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La leyenda de oro 4.pdf

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1 28 LA LEYENDA DE ORO.<br />

ciencia y humildad , y con la confianza en Dios, eclesiásticos<br />

Fundó su primer convento cerca <strong>de</strong>l Pedroso, como<br />

diez leguas <strong>de</strong> Plasencia, trayendo él mismo con<br />

sus compañeros los materiales. Todo el ámbito <strong>de</strong>l<br />

convento , medido por la parte <strong>de</strong> afuera , tenia <strong>de</strong><br />

largo treinta y dos pasos, y <strong>de</strong> ancho veinte y<br />

ocho. Dentro <strong>de</strong> esta cerca <strong>La</strong>bia una iglesia con<br />

su capilla mayor, que dividía una reja <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra:<br />

en la capilla mayor cabía el sacerdote que <strong>de</strong>cia<br />

misa, y el ayudante; si entraba otro, embarazaba :<br />

el cuerpo <strong>de</strong> la iglesia era proporcionado á la capilla.<br />

Dabia también celdas, refectorio , cocina,<br />

claustro, y las otras oficinas necesarias: y nada<br />

<strong>de</strong> esto habia; porque las celdas aun eran estrechas<br />

para sepulturas : la iglesia apenas podia servir<br />

<strong>de</strong> celda ; y todo el edificio mas parecía planta<br />

<strong>de</strong> edificio dibujada en un papel, que fábrica<br />

ejecutada <strong>de</strong>l arle. <strong>La</strong>s puertas <strong>de</strong> la celda-eran<br />

tan bajas y estrechas , que era necesario entrar <strong>de</strong><br />

lado , y bajar la cabeza : y preguntado el santo,<br />

por qué hacia tan estrechas las puertas; respondió:<br />

Porque los hombres , que han <strong>de</strong> vivir en ellas , son<br />

muertos al mundo , y caminan al cielo : y como el<br />

camino <strong>de</strong>l cielo es estrecho., y la puerta angosta,<br />

es menester que se enseñen, entrando por es(as<br />

puertas, á entrar por lapuerla <strong>de</strong>l cielo. Cuando<br />

vio acabada la obra , dio muchas gracias á Dios,<br />

y á la santísima Virgen , y dijo: Esto basta para<br />

frailes pobres: no más, no más. ¡Ay délos que<br />

en a<strong>de</strong>lante buscaren mas, y quisieren mejorarse<br />

en edificios; que hallarán mucho menos <strong>de</strong> lo que<br />

vinieron á buscar á la religión ! En esta casa vivia<br />

el sanio con doce compañeros, en quienes se veia<br />

copiado su espíritu. Ocupábanse <strong>de</strong> dia y <strong>de</strong> noche<br />

en alabanzas divinas, y en la contemplación <strong>de</strong><br />

las cosas celestiales: el cuerpo juzgaban carga pesada;<br />

porque les embarazaba subir al cielo, y<br />

obligaba á tener algo <strong>de</strong> la tierra : el comer tenian<br />

por martirio : el dormir, no solo por imagen <strong>de</strong> la<br />

muerte , mas aun por la misma muerte: el ayuno<br />

era su regalo, la oración su reposo y la mortificación<br />

sus <strong>de</strong>licias. Sustentábanse todos los días con<br />

pan y agua , y á las fiestas anadian unas legumbres:<br />

los hábitos pobres , estrechos y remendados, mas<br />

parecían mortajas para escon<strong>de</strong>r el horror <strong>de</strong> los<br />

muertos, que vestiduras para cubrir la <strong>de</strong>snu<strong>de</strong>z<br />

<strong>de</strong> los vivos: no habia diferencia entre subditos y<br />

prelado: todos querian obe<strong>de</strong>cer, y ninguno ser obe<strong>de</strong>cido<br />

; cada uno se tenia por el menor, y todos<br />

le miraban como superior suyo : la caridad hacia<br />

que no pareciesen hermanos , sino un mismo cuerpo<br />

, alentado <strong>de</strong> un mismo espíritu. Aquí parecia<br />

vivir como en propia casa , la humildad , pobreza,<br />

caridad , paciencia , mortificación y todas las virtu<strong>de</strong>s<br />

, que se miraban en cada uno como en espejo<br />

, y <strong>de</strong> él las copiaban los <strong>de</strong>más para la imitación;<br />

pero quien resplan<strong>de</strong>cía entre todos, y<br />

oscurecía á los <strong>de</strong>más con su claridad , era san Pedro<br />

<strong>de</strong> Alcántara : cuya santidad <strong>de</strong> vida era mavor<br />

<strong>de</strong> lo que se pue<strong>de</strong> encarecer con las palabras.<br />

" 8 A la fama <strong>de</strong> la vida <strong>de</strong> san Pedro, y sus<br />

compañeros, venían al Pedroso gran número <strong>de</strong><br />

gente <strong>de</strong> todos estados y condiciones, hombres y<br />

mujeres, gran<strong>de</strong>s y pequeños, nobles y plebeyos,<br />

OCTUBRE , lf><br />

religiosos , títulos y gran<strong>de</strong>s, y to­<br />

dos quedaban pasmados <strong>de</strong> ver la santidad <strong>de</strong> los<br />

religiosos, la pequenez <strong>de</strong>l edificio, y á unos hombres<br />

mayores que el mundo , que <strong>de</strong>spreciaban al<br />

mundo , y huian do él; y por eso el mundo los buscaba<br />

y veneraba , como varones celestiales. Cuando<br />

oian. las dulces y eficaces palabras <strong>de</strong>l santo<br />

padre,-lodos se compungían: y unos mudábanlas<br />

vidas: otros renunciaban el mundo, y se entraban<br />

religiosos; y los <strong>de</strong>más tenian envidia santa á<br />

aquellos, que no podian ó ho se atrevían á imitar.<br />

Los señores que no podian verle, le escribían cartas<br />

para recibir sus respuestas , y entro los <strong>de</strong>más<br />

san Francisco <strong>de</strong> Rorja , antes duque do Gandía,<br />

y entonces comisario general <strong>de</strong> la Compañía <strong>de</strong><br />

Jesús en España , no podiendo visitarle por sus<br />

precisas ocupaciones , le escribió cuan <strong>de</strong> buena<br />

gana fuera á verle á su pequeño convento, y lo tendría<br />

por un paraíso en la tierra. Muchos varones<br />

espirituales iban á consultarle y preguntarle sus<br />

dudas, como á gran maestro <strong>de</strong> espíritu , y un<br />

oráculo <strong>de</strong> la sabiduría que no se apren<strong>de</strong> en las<br />

universida<strong>de</strong>s, ni en los libros. Su convento era<br />

como un santuario <strong>de</strong> <strong>de</strong>voción, adon<strong>de</strong> acudia<br />

todo género <strong>de</strong> personas á buscar consuelo , y remedio<br />

en sus necesida<strong>de</strong>s y aflicciones : y aun po<strong>de</strong>mos<br />

<strong>de</strong>cir como una corte , por el gran concurso<br />

<strong>de</strong> señores y caballeros que estaba en él semanas<br />

enteras sin saber apartarse <strong>de</strong> su conversación. Parecerá<br />

encarecimiento esto , á quien no consi<strong>de</strong>rare<br />

cuanto honra Dios á los humil<strong>de</strong>s y pequeños en<br />

sus ojos, y que <strong>de</strong> esta manera queria recompensar<br />

, aun en esta vida , los <strong>de</strong>sprecios y afrentas<br />

que poco anles habia pa<strong>de</strong>cido su fiel siervo.<br />

Teniendo noticia el emperador Carlos V<strong>de</strong>la santidad<br />

<strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong> Dios, le mandó llamar para<br />

hacerle su confesor; y viniendo á su presencia , le<br />

propuso su <strong>de</strong>terminación. Respondióle el santo<br />

con mucha humildad : Señor , para este oficio <strong>de</strong>be<br />

V. M. buscar sugeto mas digno, y <strong>de</strong> mayores<br />

prendas; porque vo no tengo las que son necesarias<br />

para cumplir con las obligaciones <strong>de</strong> cargo<br />

tan grave. No admitió su excusa el emperador;<br />

antes con alguna severidad le dijo: Haced , padre,<br />

lo que os mando, y sed mi confesor; que yo sé lo<br />

que me conviene. No se turbó el santo; antes le dijo:<br />

Señor, V. M. me dé tiempo, para encomendarlo<br />

á Dios, y me dé licencia , para volver á mi convento<br />

á consi<strong>de</strong>rarlo : y si no volviero , tenga V. M.<br />

por cierto que no se sirve Dios <strong>de</strong> ello. Admiróse<br />

el emperador <strong>de</strong> su resolución y entereza , y <strong>de</strong>cia<br />

<strong>de</strong>spués : Este santo religioso no es hombre <strong>de</strong> la<br />

tierra. En llegando á su convento, empezó á rogar<br />

á Dios con gran<strong>de</strong>s ansias , lo enseñase su voluntad<br />

, y conoció que el Señor queria asistiese<br />

á su nueva reforma , y no se metiese en otros cuidados;<br />

y así le oyeron <strong>de</strong>cir: Yo no vino á la or<strong>de</strong>n<br />

á buscar honras, sino á ser frailo menor, á<br />

llorar mis culpas , y hacer penitencia <strong>de</strong> ellas, y<br />

ocuparme en servir á los siervos <strong>de</strong> Dios: no permita<br />

la divina Majestad que yo me vea fuera <strong>de</strong><br />

este pequeño rincón : esto escogí: este.es el puerto<br />

seguro do mi salvación: en este <strong>de</strong>sprecio y en<br />

esta vida tengo <strong>de</strong> perseverar hasta la muerte. Con

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