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LA LEYENDA DE ORO.
OCTUBRE , ]il
plandecienlc á sania Teresa , que oslaba muy distante
de allí, é ignorante de la muerto del santo;
y saludándola con mucha afabilidad y alegría , le
dijo elia admirada; ¿Qué es esto , padre? Respondió:
Voime á descansar. Declaróla la grande gloria
de que gozaba ; y al despedirse , exclamó, como
admirado : ¡ O bienaventurada penitencia , quo
tanto premio has merecido! como lo dice santa
Teresa en el capitulo 27 , por estas palabras , que
me ha parecido poner aquí, por ser testimonio de
tan grande santa. « Fué su fin (dice , hablando de
san Pedro do Alcántara) como la vida, predicando
y amonestando á sus frailes : y como vio que se
acababa , dijo el salmo : La'tatus sum in his,
(jitw dicta sunt tnilii: ó hincado do rodillas, murió.
Después ha sido el Señor servido tenga yo
mas en éi, quo en vida , aconsejándome muchas
cosas: hele visto muchas veces con grandísima
gloria: díjome la prímeía vez que me apareció:
Qué bienaventurada penitencia , que tanto premio
habia merecido , y otras muchas cosas. Un año antes
que murieso, me apareció estando ausente, y
supe que se habia de morir. y se ¡o avisé , estando
algunas leguas do aquí. Cuando espiró, me apareció
, y me dijo , que se iba á descansar: yo no lo
creí: dljcselo á algunas personas, y después do
ocho días vino la nueva, como habia muerto, ó
comenzado á vivir para siempre, por mejor decir.
Hele aquí acabada esta aspereza de vida con tan
grande gloria.»
18 Quedó el cuerpo hermosísimo con admiración
de cuantos lo vieron: los ojos, tantos años
cerrados , se abrieron y aparecieron claros, como
si fueran dos estrellas resplandecientes; y todo el
rostro era mas propio de un ángel, que de un hombre
muerto. Hizo Dios muchos milagros en este
tiempo por los méritos de su siervo; porque muchos
enfermos, que fueron á venerar sus reliquias,
hallaron la salud : otros que no podian levantarse
déla cama, les fué á buscar la salud á su casa,
encomendándose al santo. Queriendo llevar el
cuerpo desde el pueblo al convento, para sepultarlo;
después de haberse, detenido la procesión,
esperando que cesase la lluvia , que era muy grande,
viendo que no dejaba do llover, se determinaron
á salir; y fué cosa maravillosa , quo saliendo
c! sagrado cuerpo á lo descubierto, cesó la lluvia
en el camino por donde iba la procesión , lloviendo
á un lado y á otro, sin cesar, y lodo el pueblo
iba en medio cercado do agua, sin mojarse,
como los israelitas, cuando caminaban por medio
del mar Bermejo , viendo á un lado y á otro al
agua que se detenia do respeto ó temor á aquella
vara que llamaban «obradora de maravillas.» Duró
este milagro, hasla que entró la procesión en el
convento , porque luego empezó á llover igualmente
por todas partes. Otra maravilla fué, quo con
correr tan grande airo , quo hacia temblar los árboles
mas firmes á una y otra parle del camino , no
apagó en él ninguna luz , ni turbó su llama , y después
de haber ardido las hachas y velas muchas
horas, no se consumió ni miagóla de cera, y hallaron
quo pesaban lo mismo que antes que empezasen
á arder. Enterráronlo en un sepulcro co-
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muii, atendiendo mas sus hijos á su modestia y
humildad , ó á la inclinación del santo padre, aun
en el cielo humilde, que á lo que se debia á tan sagrado
cuerpo , y abriendo la Iierra , encerraron en
ella aquel tesoro, que nunca la lierra de las Indias
supo guardar en sus minas. Después de cuatro
años , abriendo el sepulcro para lomar del cuerpo
alguna reliquia , lo hallaron sin corrupción . entero
, hermoso, y que destilaba un licor preciosísimo
de suavísima fragrancia. Aun después de ver
cuanto le veneraba la tierra , no lo sacaron sus hijos
de aquel sepulcro, hasta pasados casi veinte
años, que lo colocaron en otro lugar mas decente;
y últimamente en la capilla del convento do Arenas,
donde hoy es muy venerado por lasconlinuas y
grandes maravillas que Dios obra, para honrar y
glorificar al que tan bien supo en osla vida honrarle
y glorificarle con su vida v doctrina , y con los
hijos que dejó para lanío ejemplo y provecho do
lodo el mundo.
i 9 Resla que, pues el Señor dijo á sania Teresa
que cualquiera cosa que le pulan en nombre
de su siervo Pedro do Alcántara , la concederá,
pidamos á nuestro Señor muchos beneficios pollos
méritos de este grande santo, v le supliquemos
nos haga en esta vida imitadores de sus virtudes
para que en la vida eterna seamos compañeros
de su gloria , la cual nos conceda el Señor
por su intercesión. Amen.
20 Escriben y hacen honorífica mención de
san Pedro de Alcántara santa Teresa de Jesús,
que en muchas parles alaba y engrandece su santidad
; san Francisco de Sales, que escribió á un
discípulo, mandándole que se gobierne por el libro
cío la Oración , que escribió san Pedro de Alcántara,
si quiere aprovechar en la perfección; el
apóstol de Andalucía el maestro Avila , contemporáneo
del santo padre; Fr. Diego do Yepes, confesor
de Felipe 11, y que lo fué de santa Teresa,
obispo de Tarazona ; el padre Baltasar Alvarez,
de la Compañía de Jesús; y el padre Bibadeneira,
de la misma Compañía; el siervo de Dios don Fr.
Francisco Gomaga, arzobispo de Mantua; el venerable
P. Fr. Juan de Sania Marín , confesor
déla emperatriz María, gran imitador del santo
padre en penitencia , y renunciar dignidades , pues
renunció tres obispados; el venerable Fr. Juan
Bautista Moles; Fr. Martin de San José; Fr. Juan
déla Trinidad, in Chronic; Barezo, lib. iv;
Hilar. Acosia, Calkal., lib. n, pag. 321; Daza,
4. parí. Cliron., cap. 32; Rapmeo, Jlislor.
gen. recotlccl. decad. 8; Ribera, in Histor.
5. Teresio.'; Silvest. Labaiiense , Dejuslit. magnitud,
.fíceles, rom., lib. m, cap. 12; Gualter.,
in Tabula citrón, sactd; Algecira, in Arbor.;
lípilot. Poitco., iract.o, Triplic. citar, vire/.,
cap. 13; Mariano, /i7i.iv, cap. !. Citrón, re—
form.; Gravian , in Voe. Turt., pag. 2, cap. 13
el 24.; Arturo, inUlarli/rolog., lili. E; Vistorin.,
Trac!, de anliq. el tnodern. usu canon, sancl.,
c. 28 ; Lucas Castellino , in fítucid. tltcolog. de
eerlittidiite gloria 1
sancl. canoniza!.; Tamayo.
Murígrul. hispan., 18 oclob.; y copiosamente
Fr. Juan de San Bernardo, su hijo, y cronisia y