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La leyenda de oro 4.pdf

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ElCIEMBRE , 1 LA LEYENDA DE ORO. 319<br />

cuidó mas <strong>de</strong>l sueño. A pocos dias luvo los dolores<br />

<strong>de</strong> parlo lan vehementes, que estuvo en gran<strong>de</strong><br />

riesgo su vida. Viendo el peligro en que estaba,<br />

llamaron á un religioso sacerdote que la asistiese,<br />

y ayudase á bien morir , como juzgaban lo había<br />

menester: pero el santo sacerdote la dijo con espíritu<br />

profético: No temáis, señora; que pariréis<br />

felizmente un hijo que será sanio, y será llamado<br />

gran sacerdote <strong>de</strong> Cristo en la Iglesia. Nació,<br />

pues, Eloy , y sanó su madre. Fué criado con toda<br />

virtud y religión como hijo <strong>de</strong> tan católicos y<br />

nobles padres. Aprendió las letras que <strong>de</strong>bía en su<br />

tierna edad, y tenia tal ingenio y capacidad para<br />

cuanto emprendía , que su padre le dio por maestro<br />

a Abdon , excelente platero y aurifice, en cuya<br />

arte salió lan diestro , que <strong>de</strong> parecer <strong>de</strong>l<br />

maestro mismo le envió su padre á París, corle <strong>de</strong>l<br />

rey <strong>de</strong> Francia, <strong>de</strong> quien era su vasallo. Era su<br />

conversación lan honesta y agradable á todos, que<br />

en poco tiempo se granjeó en la corte muchas<br />

buenas amista<strong>de</strong>s: entre oirás ganó la voluntad<br />

<strong>de</strong>l tesorero <strong>de</strong>l rey Clolario (que á la sazón<br />

reinaba en Francia), llamado Bobbon.<br />

2 Deseaba mucho Clolario hacer un trono real<br />

ó silla <strong>de</strong> <strong>oro</strong> y piedras preciosas, que dijese con<br />

su real magnificencia, y fuese ingeniosa en la traza<br />

; pero no hallaba maestro á su gusto. Entonces<br />

Robbon, su tesorero , le dijo : Si vuestra real majestad<br />

quiere ser servido á gusto , yo tengo en mi<br />

cuarto un mancebo aurifice y platero ingenioso, y<br />

sé que hará la silla <strong>de</strong> la manera que la <strong>de</strong>sea<br />

vuestra real majestad. Entonces el rey alegre le<br />

dio una gran cantidad <strong>de</strong> <strong>oro</strong> , y él se la entregó<br />

a Eloy, para que hiciese la silla que el rey <strong>de</strong>seaba.<br />

<strong>La</strong> obra fué <strong>de</strong> tanto primor, que era maravilla el<br />

verla, y lomas prodigioso que tuvo, fué que <strong>de</strong>l<br />

mismo <strong>oro</strong> y piedras <strong>de</strong> que <strong>de</strong>bía hacer solo una,<br />

hizo dos sillas, en lodo iguales y conformes. Acabadas,<br />

llevóle al rey la una, guardando la otra.<br />

El rey quedó satisfecho y gozosísimo, por haber<br />

hallado quien hiciese aquel trono ó silla real, <strong>de</strong>l<br />

modo que él la <strong>de</strong>seaba, y sobre satisfacerle muy<br />

bien, le dio mil gozosos agra<strong>de</strong>cimientos, y admitió<br />

ó su amistad con gran cariño y afabilidad.<br />

Despidióse Eloy agra<strong>de</strong>cido y humil<strong>de</strong>, y fué<br />

á su casa, y tomando la otra silla , se la llevó<br />

y présenlo al rey. Aquí fué don<strong>de</strong> Clolario<br />

quedó <strong>de</strong> nuevo maravillado , <strong>de</strong> ver un mozo<br />

en lo mas florido <strong>de</strong> su juventud lan fiel,<br />

que siendo señor y dueño <strong>de</strong> aquel <strong>oro</strong> y piedras<br />

preciosas, se lo volvía. Preguntóle, cómo era posible<br />

que <strong>de</strong>l mismo <strong>oro</strong> y piedras que él le había<br />

dado , hubiese hecho dos sillas tan iguales y conformes,<br />

cuando cada una lo habia menester lodo.<br />

Con la gracia <strong>de</strong> Dios lodo se pue<strong>de</strong>, respondió<br />

Eloy humil<strong>de</strong>. Enlonces el rey lo abrazó, y le<br />

juzgó por el hombre <strong>de</strong> mas fi<strong>de</strong>lidad que lema en<br />

el reino, y comenzó ó encargarle cuidados y negocios<br />

<strong>de</strong> mucha cuenta ; y Eloy á tener gran fama<br />

en la corte.<br />

3 Era tan caritativo y amador <strong>de</strong> lo^ pobres<br />

<strong>de</strong> Jesucristo , que les daba cuanto podía y tenía,<br />

hasta quedarse <strong>de</strong>snudo; y era <strong>de</strong> lodos tan amado<br />

y conocido por padre <strong>de</strong> pobres , que si alguno<br />

preguntaba por Eloy ó su casa , ninguno habia en<br />

la corle que no le dijese: Id á la casa que hallaren<br />

es toda cercada <strong>de</strong> pobres; que aquella es : allí<br />

le hallaréis. Gerlo día, dando limosna á unos pobres,<br />

uno <strong>de</strong> ellos tenía baldado un brazo, <strong>de</strong><br />

suerte que no podía usar <strong>de</strong> él ni moverle: al tomar<br />

la limosna, como sacase la mano sana, y<br />

Eloy le dijese la tomase con la otra mano, respondió<br />

el pobre: Señor, la tengo baldada. Mostrad,<br />

hermano, lo veremos, dijo el santo. Sacó<br />

el pobre la mano : locóle Eloy con la suya: tocóle<br />

también el brazo; y ungióselo con un poco <strong>de</strong><br />

aceite, para disimular humil<strong>de</strong> el milagro que habia<br />

obrado ya el contado <strong>de</strong> su santa mano , y que<br />

dijesen era virtud <strong>de</strong>l aceile, la que era solo virtud<br />

<strong>de</strong> su gran virtud. Con esto el pobre se fué sano<br />

y contento, y á voces publíc'aba el milagro por<br />

toda la corte. Cierto dia , como hubiese dado <strong>de</strong><br />

limosna cuanto <strong>oro</strong> y plata tenia, y llegasen <strong>de</strong><br />

nuevo otros pobres, sacó una pieza <strong>de</strong> <strong>oro</strong> que tenia<br />

ajena , para hacer <strong>de</strong> ella lo que su dueño le<br />

habia or<strong>de</strong>nado , y la repartió á los pobres: y como<br />

llegasen otros <strong>de</strong> nuevo, impensadamente volvió<br />

á mirar la bolsa, y halló la misma pieza que<br />

acababa <strong>de</strong> repartir ; y dando á Dios las gracias,<br />

también la repartió con ellos.<br />

4 Su gran caridad no se contentaba con estas<br />

continuas limosnas , sino es que solicitaba saber<br />

don<strong>de</strong> habia esclavos, y los redimía, y daba libertad<br />

á diez , á veinte , y á cincuenta muchas<br />

veces , y algunas ciento <strong>de</strong> una vez : y si acontecía<br />

fallarle el dinero para redimirlos, por ser muchos,<br />

daba cuanto tenia, hasta <strong>de</strong>snudarse sus vestidos<br />

y <strong>de</strong>scalzarse, quedando con sola una pobre túnica<br />

que le cubría las carnes. Muchas veces le sucedió<br />

esto: y el rey, como le amaba y conocía su<br />

virtud, le enviaba <strong>de</strong> sus mismos vestidos , y le<br />

socorría con mucho <strong>oro</strong> y plata, viendo cuan bien<br />

lo empleaba. Redimidos los cautivos, les hacia<br />

una plática espiritual, exhortándolos á la virtud ; y<br />

si eran cristianos, les <strong>de</strong>cía que si querían volverse<br />

á sus patrias les daría lo necesario para el viaje<br />

(como lo hacia); y si querían quedarse con él, nó<br />

como siervos, sino como hermanos los trataría: y<br />

así lo practicaba con muchos que con él se quedaban<br />

, con los cuales vivia religiosamente, y <strong>de</strong><br />

muchos conseguía se hiciesen religiosos, y muchos<br />

sacerdotes; y finalmente, á todos daba estado y<br />

acomodaba /dándoles cuanto habían menester. A<br />

los que no eran cristianos, procuraba reducir hasta<br />

que lo fuesen , como lo consiguió <strong>de</strong> muchos, que<br />

ya obligados <strong>de</strong> que los hubiese rescatado , y ya <strong>de</strong><br />

su buen trato y conversación afable, venían á rendirse<br />

al yugo suave <strong>de</strong> la ley evangélica: con que<br />

su casa era un monasterio <strong>de</strong> pobres, y él á lodos<br />

daba <strong>de</strong> comer y beber, sirviéndoles él mismo : y<br />

cuando acababan <strong>de</strong> comer, se sentaba con ellos<br />

en el lugar mas ínfimo , y comia alguna cosa <strong>de</strong> lo<br />

que á ellos les sobraba , tan escasamente, que mas<br />

era continuado ayuno su comer, que natural refección<br />

: y porque muchas veces se entristecían los<br />

familiares <strong>de</strong> casa , por ver que repartia cuanto<br />

habia á los pobres , y no solía quedar ni aun pan<br />

para él ni ellos; él los reprendía, diciendo te-

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