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La leyenda de oro 4.pdf

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NOVIEMIIRE<br />

LA LEYENDA DE ORO.<br />

199<br />

costumbres y <strong>de</strong> . . agudo ingenio; pero vano y<br />

u •<br />

ronliado <strong>de</strong> si. Permitió nuestro Señor que el<br />

<strong>de</strong>monio le engañase en materia déla le, y en<br />

confesar la verda<strong>de</strong>ra y real presencia <strong>de</strong> Cristo<br />

nuestro Señor en el sacrosanto sacramento do la<br />

eucaristía. Amonestóle san Malaquías primeramente<br />

á solas, <strong>de</strong> su error: y no bastando esto<br />

para reducirle, hizo dos veces una junta do otros<br />

clérigos, y hombres doctos, para <strong>de</strong>sengañarle: y<br />

aunque todos los que allí estaban le reprendían y<br />

convencían su error con los lugares evi<strong>de</strong>ntes <strong>de</strong><br />

abrirse con un caballero principal, V tratando do<br />

reconciliarse con el rey y volver á su gracia, no<br />

fiándose <strong>de</strong>l rey, lomó a san Malaquías por medianero,<br />

y sobre su palabra, que le dio el santo,<br />

se concertó aquella diferencia; mas estando el caballero<br />

sobre seguro , fué preso por mandato <strong>de</strong>l<br />

rey , que no podia vencer el enojo y enemistad quo<br />

con él tenia. Sintiólo el santo, como era razón:<br />

acudió á Dios, y cegó el rey. Con este manifiesto<br />

castigo conoció su culpa: pidió perdón; y rindióse<br />

á la voluntad <strong>de</strong>l santo ponilfice.<br />

la sagrada Escritura; él estuvo tan obstinado y 19 Habiendo comenzado un oratorio <strong>de</strong> pie­<br />

pertinaz, que le <strong>de</strong>claró por hereje y apartado dra <strong>de</strong> sillería, conforme á la traza que le había<br />

<strong>de</strong>l gremio <strong>de</strong> la santa Iglesia: y viendo que aun sido mostrada <strong>de</strong>l cielo , en la abadía <strong>de</strong> Doncor;<br />

no se reconocia , antes que como soberbio ó hin­ un caballero que tenía cargo <strong>de</strong> las rentas <strong>de</strong> la<br />

chado , se tenia f or mas sabio y docto que todos; abadía, y un hijo suyo, <strong>de</strong> tal manera le persiguie­<br />

encendido <strong>de</strong> santo zelo Malaquías, alzó la voz y ron , tratándolo <strong>de</strong> loco ó insensato, por haber<br />

dijo: Pues no quieres <strong>de</strong> grado confesar la verdad, comenzado una obra tan suntuosa, siendo pobre<br />

Dios te haga confesarla por fuerza; y el mismo he­ y sin caudal para acabarla , que el santo les dijo,<br />

reje respondió: Amen. Vino <strong>de</strong>spués el <strong>de</strong>sven­ que la obra se acabaría y el hijo no la vería. Conturado<br />

hombre á tanto aborrecimiento <strong>de</strong> sí mismo, forme á su profecía murió <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> un año, y el<br />

que no pudiendo vivir entre la gente, se quiso ir padre fué castigado <strong>de</strong>l Señor; porque un <strong>de</strong>mo­<br />

como <strong>de</strong>sesperado á lejanas tierras : y poniéndose nio le arrebató y le echó en el fuego, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> le<br />

encamino, le sobrevino una enfermedad tan gran­ sacaron los <strong>de</strong> su casa, quemados sus miembros,<br />

<strong>de</strong>, que no pudo pasar a<strong>de</strong>lante, y viendo su pe­ perdido el seso , torcido el rostro , echando espuligro<br />

, á mal <strong>de</strong> su grado volvió á la ciudad, y hamajos por la boca y dando terribles alaridos: y<br />

ciendo llamar al obispo, confesó su culpa , <strong>de</strong>testó aunque el santo , compa<strong>de</strong>cido <strong>de</strong> su mal, hizo<br />

el error, recibió la absolución; y luego espiró. oración á Dios por él, y no murió; pero quedó<br />

con muchos malos acci<strong>de</strong>ntes , que le duraron por<br />

toda la vida , y la obra comenzada se acabó , según<br />

la gran<strong>de</strong> confianza que nuestro Señor había<br />

dado á su siervo: y para cumplírsela (porque él<br />

era pobre y no tenia con qué), le <strong>de</strong>scubrió un tes<strong>oro</strong><br />

<strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la misma plaza don<strong>de</strong> se hacia el<br />

edificio, <strong>de</strong>l cual hasta entonces no se sabia cosa,<br />

ni habia persona que <strong>de</strong> él tuviese noticia; y así<br />

halló Malaquías en la bolsa <strong>de</strong> Dios, loque no<br />

hallara en la suya : que quien tiene viva fé, tiene<br />

todas las riquezas <strong>de</strong>l mundo: porque , ¿qué<br />

otra cosa es el mundo, sino un banco y una fuente<br />

manantial, que no se pue<strong>de</strong> agotar, <strong>de</strong> la<br />

lidad <strong>de</strong>l Señor?<br />

libera­<br />

17 Altercaban dos pueblos y traían gran<strong>de</strong>s<br />

pleitos sobre los términos y lin<strong>de</strong>ros: y queriendo<br />

llevar por armas aquel negocio , se juntaron para<br />

pelear. Envió el santo (por estar ocupado) á otro<br />

obispo, para que en su nombre los apaciguase, y<br />

sosegase aquella discordia. El obispo, aunque <strong>de</strong><br />

mala gana (por pensar que no haria nada, ni tendría<br />

la autoridad que era menester con aquella<br />

gente furiosa y armada) todavía obe<strong>de</strong>ció: fué, y<br />

halló que estaban ya para venir á las manos; y<br />

con el nombre <strong>de</strong> san Malaquías los amansó y<br />

concertó, ó hicieron sus capitulaciones. Pero <strong>de</strong>spués<br />

uno <strong>de</strong> los pueblos se embraveció <strong>de</strong> manera,<br />

que quiso dar <strong>de</strong> repente en los contrarios y matarlos,<br />

sin que el buen obispo los pudiese <strong>de</strong>tener;<br />

porque corrían como caballo sin freno, y <strong>de</strong>sbocado.<br />

Volvióse entonces el obispo con el corazón<br />

á pedir favor á san Malaquías , aunque estaba lejos<br />

, y <strong>de</strong> repente corrió una voz entre toda aquella<br />

gente furiosa, quo otros enemigos sujos habian<br />

entrado en sus tierras, y las <strong>de</strong>struían , y llevaban<br />

cautivos á sus hijos y mujeres. Oida esta voz,<br />

aunque falsa, al punto <strong>de</strong>jaron aquella empresa,<br />

y se volvieron;! sus casas; y no hallando á los<br />

enemigos , entendieron que habian sido engañados<br />

por voluntad <strong>de</strong> Dios, por el poco respeto que<br />

habian tenido al mensajero <strong>de</strong> san Malaquías: el<br />

cual, habiendo ido él mismo á concertar á aquellos<br />

pueblos, y no habiendo podido acabar con ellos lo<br />

que <strong>de</strong>seaba (porque el otro pueblo, habiendo sabido<br />

lo que los contrarios habian pretendido hacer<br />

contra él, se quería vengar), Dios nuestro Señor<br />

tomó la mano , haciendo crecer un pequeño rio<br />

que estaba en el camino, <strong>de</strong> tal manera , que no<br />

le pudieron pasar, ni ejecutar su mal intento.<br />

18 Uno <strong>de</strong> los royes <strong>de</strong> Ilibernia vino á <strong>de</strong>s-<br />

20 Nunca acabaríamos si quisiésemos referir<br />

todos los milagros <strong>de</strong> este santo : basta, que en los<br />

que hasta ahora hemos escrito, y en los <strong>de</strong>más<br />

que <strong>de</strong>jamos, hallaremos todas las maneras y géneros<br />

<strong>de</strong> los antiguos milagros , profecías , revelaciones,<br />

castigo <strong>de</strong> los malos, salud <strong>de</strong>l cuerpo,<br />

conversión <strong>de</strong> almas, y resurrección <strong>de</strong> muertos.<br />

A mas <strong>de</strong> esto , por sus excelentes virtu<strong>de</strong>s, fué<br />

magnificado <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los príncipes<br />

y <strong>de</strong> los reyes; y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muchas y graves<br />

persecuciones, quedó victorioso y superior á la<br />

envidia.<br />

21 Pero vengamos á su dichoso fin, y acabemos<br />

esta historia. Estaba un día san Malaquías<br />

con sus hermanos en santa recreación; comenzaron<br />

á tratar <strong>de</strong> la muerte, y á <strong>de</strong>cir cada uno <strong>de</strong><br />

los que allí estaban el lugar y el día en que <strong>de</strong>seaba<br />

morir; y el santo, cuando le tocó el respon<strong>de</strong>r,<br />

dijo , que si él habia <strong>de</strong> quedar en Hibernia , holgaría<br />

resucitar con san Patricio, apóstol <strong>de</strong> ella;<br />

pero que si hubiese <strong>de</strong> morir fuera <strong>de</strong> aquella isla,<br />

escogería la iglesia <strong>de</strong> Clarava!, para <strong>de</strong>positar en

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