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OCTUBRE, 12 LA LEYENDA DE ORO. 85<br />
tas y cliscípulas en la fé <strong>de</strong>l apóstol san Pablo. Nada<br />
sabemos <strong>de</strong> ellas mas que eran <strong>de</strong> Tarso en Cilicia,<br />
y que fueron <strong>de</strong> las primeras personas que<br />
en aquella región abrazaron el cristianismo.<br />
SAN EMILIANO , CONFESOR. — Según Usuardo<br />
fué este santo <strong>de</strong> Rennes, en Francia, don<strong>de</strong> floreció<br />
con gran santidad <strong>de</strong> vida, <strong>de</strong>dicado á la<br />
oración y al socorro <strong>de</strong> los pobres. Cuéntase <strong>de</strong> él<br />
que multiplicó muchas veces el alimento que <strong>de</strong>bia<br />
dar á los necesitados, y que á semejanza <strong>de</strong>l divino<br />
Salvador alimentó un día á todo un gentío numeroso<br />
con muy escasas provisiones. No sabemos<br />
la época <strong>de</strong> su dichosa muerte , que fué santa y<br />
gloriosa.<br />
SANTA PLACIDIA, VÍRGEN.—Nació enVerona y<br />
fué hermana <strong>de</strong>l obispo san Leoncio. Des<strong>de</strong> muy<br />
joven consagró su integridad á Jesucristo, y observó<br />
tan perfectamente su voto, que por no estar expuesta<br />
a las seducciones <strong>de</strong>l mundo, se retiró á unasoledad,<br />
don<strong>de</strong> vivió por muchos años, ilustre en<br />
virtu<strong>de</strong>s y milagros, hasta su dichosa muerte , en<br />
cuya hora se vio ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> c<strong>oro</strong>s <strong>de</strong> ángeles que<br />
acompañaron su alma á la morada <strong>de</strong> Dios.<br />
Stia 19.<br />
SAN WILFRIDO, OBISPO Y CONFESOR.—Wilfrido<br />
fué inglés <strong>de</strong> nación, hijo <strong>de</strong> muy nobles padres,<br />
<strong>de</strong> quienes fué tan bien instruido en la fó católica<br />
y buenas costumbres, que a<strong>de</strong>lantándose la pru<strong>de</strong>ncia<br />
á la edad, era <strong>de</strong> los mas ancianos y doctos<br />
venerado y reverenciado en sus mas tiernos<br />
años; y apenas cumplió los catorce, cuando renunciando<br />
al siglo y sus riquezas (<strong>de</strong> que era abundante)<br />
con todas sus vanida<strong>de</strong>s, se entróá servir<br />
á Dios en un monasterio, don<strong>de</strong> en breve tiempo<br />
se a<strong>de</strong>lantó tanto á todos en pru<strong>de</strong>ncia, virtu<strong>de</strong>s<br />
y letras, que era <strong>de</strong> todos maestro. El rey Alchfriclo<br />
, que en este tiempo poseia toda la Bretaña, y<br />
se hallaba sin obispo, puso los ojos en Wilfrido y<br />
le envió al rey <strong>de</strong> Francia , para que le hiciese<br />
consagrar en obispo <strong>de</strong>Eboraco,en Inglaterra. Recibióle<br />
el rey honoríficamente, como merecían su<br />
virtud , sangre y recomendaciones <strong>de</strong> Alchfrido , y<br />
lo envió al obispo <strong>de</strong> París, Agilberto , que lo consagró,<br />
asistido <strong>de</strong> otros obispos: con lo cual Wilfrido,<br />
hecho ya obispo , volvió á su patria con todo honor<br />
, y con el mismo fué recibido. Gobernó su Iglesia<br />
algunos años en paz y quietud , predicando y<br />
reduciendo muchas almas á la fé <strong>de</strong> Jesucristo;<br />
pero como el enemigo común se viese perdidoso<br />
con la predicación y virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Wilfrido, procuró<br />
inquietarle y divertirle; y así sembró zizaña<br />
entre él , y el rey: el cual lo echó <strong>de</strong> su silla, y<br />
<strong>de</strong> su Iglesia.<br />
2 Vínose á Roma: don<strong>de</strong>, vista su inocencia<br />
por el santo pontífice Agaton , que entonces tenia<br />
la silla <strong>de</strong> san Pedro, le absolvió , y <strong>de</strong>claró inculpable<br />
, y amado <strong>de</strong> Dios, en un concilio que tuvo<br />
en la misma ciudad <strong>de</strong> Roma <strong>de</strong> ciento veinte<br />
y cinco obispos, y quiso su santidad (para <strong>de</strong>clarar<br />
mas su inocencia) que Wilfrido fuese uno<br />
<strong>de</strong> los obispos <strong>de</strong> dicho concilio: el cual acabado,<br />
se volvió á su patria, y obispado, mandándoselo<br />
así el pontífice. Pero por no tener mas encuentros<br />
con el rey, no volvió á su misma Iglesia , sino que<br />
se entró en la provincia <strong>de</strong> los australes sajones,<br />
que eran gentiles; y pudo tanto con su divina predicación<br />
, que los redujo todos á la fó <strong>de</strong> Jesucristo<br />
, y á todos los bautizó, librando toda aquella<br />
provincia, y gente sajónica, no solo déla esclavitud<br />
<strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, sacándolos á todos , <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />
el rey y príncipes hasta el mas humil<strong>de</strong> , cíe<br />
las tinieblas gentílicas en que tan ciegos vivian;<br />
sino también <strong>de</strong> las penas temporales , que justamente<br />
pa<strong>de</strong>cian ellos, sus campos y ganados ; pues<br />
habia tres años que no llovía, y muchos morían<br />
<strong>de</strong> hambre y sed. A tanto llegaba la <strong>de</strong>sesperación<br />
, que <strong>de</strong> cincuenta en cincuenta se arrojaban<br />
los hombres al mar , <strong>de</strong>sesperados, gustando mas<br />
morir <strong>de</strong> una vez ahogados en sus ondas , que morir<br />
rabiando <strong>de</strong> hambre. Pero (¡óbondad inmensa<br />
<strong>de</strong> Dios! ) apenas los redujo á la fé con su divina<br />
predicación el glorioso obispo Wilfrido , cuando<br />
llovió sobre ellos el agua <strong>de</strong> la gracia en el bautismo<br />
, y sobre sus campos la <strong>de</strong>seada <strong>de</strong>l cielo; <strong>de</strong><br />
suerte , que á pocos días todo se vio ver<strong>de</strong> , florido<br />
y con sazonados frutos, dando todos infinitas<br />
gracias á Dios por beneficios tantos.<br />
3 Con este milagro , y otros muchos , que hacia<br />
Dios por manos <strong>de</strong> su fiel ministro Wilfrido,<br />
quedó toda aquella provincia <strong>de</strong>l todo confirmada<br />
en la fé. El rey Edilubach , viendo tantos prodigios<br />
, dio al santo obispo una isla llamada el Becerro<br />
Marino , Península , ó Quersoneso , la cual<br />
también redujo á la ley evangélica, y fundó en<br />
ella un monasterio admirable. Aquí , pues , en<br />
toda paz y quietud vivia Wilfrido , y ejercía la<br />
dignidad <strong>de</strong> obispo y apostólico varón : y como<br />
libraba á todos <strong>de</strong> la esclavitud eterna <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio<br />
, también libró <strong>de</strong> la temporal y espiritual á<br />
un tiempo doscientos y cincuenta esclavos , que<br />
tenían los señores <strong>de</strong> aquella isla, bautizándolos y<br />
dándoles libertad. En este tiempo murió el rey<br />
Britanno, que habiaechado<strong>de</strong>lasilla al santo obispo<br />
Wilfrido , y sucediéndole en el reino Aldfrido,<br />
pidió al bendito prelado , que volviese á su Iglesia<br />
<strong>de</strong>Eboraco, y el santo, para complacer al rey, y<br />
consolar aquel'as ovejas, que sin su pastor balaban<br />
tristes y <strong>de</strong>sconsoladas, volvió do nuevo á ocupar<br />
su primera silla , <strong>de</strong>jando sacerdotes y varones<br />
apostólicos en aquella isla y provincia , nuevamente<br />
por él convertida, para que cultivasen la<br />
viña <strong>de</strong>l Señor. Poco le duró la quietud ; porque<br />
pasados cinco años, movió tal discordia la sierpe<br />
infernal , que el mismo rey que le habia llamado,<br />
incitado <strong>de</strong> muchos envidiosos, le <strong>de</strong>sterró y arrojó<br />
<strong>de</strong> su silla. Volvió á Roma , y fué otra vez <strong>de</strong>clarado<br />
por el pontífice inculpable y justo , como se<br />
vio , según las acusaciones que le hacían; pues todas<br />
eran impuestas y falsas.<br />
k Con esta <strong>de</strong>claración y or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> su santidad,<br />
se volvió á su obispado : y pasando por Francia,<br />
le dio <strong>de</strong> repente una enfermedad , <strong>de</strong> que estuvo<br />
en la ciudad <strong>de</strong> Meldo cuatro dias continuos , con<br />
sus noches , ya casi muerto , sin comer, beber,<br />
hablar , ver , oir , ni hacer otra acción vital, fuera<br />
<strong>de</strong> respirar, tan <strong>de</strong>licadamente , que apenas so