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La leyenda de oro 4.pdf

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330<br />

lud muv amable. Mas el <strong>de</strong>monio, temiendo la<br />

guerra que le habia <strong>de</strong> hacer, tomó por instrumento<br />

para <strong>de</strong>rribarle á unas mozuclas lascivas, quo<br />

se enamoraron <strong>de</strong> él <strong>de</strong>satinadamente, y le pretendieron<br />

mancillar: pero el santo mozo, conociendo<br />

la limpieza <strong>de</strong>l corazón humano, y que no<br />

hay cosa tan segura ni lugar tan sanio, don<strong>de</strong> no<br />

entre la sensualidad <strong>de</strong> nuestra carne (por ser enemigo<br />

doméstico y arraigado en nuestras entrañas,<br />

y que siempre le trae el hombre consigo), si Dios<br />

no le <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>; armóse con la oración, suplicando<br />

al Señor que le guardase: y para huir <strong>de</strong> las ocasiones<br />

<strong>de</strong> caer y per<strong>de</strong>r la castidad , se <strong>de</strong>terminó<br />

á salir <strong>de</strong> su patria y <strong>de</strong>jar á su misma madre,<br />

que, hecha arroyos <strong>de</strong> lágrimas, se echaba á sus<br />

pies, y tendida al umbral <strong>de</strong> su puerta , le pedia<br />

que no se fuese, mostrándole los pechos que había<br />

mamado; pero Columbano , como era llamado<br />

y guiado <strong>de</strong> Dios, con los ojos serenos (como enseña<br />

san Gerónimo que en semejantes ocasiones<br />

se <strong>de</strong>be hacer), pasó por encima <strong>de</strong> su madre, rogándola<br />

que se conformase con la voluntad <strong>de</strong><br />

Dios : porque él se lo pagaría con retribución<br />

eterna.<br />

2 Halda allí cerca un varón sanio, y en las<br />

tU ¿mina am ijuí uu v ui ii w»w j j<br />

LA LEYENDA DE ORO.<br />

sag agradas Escrituras muy ejercitado, que se llamaba<br />

•a Senil, y<br />

á éste se fué Columbano, y estuvo al-<br />

gun tiempo con él, y se aprovechó lauto en su<br />

compañía en todas las ciencias , que siendo aun<br />

mozo , escribió algunos libros graves y eruditos,<br />

y entre ellos una exposición <strong>de</strong> los salmos.<br />

Después, para pasar mas a<strong>de</strong>lante en la virtud<br />

, se hizo monje en el monasterio <strong>de</strong> Renchor,<br />

don<strong>de</strong> era abad un santo varón , llamado Comogehs.<br />

Á este se enlregó Columbano , para que le labrase<br />

é instruyese en la vida religiosa y perfecta;<br />

y él se dio con tanto cuidado á ella , que entre los<br />

otros monjes era un vivo retrato <strong>de</strong> santidad y<br />

virtud. En este monasterio estuvo muchos años<br />

con gran contento suyo, y edificación y fruto <strong>de</strong><br />

los oíros monjes; mas el Señor, que le quería poner<br />

como una hacha encendida sobre el can<strong>de</strong>lera<br />

<strong>de</strong> su Iglesia , para que con su claridad alumbrase<br />

á muchos, le inspiró que saliese <strong>de</strong> Irlanda: y<br />

habiéndolo comunicado con su abad , se partió<br />

con mucho sentimiento <strong>de</strong> lodo el convenio , con<br />

doce compañeros escogidos y varones adornados<br />

<strong>de</strong> religión y letras, para Francia, adon<strong>de</strong> llegó<br />

y fué recibido muy benignamente <strong>de</strong>l rey Sigiberto.<br />

Recegiéronse san Columbano v sus doce compañeros<br />

en un <strong>de</strong>sierto que les pareció á propósito,<br />

y se llamaba \ ogaso, y vulgarmente Luxovio. En<br />

este lugar hicieron una capilla con nombre <strong>de</strong><br />

San Pedro, y unas celdillas á manera <strong>de</strong> chozas<br />

para su habitación , en las cuales viviau , atendiendo<br />

<strong>de</strong> día y do noche á la contemplación do<br />

las cosas <strong>de</strong>l cielo, y olvidándose <strong>de</strong> las <strong>de</strong> la tierra<br />

, con tan raro ejemplo y tan suave olor <strong>de</strong><br />

Cristo, que muchos, por la faina do su virtud,<br />

venian á ellos y ponían sus personas y sus haciendas<br />

en sus manos . y los logaban con mucha<br />

instancia que los admitiesen en su santa compañía.<br />

De c.ila manera comenzó el monasterio luxoviense<br />

á florecer y crecer cada día mas , y san Co-<br />

NovnniüitF.. 22<br />

lumbano á sor conocido y respetado <strong>de</strong> todos. No<br />

ayudaba poco para esto el ver que nucslro Señor<br />

le honraba y magnificaba con muidlos milagros<br />

que por él hacia; aunque no lo fallaron graves<br />

lenlaciones y borrascas, que bastaban para dar al<br />

través con el navio , si no estuviera firme y tan<br />

amarrado á la áncora do la esperanza y protección<br />

<strong>de</strong>l Señor.<br />

3 Iba un día solo por el monio, pensando y<br />

tratando consigo mismo algunos lugares <strong>de</strong> la sagrada<br />

Escritura : vínole un molesto pensamiento,<br />

cuál <strong>de</strong> las dos cosas escogería, si estuviese en su<br />

mano, ó sufrir los agravios <strong>de</strong> los hombres , ó la<br />

crueldad <strong>de</strong> las fieras; y como este pensamiento<br />

le fuese importuno , hizo la señal do la cruz sobre<br />

su frente y oró al Señor, y dijo : Mejor es subir la<br />

ferocidad <strong>de</strong> las bestias, don<strong>de</strong> no hay pecado,<br />

que la rabia <strong>de</strong> los hombres que, persiguiendo á<br />

los oíros, pier<strong>de</strong>n sus almas. Estando pensando y<br />

diciendo oslo, aparecieron <strong>de</strong> improviso doce lobos<br />

que le cercaron y con sus bocas llegaron como á<br />

asir <strong>de</strong> sus ropas. No se turbó san Columbano con<br />

la vista <strong>de</strong> los lobos, antes eslavo seguro y constante<br />

, confiando en la protección <strong>de</strong> Dios, y suplicándolo<br />

(pie le favoreciese en aquel tranco. Dejáronle<br />

los lobos como espantados <strong>de</strong> su constancia<br />

: mas pasando a<strong>de</strong>lante oyó muchas voces como<br />

<strong>de</strong> ladrones que \ enian sobre él; pero tampoco<br />

se movió , entendiendo que no le podía venir<br />

daño, sino permitiéndolo el Señor; aunque<br />

nunca supo el santo si aquellos lobos que habia<br />

visto y las voces que había oído habían sudo verda<strong>de</strong>ras<br />

voces , ó embustes y marañas <strong>de</strong> Satanás<br />

, que por aquel camino le quería espantar.<br />

k No se contentó san Columbario con haber<br />

edificado el monasterio luxoviense; mas viendo<br />

que eran muchos los nuevos soldados que Dios le<br />

enviaba para que militasen <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su ban<strong>de</strong>ra,<br />

labró otro que, por las muchas aguas que tenia,<br />

llamó Fontanas, y puso en él por superiores algunos<br />

religiosos <strong>de</strong> conocida y aprobada virtud.<br />

Solía el santo varón los domingos y algunos días<br />

do iicslas mas solemnes retirarse en alguna soledad<br />

apartada <strong>de</strong> su monasterio, para darse mas á<br />

la oración ( que es cosa muy provechosa y usada<br />

<strong>de</strong> muchos santos, recogerse á tiempos para vacar<br />

mas quietamente á Dios); mas una vez , entrando<br />

muy a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto , halló una gran peña<br />

quo tenia una entrada muy estrecha. Entró en<br />

ella y vio un oso allí echado y muy quicio, como<br />

señor <strong>de</strong> aquella cueva : mandóle el santo mansamente<br />

quo se saliese y no volviese mas á ella:<br />

el osa obe<strong>de</strong>ció con gran prontiud ; y el santo tomó<br />

aquella concavidad <strong>de</strong> la peña, do don<strong>de</strong> habia<br />

echado al oso , por lugar <strong>de</strong> su oración, y con<br />

ella sacó una fuenle <strong>de</strong> la misma peña.<br />

O Resplan<strong>de</strong>cía el abad Columbano como un<br />

sol en el mundo , con su sania vida , con su doctrina<br />

v con el gobierno <strong>de</strong> sus monasterios , y con<br />

los muchas milagros QUE Dios hacia por su intercesión.<br />

Creció su fama por todas parles lanío, que<br />

Teodoi ico, revele los borgoñones, le cobró gran <strong>de</strong>vocion<br />

y le tralo familiarmente, viniéndole muchas<br />

veces á visitar . y rogándole con mucha humildad

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