísima ó individua brosio: convoca á los espíritus malignos: vienen á<br />

Trinidad, que impugnaban los arríanos, que con- su mandato; ordénales lo que han <strong>de</strong> hacer: quiévencidos<br />

y confusos reprimieron algo su furor, ronlo ejecutar; y no pue<strong>de</strong>n. Vuelve otra vez, y<br />

aunque no por esto se enmendaron. Salian los <strong>de</strong>- con hechizos y encantamientos mas fuertes los<br />

¡nonios <strong>de</strong> los cuerpos que atormentaban , dando aprieta y manda , que maten á san Ambrosio ; pero<br />

alaridos, y confesando que eran atormentados <strong>de</strong> como él estaba guardado <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong> Dios,<br />

los santos mártires, y aun <strong>de</strong>l mismo san Ambro- y cercado <strong>de</strong> ángeles para su <strong>de</strong>fensa, no pudieron<br />

sio, como escribe san Agustin , rogándole que los llegar , nó solamente á su persona, pero ni aun al<br />

<strong>de</strong>jase y perdonase. Pero no por esto se convertían umbral <strong>de</strong> su puerta , como el mismo nigromántico,<br />

los herejes; antes ahogaron á un arrriano <strong>de</strong> los <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> la muerto <strong>de</strong> la emperatriz Justina,<br />

suyos, en quien habia entrado el <strong>de</strong>monio: porque confesó estando preso, y siendo atormentado por<br />

á gran<strong>de</strong>s voces clamaba, que <strong>de</strong> aquella manera otro <strong>de</strong>lito que habia cometido, sin po<strong>de</strong>r hacer otra<br />

habían <strong>de</strong> ser atormentados , los que no creían la cosa; porque el ángej <strong>de</strong> Guarda <strong>de</strong> san Ambrosio<br />

unidad do la satísima Trinidad que enseñaba san le mandó y apremió que lo dijese.<br />

Ambrosio. Verdad es que uno <strong>de</strong> los principales <strong>de</strong> 9 Dura cosa es pelear contra Dios , y tirar<br />

aquella secta , y mas agudo y sagaz disputador, coces contra el aguijón. Pensaba Justina que con<br />

se convirtió á la fé católica : porque estando en la su impiedad y rabia mujeril, y con las armas y poiglesia,<br />

vio un ángel á la oreja <strong>de</strong> san Ambrosio, lencia <strong>de</strong> su hijo Valentiniano podría contrastar<br />

como proponiendo las palabras que habia <strong>de</strong> <strong>de</strong>cir con Dios y <strong>de</strong>rribar el muro inexpugnable <strong>de</strong> la<br />

al pueblo. Los <strong>de</strong>monios forzados <strong>de</strong>l po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> fé católica; mas cuando mas <strong>de</strong>scuidada estaba,<br />

Dios, confesaban la verdad católica, y los herejes levantó Dios contra ella y contra suhijo, á Máximo,<br />

usando mal <strong>de</strong> la libertad que Dios les había dado, tirano que habia hecho malar engañosamente al<br />

la negaban , blasfemaban y perseguían : y cuanto emperador Graciano : el cual, por lavar aquella<br />

el Señor con mayor claridad y resplandor maní- mancha <strong>de</strong> sangre inocente que habia <strong>de</strong>rramado<br />

í'estaba la virtud <strong>de</strong> su siervo Ambrosio, y con mi- y mostrarse príncipe católico , y zeloso <strong>de</strong> la paz y<br />

lagros y prodigios confirmaba su doctrina ; tanto unión <strong>de</strong> la Iglesia, escribió cartas al emperador<br />

ellos mas cerraban los ojos por no ver la luz , y Valentiniano, exhortándole á mirar por la fe cató—<br />

aborrecían al maestro que con ella los queria lica , y <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rla como lo habia hecho el emperaaiumbiar.<br />

Viendo, pues, que todas sus artes y em- dor Valentiniano su padre, y amenazándole que<br />

busles les salian vanas, <strong>de</strong>terminaron dar la muer- si no lo hacía , él le haría cruda guerra , buscando<br />

te al que con tanto estudio procuraba darles la con esta ocasión color para hacerla y valiéndose<br />

vida. Enviaron un hombre facineroso y ternera- <strong>de</strong> la religión para sus intentos, como suelen los<br />

rio, | ara que matase en su casa al santo prelado: políticos; y en efecto, al mismo tiempo juntó un poentró<br />

el hombre armado <strong>de</strong> hierro y furor: y <strong>de</strong>roso ejército para pasar los Alpes, con gran<strong>de</strong><br />

como san Ambrosio (como dijimos) no tenia espanto y terror <strong>de</strong> toda Italia, y <strong>de</strong>l pobre mozo<br />

guarda ni portero , pasó hasta don<strong>de</strong> el santo y engañado emperador Valentiniano , y <strong>de</strong> Justina<br />

estaba , y alzó la mano para herirle con la es- su madre: los cuales se vieron tan apretados, que<br />

pada <strong>de</strong>snuda que llevaba : pero ¿qué pue<strong>de</strong> la para refrenar y <strong>de</strong>tener á Máximo, <strong>de</strong>terminaron<br />

braveza y locura humana contra el po<strong>de</strong>r <strong>de</strong> enviarle una embajada : y <strong>de</strong>jando todas las otras<br />

Dios? Y ¿quién podrá ofen<strong>de</strong>r , al que Dios <strong>de</strong>- personas importantes y principales <strong>de</strong> su imperio,<br />

íien<strong>de</strong> y guarda? Enlorpeciósele al miserable pusieron los ojos en san Ambrosio , y con gran<strong>de</strong><br />

hombre el brazo:secóseleladieslra,con que queria instancia le rogaron que tomase aquel trabajo, y<br />

<strong>de</strong>scargar el golpe: comienza á temblar y á mudar fuese á la ciudad <strong>de</strong> Tiévcris, don<strong>de</strong> estaba Malos<br />

colores; y atónito y como fuera <strong>de</strong> sí, échase xímo (á quien ya otra vez habia sido enviado <strong>de</strong>sá<br />

los pies <strong>de</strong> san Ambrosio : pi<strong>de</strong> y alcanza per- pues <strong>de</strong> la muerte <strong>de</strong> Graciano , y era <strong>de</strong> él muy<br />

don y entera salud. No bastó este milagro para dar conocido y estimado), para establecer la paz entro<br />

seso á los herejes, y vista á los ciegos, y blandura ellos , y pedirle el cuerpo <strong>de</strong>l emperador Graciano<br />

<strong>de</strong> corazón á los que estaban tan empe<strong>de</strong>rnidos y para enterrarle. El santo obispo , olvidado do todas<br />

obstinados; antes buscaron nuevas invenciones las injurias que le habian hecho, y acordándose do<br />

para pelear contra Dios , y contra su santo. Y la clemencia <strong>de</strong>l Señor, y compa<strong>de</strong>ciéndose do<br />

porque todas las humanas que hasta allí habian Italia, con<strong>de</strong>scendió con sus ruegos, y se puso en<br />

usado, no habian sido <strong>de</strong> provecho , convirtiéronse camino y habló con Máximo: y aunque esta vez<br />

á las diabólicas, pretendiendo por medio <strong>de</strong> los fué tratado <strong>de</strong> él cortesmento. entendió sus inlen-<br />

TOMO IY. !>a

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