La leyenda de oro 4.pdf

:-(3 Í.A LE Vl-XI) A. DE ORO. O::tli;ÍÍI.:, 7
convenios do eslos sanios religiosos , sino unos coros
do ángelesque couliiuuimonle alaban al Señor'.'
¿Unos escuadrones de soldados valerosos que con
sus plegarias le aplacan, y defienden su Iglesia?
¿Unos relralos vivos de penitencia , de menosprecio
del mundo, de oración, mortificación v de
toda virtud? ¡Qué de santos varones ha habido,
y hoy dia hay en esta santa religión, que con su
doctrina alumbran al mundo, y con su vida le
inflaman; y apartados de la conversación de los
hombres , muestran que son mas que hombres, v
nos predican que nuestra felicidad no está en la
tierra sinoco el cielo ! Diez y seis provincias dicen
que hav en esta sagrada religión, y en ellas ciento
y ochenta y nueve monasterios, en los cuales los
¡ladres cartujos viven con lan grande aspereza, soledad,
silencio, asistencia, y continuación en el
coro, vestidos de cilicio á raiz de sus carnes, y sin
comer jamás carne por ninguna enfermedad . v
con tanto rigor de vida , que la santa Iglesia da licencia
á los religiosos de todas las otras órdenes para
pasar de las suyas á la do la Cartuja : que es
señal que es muy estrecha, y que la tienen por mus
rigurosa que las demás, y que se guarda en la Cartuja
hoy día la regia con que san Bruno la-instituyó,
y ella comenzó sin haber aflojado, ni descaecido
en lo sustancial de lo que aquel santo padre ordenó
y estableció: que lodo es argumento de su
gran santidad v de sus altos merecimientos, y singulares
gracias y privilegios que Dios lo comunicó;
pues le hizo uno de los mas grandes patriarcas de
su Iglesia , y glorioso padre de tantos y lan esclarecidos
hijos: y no solamente do santos confesoíes,
sino de tortísimos mártires, como fueron los
monjes cartujos que por defensa de la sede apostólica,
ol año del Señor de lr>(>8. por mandado
del desventurado rev Enrique VIH , murieron- cola
ciudad do Londres, como mas largamente lo
escribimos en nuestro libro del Cisma de Inglaterra.
* SANTA FÉ, VÍUGKN Y MÁRTIR.— Natural
de Francia , é hija de una familia ilustre, tuvo la
dicha de conocer á Jesucristo desde su infancia, y
de servirle con fidelidad. Repartía lodo su tiempo
(Mitre la oración y las obras de caridad; y aunque
>o!icilada-a causa de su belleza , mostróse siempre
insensible á los halagos del mundo. Por aquel
tiempo reinaban en Roma los emperadores Dioelecinno
y Alaximiano , y Daciano era gobernador
de las Gallas. Cuando ésto llegó á Agen, donde
viv¡a la sania , dio orden para que la presentasen.
La joven esposa de Jesucristo contestó con una firmeza
inalterable >á las caricias y amenazas del tirano,
y al salir del tribunal, fué llevada al lugar
del-tormento que la esperaba. Aláronla con cadenas
á una cama de hierro , debajo de la cual encendieron
un gran fuego , derramando al mismo
tiempo y con mucha frecuencia sobre el delicado
v desnudo cuerpo de la casta virgen grandes cantidades
de aceite y de oirás materias grasas. Muchos
de los espectadores de un suplicio tan atroz, se
leñaron de compasión y de horror, y soltaron al-
Igunas exclamaciones de conmiseración y de lástima
; pero Daciano les hizo pagar bien cara aquella
demostración de humanidad , pues habiendo
mandado quo los prendiesen , les hizo corlar la
cabeza junio con la de sania Fé , y lodos reunidos
volaron al cielo á recibir su corona, el año 287.
Los SANTOS MARCELO , CASTO, EMILIO, Y SA­
TURNINO , MÁRTIRES.—ílánse perdido las acias
del martirio de estos sanios, y solo sabemos por
el Martirologio romano anotado por Baronío, quo
murieron en Capua, donde se conservan sus reliquias,
SAN SACARES, ORISPO Y MÁRTIR. — Fué uno de
los primeros discípulos de san Pablo, y se cree
que osle apóstol le consagró obispo de Laodicea.
En tiempo del emperador Anloiiino, tomó una
parle muy grande en !a cuestión que se agitó entonces
en la Iglesia acerca del tiempo de la celebración
de la Pascua , y se creo que. murió mártir
en la misma ciudad de Laodicea, por los últimos
años del siglo II.
SANTA EIIOTTOA , MÁRTIR. — Fué griega, y después
de haber ilustrado á su palna con el ejemplo
de una vida penitente y sania , mereció la corona
inmarcesible del martirio, el año 320. San
Gerónimo dice , que encendida en el amor de Jesucristo,
venció las llamas de la hoguera en que
la arrojaron.
SAN ROMÁN, OBISPO Y MÁRTIR.—Fué el XVI
obispo do Auxerre, cuya Iglesia gobernó por espació
de Ires años. Los bolnndistas son de parecer
quo floreció este santo en el siglo Y, aunque
no insertan ningún documento que lo apoye
ni que haga creer lo contrario. El Martirologio romano
y casi todos los demás lo suponen anterior á
dicho siglo , y le dan el título de mártir.
SAN MAGNO, OBISPO Y CONFESOR.—Nació en
Altino, de la noble familia do Frigeri , que habiéndose
refugiado en Venecia , huyendo de la
inundación de los bárbaros del Norte , educó allí
ai joven Magno en el temor de Dios y en las ciencias
sagradas y profanas. Su amor al retiro lo
tema casi siempre encerrado en una oscura y pequeña
cueva, que se enseña aun en el dia , y que
llaman la cueva de San Magno. Consagrado obispo
de Uderzo, fué admirable en santidad y en
pórtenlos, y murió en el Señor, el año 6G0.
LA CONMEMORACIÓN DE LOS MÁRTIRES DE TRÉ­
VERIS.—En esta ciudad, durante el reinado del
impío Diocleciano y siendo presidenteRicciovaro,
fueron sacrificados una multitud casi innumerable
de cristianos, por quererse mantener constantes
en la confesión de su fé. Un autor antiguo dice que
seria espantoso leer la relación de los inauditos
tormentos que se pusieron entonces en juego para
hacer sufrir á aquellos fíeles. La Iglesia les consagra
hoy una memoria particular.
líiu 1.
SAN MARCOS, PAPA Y CONFUSOR.—Por la
muerte del sumo pontifico Silvestre, fué elegido
en su lugar, y puesto en la silla de san Pedro, san
Marcos, natural de Roma , hijo de Prisco : el cual
fué dolado de grandes virtudes; y aunque vivió
poco tiempo con la paz que con el favor del emperador
Constantino tuvo la Iglesia, jardo ocuparse