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La leyenda de oro 4.pdf

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ÜtCIEJÍftitíí, 3 LA LEYENDA DE ORO.<br />

sen , sacó al diliinlo , y rompiéndole la mortaja,<br />

en que ealaba envuelto , fué <strong>de</strong> lodos visto y reconocido<br />

por muerto. Entonces puesto <strong>de</strong> rodillas,<br />

hizo oración á Dios , y luego al instante el muerto<br />

por sí mismo se levantó con gran regocijo, y<br />

ternura <strong>de</strong> todos los fieles, y no menor maravilla y<br />

espanto dolos gentiles, los cuales se convirtieron,<br />

y <strong>de</strong>spués otros muchos , y á todos los bautizó el<br />

sanio.<br />

76 Fué también maravillosa la resurrección<br />

<strong>de</strong> un muerto <strong>de</strong> un dia , en la tierra <strong>de</strong> Punical<br />

en la Pesquería , cerca <strong>de</strong> Inturichin , que se supo<br />

públicamente haber fallecido, y el santo le resucitó<br />

para reparo y consuelo <strong>de</strong> su madre cristiana,<br />

pía , y muy <strong>de</strong>vola suya , que le fué á llamar<br />

con viva ló y esperanza, <strong>de</strong> que así le tornarla<br />

á ver vivo. No fué menos gran<strong>de</strong> y admirab'e<br />

la resurrección <strong>de</strong> Antonio <strong>de</strong> Miranda , que<br />

yendo á contratar en la tierra <strong>de</strong> Manapara á un<br />

castillo llamado Jalle, le anocheció en el camido:<br />

recogióse con su compañero á una choza, don<strong>de</strong><br />

reposando, le mordió el pié un género <strong>de</strong> serpiente<br />

ponzoñosa llamada <strong>de</strong>l capillo , v murió luego<br />

<strong>de</strong> violencia <strong>de</strong>l veneno. El compañero triste y<br />

afligido , corrió á llamar al santo: acudió presto,<br />

púsose en oración <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l muerto , locó <strong>de</strong>spués<br />

con su saliva el lugar <strong>de</strong> la mor<strong>de</strong>dura ; y<br />

al instante Antonio se levantó sano y alegre, habiendo<br />

estado muerto toda la noche . y hasta el<br />

otra morbo dia.<br />

77 En la tierra <strong>de</strong> Punical un <strong>de</strong>voto y discípulo<br />

<strong>de</strong>l santo , invocando el nombre <strong>de</strong> nuestro<br />

Señor , por los merecimientos <strong>de</strong>l siervo <strong>de</strong><br />

Dios resucitó un niño , y poco <strong>de</strong>spués también<br />

resucitó allí á un hombre.<br />

78 Dos casos mas señalados, que por encerrar<br />

en sí muchas maravillas , merecen bien dar<br />

remate á este punto. Habia en Malaca una señora<br />

muy <strong>de</strong>vola, y mientras san FYancisco andaba<br />

fuera <strong>de</strong> la tierra , <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> una larga enfermedad<br />

se le murió una niña con gran dolor<br />

suyo , y <strong>de</strong> todos los parientes. Volvió á la misma<br />

ciudad, san Francisco Javier , y sabiéndolo la<br />

madre, aunque muy enferma y afligida, con otras<br />

muchas mujeres fué á buscarle , y echándosele á<br />

los pies , le dijo las mismas palabras , que las<br />

santas Hermanas á nuestro Señor: «Si vos, Padre<br />

mió, hubiéra<strong>de</strong>s estado aquí, mi hija no fuera<br />

muerta.» El santo le respondió : Vuestra hija<br />

no es muerta, sino viva.. Mas replicándole la ll<strong>oro</strong>sa<br />

madre, que habia tres días que estaba enterrada,<br />

el santo recogido entonces un poco en sí, y<br />

luego abrasado <strong>de</strong> espíritu, la mandó fuese ó la<br />

sepultura , porque su hija vivía , resucitada por<br />

particular provi<strong>de</strong>ncia divina. <strong>La</strong> madre tierna,<br />

y coi fiada en esto , por lo que conocía <strong>de</strong> san<br />

Francisco Javier , fué allá con la priesa y alb<strong>oro</strong>zo<br />

que se podrá creer ; hizo abrir el sepulcro<br />

en presencia <strong>de</strong> muchos , y halló viva á su hija,<br />

con mucha alegría suya, y espanto y admiración<br />

<strong>de</strong> todos. Así se refiere en los procesos <strong>de</strong> Corlan<br />

y liazain , y también so <strong>de</strong>claró en ellos<br />

que el mismo año , que sucedió esto , se dio cuenta<br />

<strong>de</strong> ello á la serenísima rema <strong>de</strong> Portugal.<br />

7!) El otro caso no es menos maravilloso que<br />

el primero; pero con esta diferencia, que el resucitado<br />

en el pasado estuvo Ires días enterrado en<br />

tierra , y el <strong>de</strong> ahora, oíros laníos en el mar. Embarcóse<br />

un merca<strong>de</strong>r turco , llamado Sarangue,<br />

en el navio en que pasó el sanio do Malaca á la<br />

China : llevaba consigo un lujo <strong>de</strong> cinco años: cayó<br />

<strong>de</strong>sgraciadamente en el mar, v fuésele á fondo,<br />

quedando el padre con entrañable sentimiento<br />

y sin saber <strong>de</strong> dolor que hacerse , lastimándose<br />

<strong>de</strong> su gran <strong>de</strong>sgracia y pérdida : fué á ver<br />

á san Francisco, que, viéndole muy congojado, le<br />

preguntó la causa <strong>de</strong> ello. El turco mas con lágrimas<br />

, que con palabras , se la contó: y movido<br />

<strong>de</strong> su gran caridad y compasión , le alentó<br />

y aseguró se le volvería vivo y sano , si le ofrecía<br />

, sucediendo así, abrazar <strong>de</strong>spués la verdad<br />

evangélica. El m<strong>oro</strong> aceptó el partido, y pasados.tres<br />

chas, una mañana, al salir <strong>de</strong>l sol, vieron<br />

parecer el niño vivo sobre una tabla , que<br />

venia la vuelta <strong>de</strong>l navio , y fué recibido en él coa<br />

gran regocijo , admiración y espanto <strong>de</strong> todos.<br />

Luego se convirtieron sus padres y los bautizó á<br />

ellos, y también á una esclava, y juntamente al<br />

niño y se llamó Francisco. Esto se <strong>de</strong>clara por<br />

menor en los procesos <strong>de</strong> Cochin y <strong>de</strong> Lisboa : y<br />

puesto caso, que estos milagros sean tan notables,<br />

para mí no lo son menos algunos <strong>de</strong> los que se siguen.<br />

80 Cuando el santo pasó á la China, tuvo<br />

amistad con un merca<strong>de</strong>r , el cual volvió á la India<br />

, y soltó la rienda á sus gustos y apétalos : aparecióle<br />

san Francisco (no sé si en vida estando<br />

muy lejos <strong>de</strong> él , ó si ya muerto), y con un rostro<br />

terrible le avisó que Dios presto le castigarla ; y<br />

el hombre <strong>de</strong>spavorido respondió , que tenia razón:<br />

y el santo le dijo : Y cómo que lo tienes merecido<br />

habiendo cometido el tal pecado : nombrándole<br />

el pecado que era tan secreto , que solo Dios<br />

y el merca<strong>de</strong>r lo sabían. Compungióse: lloró su<br />

<strong>de</strong>sventura : confesó su pecado , y por consejo,<strong>de</strong>l<br />

santo tomó el hábito <strong>de</strong> san Francisco.<br />

81 Estando en un pueblo que se llamaba Semorro.<br />

mas allá <strong>de</strong> Malaca , y andando á la ribera<br />

<strong>de</strong> un rio caudaloso, que pasa cerca <strong>de</strong> él , los<br />

gentiles le comenzaron á perseguir y tirarle saetas<br />

y piedras : él se retiró , y huyendo topó una muy<br />

gran<strong>de</strong> viga que estaba á la orilla <strong>de</strong>l rio que no<br />

le <strong>de</strong>jaba pasar: tomóla con la mano y apartóla<br />

con facilidad, siendo tan pesada, que muchos<br />

hombres juntos no la pudieron mover. Quedaron<br />

atónitos los gentiles; y conociendo que no era cosa<br />

humana , <strong>de</strong>jaron <strong>de</strong> seguirle.<br />

82 Llegó en C<strong>oro</strong>man<strong>de</strong>l al santo un pobre<br />

que habia dado al través, y perdido toda su hacienda<br />

eu el mar: pidióle limosna : y aunque el<br />

santo era pobre y no tenia qué darle , movido <strong>de</strong><br />

compasión , echó la mano á la faltriquera y sacóla<br />

vacía : puso los ojos en el cielo , y dijo al pobre,<br />

que confiase en Dios que era po<strong>de</strong>roso para<br />

remediarle: volvió á poner la mano á la faltriquera<br />

y sacóla llena <strong>de</strong> unas monedas <strong>de</strong> <strong>oro</strong> que ellos<br />

llaman fanaos , y diólas al pobre.<br />

83 Cuando navegaba, repartía á los pobres do

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