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lud muv amable. Mas el <strong>de</strong>monio, temiendo la<br />
guerra que le habia <strong>de</strong> hacer, tomó por instrumento<br />
para <strong>de</strong>rribarle á unas mozuclas lascivas, quo<br />
se enamoraron <strong>de</strong> él <strong>de</strong>satinadamente, y le pretendieron<br />
mancillar: pero el santo mozo, conociendo<br />
la limpieza <strong>de</strong>l corazón humano, y que no<br />
hay cosa tan segura ni lugar tan sanio, don<strong>de</strong> no<br />
entre la sensualidad <strong>de</strong> nuestra carne (por ser enemigo<br />
doméstico y arraigado en nuestras entrañas,<br />
y que siempre le trae el hombre consigo), si Dios<br />
no le <strong>de</strong>fien<strong>de</strong>; armóse con la oración, suplicando<br />
al Señor que le guardase: y para huir <strong>de</strong> las ocasiones<br />
<strong>de</strong> caer y per<strong>de</strong>r la castidad , se <strong>de</strong>terminó<br />
á salir <strong>de</strong> su patria y <strong>de</strong>jar á su misma madre,<br />
que, hecha arroyos <strong>de</strong> lágrimas, se echaba á sus<br />
pies, y tendida al umbral <strong>de</strong> su puerta , le pedia<br />
que no se fuese, mostrándole los pechos que había<br />
mamado; pero Columbano , como era llamado<br />
y guiado <strong>de</strong> Dios, con los ojos serenos (como enseña<br />
san Gerónimo que en semejantes ocasiones<br />
se <strong>de</strong>be hacer), pasó por encima <strong>de</strong> su madre, rogándola<br />
que se conformase con la voluntad <strong>de</strong><br />
Dios : porque él se lo pagaría con retribución<br />
eterna.<br />
2 Halda allí cerca un varón sanio, y en las<br />
tU ¿mina am ijuí uu v ui ii w»w j j<br />
LA LEYENDA DE ORO.<br />
sag agradas Escrituras muy ejercitado, que se llamaba<br />
•a Senil, y<br />
á éste se fué Columbano, y estuvo al-<br />
gun tiempo con él, y se aprovechó lauto en su<br />
compañía en todas las ciencias , que siendo aun<br />
mozo , escribió algunos libros graves y eruditos,<br />
y entre ellos una exposición <strong>de</strong> los salmos.<br />
Después, para pasar mas a<strong>de</strong>lante en la virtud<br />
, se hizo monje en el monasterio <strong>de</strong> Renchor,<br />
don<strong>de</strong> era abad un santo varón , llamado Comogehs.<br />
Á este se enlregó Columbano , para que le labrase<br />
é instruyese en la vida religiosa y perfecta;<br />
y él se dio con tanto cuidado á ella , que entre los<br />
otros monjes era un vivo retrato <strong>de</strong> santidad y<br />
virtud. En este monasterio estuvo muchos años<br />
con gran contento suyo, y edificación y fruto <strong>de</strong><br />
los oíros monjes; mas el Señor, que le quería poner<br />
como una hacha encendida sobre el can<strong>de</strong>lera<br />
<strong>de</strong> su Iglesia , para que con su claridad alumbrase<br />
á muchos, le inspiró que saliese <strong>de</strong> Irlanda: y<br />
habiéndolo comunicado con su abad , se partió<br />
con mucho sentimiento <strong>de</strong> lodo el convenio , con<br />
doce compañeros escogidos y varones adornados<br />
<strong>de</strong> religión y letras, para Francia, adon<strong>de</strong> llegó<br />
y fué recibido muy benignamente <strong>de</strong>l rey Sigiberto.<br />
Recegiéronse san Columbano v sus doce compañeros<br />
en un <strong>de</strong>sierto que les pareció á propósito,<br />
y se llamaba \ ogaso, y vulgarmente Luxovio. En<br />
este lugar hicieron una capilla con nombre <strong>de</strong><br />
San Pedro, y unas celdillas á manera <strong>de</strong> chozas<br />
para su habitación , en las cuales viviau , atendiendo<br />
<strong>de</strong> día y do noche á la contemplación do<br />
las cosas <strong>de</strong>l cielo, y olvidándose <strong>de</strong> las <strong>de</strong> la tierra<br />
, con tan raro ejemplo y tan suave olor <strong>de</strong><br />
Cristo, que muchos, por la faina do su virtud,<br />
venian á ellos y ponían sus personas y sus haciendas<br />
en sus manos . y los logaban con mucha<br />
instancia que los admitiesen en su santa compañía.<br />
De c.ila manera comenzó el monasterio luxoviense<br />
á florecer y crecer cada día mas , y san Co-<br />
NovnniüitF.. 22<br />
lumbano á sor conocido y respetado <strong>de</strong> todos. No<br />
ayudaba poco para esto el ver que nucslro Señor<br />
le honraba y magnificaba con muidlos milagros<br />
que por él hacia; aunque no lo fallaron graves<br />
lenlaciones y borrascas, que bastaban para dar al<br />
través con el navio , si no estuviera firme y tan<br />
amarrado á la áncora do la esperanza y protección<br />
<strong>de</strong>l Señor.<br />
3 Iba un día solo por el monio, pensando y<br />
tratando consigo mismo algunos lugares <strong>de</strong> la sagrada<br />
Escritura : vínole un molesto pensamiento,<br />
cuál <strong>de</strong> las dos cosas escogería, si estuviese en su<br />
mano, ó sufrir los agravios <strong>de</strong> los hombres , ó la<br />
crueldad <strong>de</strong> las fieras; y como este pensamiento<br />
le fuese importuno , hizo la señal do la cruz sobre<br />
su frente y oró al Señor, y dijo : Mejor es subir la<br />
ferocidad <strong>de</strong> las bestias, don<strong>de</strong> no hay pecado,<br />
que la rabia <strong>de</strong> los hombres que, persiguiendo á<br />
los oíros, pier<strong>de</strong>n sus almas. Estando pensando y<br />
diciendo oslo, aparecieron <strong>de</strong> improviso doce lobos<br />
que le cercaron y con sus bocas llegaron como á<br />
asir <strong>de</strong> sus ropas. No se turbó san Columbano con<br />
la vista <strong>de</strong> los lobos, antes eslavo seguro y constante<br />
, confiando en la protección <strong>de</strong> Dios, y suplicándolo<br />
(pie le favoreciese en aquel tranco. Dejáronle<br />
los lobos como espantados <strong>de</strong> su constancia<br />
: mas pasando a<strong>de</strong>lante oyó muchas voces como<br />
<strong>de</strong> ladrones que \ enian sobre él; pero tampoco<br />
se movió , entendiendo que no le podía venir<br />
daño, sino permitiéndolo el Señor; aunque<br />
nunca supo el santo si aquellos lobos que habia<br />
visto y las voces que había oído habían sudo verda<strong>de</strong>ras<br />
voces , ó embustes y marañas <strong>de</strong> Satanás<br />
, que por aquel camino le quería espantar.<br />
k No se contentó san Columbario con haber<br />
edificado el monasterio luxoviense; mas viendo<br />
que eran muchos los nuevos soldados que Dios le<br />
enviaba para que militasen <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> su ban<strong>de</strong>ra,<br />
labró otro que, por las muchas aguas que tenia,<br />
llamó Fontanas, y puso en él por superiores algunos<br />
religiosos <strong>de</strong> conocida y aprobada virtud.<br />
Solía el santo varón los domingos y algunos días<br />
do iicslas mas solemnes retirarse en alguna soledad<br />
apartada <strong>de</strong> su monasterio, para darse mas á<br />
la oración ( que es cosa muy provechosa y usada<br />
<strong>de</strong> muchos santos, recogerse á tiempos para vacar<br />
mas quietamente á Dios); mas una vez , entrando<br />
muy a<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto , halló una gran peña<br />
quo tenia una entrada muy estrecha. Entró en<br />
ella y vio un oso allí echado y muy quicio, como<br />
señor <strong>de</strong> aquella cueva : mandóle el santo mansamente<br />
quo se saliese y no volviese mas á ella:<br />
el osa obe<strong>de</strong>ció con gran prontiud ; y el santo tomó<br />
aquella concavidad <strong>de</strong> la peña, do don<strong>de</strong> habia<br />
echado al oso , por lugar <strong>de</strong> su oración, y con<br />
ella sacó una fuenle <strong>de</strong> la misma peña.<br />
O Resplan<strong>de</strong>cía el abad Columbano como un<br />
sol en el mundo , con su sania vida , con su doctrina<br />
v con el gobierno <strong>de</strong> sus monasterios , y con<br />
los muchas milagros QUE Dios hacia por su intercesión.<br />
Creció su fama por todas parles lanío, que<br />
Teodoi ico, revele los borgoñones, le cobró gran <strong>de</strong>vocion<br />
y le tralo familiarmente, viniéndole muchas<br />
veces á visitar . y rogándole con mucha humildad