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La leyenda de oro 4.pdf

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OCTUBRE, 19 LA LEYENDA DE ORO. 129<br />

soló Dios al santo; porque viendo el emperador<br />

que no volvía , entendió que no era voluntad <strong>de</strong><br />

Dios; y con eso le <strong>de</strong>jó en su quietud. Algunos años<br />

<strong>de</strong>spués fué á Yallaclolid , llamado <strong>de</strong> la princesa<br />

doña Juana , hija <strong>de</strong> Carlos V, quo le escogió también<br />

por su confesor; pero excusóse con la princesa<br />

, do la misma manera que so habia excusado<br />

con el emperador.<br />

9 Con esto quedó <strong>de</strong>sembarazado el santo,<br />

para aten<strong>de</strong>r á su reforma, que fué muy apriesa<br />

creciendo con algunos conventos recien fundados<br />

por otros siervos <strong>de</strong> Dios quo se lo agregaron , y<br />

otros que fundó <strong>de</strong> nuevo : los cuales se poblaron<br />

<strong>de</strong> religiosos <strong>de</strong> varias provincias, aventajados en<br />

letras y virtu<strong>de</strong>s, que venían <strong>de</strong> ser profesos en<br />

ellas á ser novicios <strong>de</strong>l santo padre, y hacerse<br />

como niños , para ser enseñados do él. De los<br />

cuatro primeros conventos hizo una custodia que<br />

llamó <strong>de</strong> San José, su especial patrón y <strong>de</strong>voto;<br />

y en llegando á nueve los conventos , con autoridad<br />

apostólica y potestad <strong>de</strong>l comisario general<br />

que tenia , la erigió en provincia , é hizo constituciones<br />

muy pru<strong>de</strong>ntes é importantes, para la perfecta<br />

guarda <strong>de</strong> la regla <strong>de</strong> su seráfico padre san<br />

Francisco. El modo <strong>de</strong> vida asperísimo y santísimo<br />

quo san Pedro <strong>de</strong> Alcántara plantó en el mundo,<br />

se ha dilatado por diversas provincias <strong>de</strong> España,<br />

y ha llegado hasta las Indias , dando á la Iglesia<br />

muchos varones insignes en santidad y milagros,<br />

y finalmente mártires <strong>de</strong>clarados por la se<strong>de</strong> apostólica;<br />

porque aquellos seis religiosos <strong>de</strong>scalzos,<br />

que murieron en el Japón crucificados por la predicación<br />

<strong>de</strong>l Evangelio, como dijimos en su vida,<br />

á 5 do febrero , hijos son <strong>de</strong> san Pedro <strong>de</strong> Alcántara.<br />

10 No solamente escogió Dios á san Pedro,<br />

para que instituyese una nueva familia; mas quiso<br />

también que ayudase á la seráfica madre santa<br />

Teresa <strong>de</strong> Jesús á la fundación <strong>de</strong> su religión:<br />

porque el santo aprobó su espíritu, y la quitó los<br />

temores y dudas quo la afligían, y aseguró que sus<br />

revelaciones eran verda<strong>de</strong>ras, y la dijo, como la<br />

misma santa lo refiere, que si no era la Ib, no<br />

podía haber cosa mas veida<strong>de</strong>ra, ni que tanto<br />

pudiese creerse : y <strong>de</strong>sengañó á los que la tenían<br />

por engañada : aseguró a los que dudaban: la <strong>de</strong>fendió<br />

<strong>de</strong> los que la perseguían : la consoló en sus<br />

aflicciones: la aquietó en sus escrúpulos: la alentó<br />

á la fundación <strong>de</strong> sus conventos: la ayudó á vencer<br />

las dificulta<strong>de</strong>s que se ofrecían, haciendo para<br />

esto muchos viajes, y no perdonando á trabajo<br />

ni fatiga; porque entendió con luz <strong>de</strong>l cielo, cuánto<br />

se habia <strong>de</strong> servir Dios <strong>de</strong> aquella obra, y cuánto<br />

so habia <strong>de</strong> propagar y exten<strong>de</strong>r por el mundo<br />

para hien<strong>de</strong> la santa Iglesia; y así so lo prometió<br />

á la santa madre. Con el largo trato y comunicación<br />

que tuvo san Podro con santa Teresa , conoció<br />

la santa madre los tes<strong>oro</strong>s do santidad quo<br />

Dios habia encerrado en aquella venturosa alma:<br />

y el Señor quiso también con algunos singulares<br />

favores dar á conocer mejor á la santa los méritos<br />

<strong>de</strong> su siervo. Habiendo ido el santo á la ciudad do<br />

Avila, lo convidó á comer santa Teresa, y él<br />

admitió el convite, eslimando su caritativo afecto.<br />

Том» IV.<br />

Previno el convite, no la ostentación vana, sino<br />

la caridad humil<strong>de</strong>, y fué la comida en el convenio<br />

<strong>de</strong> la Encarnación , don<strong>de</strong> le esperaba la<br />

sania madre en compañía <strong>de</strong> otra sierva <strong>de</strong> Dios,<br />

llamada María Díaz. Sustentaba el santo con palabras<br />

divinas el alma <strong>de</strong> las que pretendían regalar<br />

su cuerpo con manjar corruptible; y entre<br />

estas pláticas se arrebató y quedó en éxtasis por<br />

mucho espacio con gran consuelo <strong>de</strong> la santa<br />

madre, que nunca hasta entonces le habia visto<br />

<strong>de</strong> aquella forma. Sentado á la mesa no quiso comer<br />

mas que una escudilla <strong>de</strong> potaje, que era la<br />

comida <strong>de</strong> las solemnida<strong>de</strong>s; pero Dios, que no<br />

sabe escascar sus favores y gusta <strong>de</strong> los convites<br />

que celebra la caridad y no la gula, se apareció<br />

A i si h lo á los dos santos en forma <strong>de</strong> un mancebo <strong>de</strong><br />

maravillosa majestad y hermosura , y sentándose<br />

á la mesa al lado <strong>de</strong>l santo padre , partió el manjar<br />

que estaba en la mesa , y haciendo plato al<br />

sanio, se le puso <strong>de</strong>lante, y le mandó que comiese.<br />

Comió algunos bocados partidos <strong>de</strong> las manos<br />

<strong>de</strong> Cristo , y luego lomó el Señor un vaso <strong>de</strong> agua<br />

que estaba en la mesa, y so le aplicó á la boca<br />

para quo bebiese, y lo limpió los labios con una<br />

toalla , antes y <strong>de</strong>spués do beber; y con esto <strong>de</strong>sapareció,<br />

quedando el sanio anegado en gozos<br />

celestiales, y arrebatado en éxtasis; y sania Teresa<br />

y su compañera gozosas , maravilladas y suspensas<br />

, con nueva eslima y veneración <strong>de</strong>l sanio,<br />

ó quien Dios hacia tales favores.<br />

11 Pero no es maravilla que hiciese Dios<br />

estos favores , á quien habia adornado <strong>de</strong> lan admirables<br />

virtu<strong>de</strong>s, que es mas fácil admirarlas que<br />

imitarlas ó alabarlas; y en ellas hallarán mucho<br />

por qué confundirse aun los que tratan <strong>de</strong> perfección<br />

, viendo cuan a<strong>de</strong>lante, cuan <strong>de</strong> priesa, y á<br />

largos pasos camina este gigante <strong>de</strong> santidad, que<br />

<strong>de</strong>ja atrás á los mas ferv<strong>oro</strong>sos. Su fé era como<br />

la columna <strong>de</strong> luz quo guiaba á los israelitas entre<br />

las tinieblas <strong>de</strong> la noche: <strong>de</strong>cia , que los misterios<br />

divinos, oscuros al entendimiento humano, eran<br />

claras luces <strong>de</strong> la gran<strong>de</strong>za <strong>de</strong> Dios , y que cuanto<br />

menos los entendía, mas los creía; porque le mostraban<br />

mejor quien es Dios, y cuan incomprensibles<br />

son sus perfecciones. Aprendió <strong>de</strong> memoria<br />

ol viejo y nuevo Testamento, y este ora el paraíso<br />

do <strong>de</strong>leites en que hallaba todas sus <strong>de</strong>licias: por<br />

lo cual repetía muchas veces algunos textos <strong>de</strong> la<br />

sagrada Escritura. Cuando oia alguna palabra <strong>de</strong>l<br />

Evangelio, se inclinaba con profunda reverencia:<br />

y tratando con sus frailes un dia <strong>de</strong>l respeto y veneración<br />

que se <strong>de</strong>be á los misterios <strong>de</strong> nuestra<br />

sania fó, les dijo: Mirad, hijos, cuando loyére<strong>de</strong>s<br />

los Evangelios santos , poned las manos juntas, y<br />

oslad atentos con gran reverencia y <strong>de</strong>voción;<br />

porque está escrito en ellos este soberano misterio,<br />

<strong>de</strong> cómo Dios encarnó , y se hizo hombro por<br />

amor <strong>de</strong> los hombres. Su esperanza y confianza<br />

en Dios fué igual á su fé: ella era como el áncora<br />

<strong>de</strong> su alma en las tempesta<strong>de</strong>s que se levantaron<br />

contra él, ó como el norte quo guiaba<br />

sus rumbos por entre los escollos y bajíos <strong>de</strong>l mar<br />

tempestuoso <strong>de</strong>l mundo. En todas sus empresas y<br />

dificulta<strong>de</strong>s, levantando los ojos al nido, repetía

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