La leyenda de oro 4.pdf

230 LA LEYENDA DE ORO. NOVIEHMIE, 11
de su tribunal. Procuró el juez con blanduras y
palabras halagüeñas . ofrecimientos y promesas
tentar el pecho del santo mártir, y atraerle á
que , negando á Jesucristo , adorase á sus falsos
dioses: y como no le aprovechasen todas sus arles
y mañas , y el santo mártir le respondiese con
gran brio y libertad , convirtió toda aquella falsa
blandura en crueldad, y mandóle tender cu el
suelo, y azotar con nervios crudos; hasta que
obedeciese á los mandatos de los emperadores. Hiriéronle
muy crudamente , y salian de sus heridas
rios de sangre que regaban el lugar en que le atormentaban.
Levantáronle en el ecúleo : rasgaron
con uñas de hierro sus carnes : quemaron con hachas
encendidas sus costados : fregaron con un
cilicio áspero sus llagas, arrastraron su cuerpo
por el suelo sembrado de abrojos : quebrantáronle
de nuevo con varas y con plomadas: diéronle
grandes puñadas y golpes en su rostro ; y el valeroso
caballero de Cristo estaba con un corazón esforzado
y quieto , con un semblante sereno , con
una boca llena de risa (como si no fuera él, sino
otro el que padecía) haciendo burla de sus tormentos
, y pidiendo á los impíos ministros , que se
los acrecentasen ; porque decia que era poco lodo
lo que habia sufrido y todo lo que podía sufrir,
para lo que Dios merece y él deseaba sufrir por él;
de manera que el juez y sus ministros , y los mismos
atormentadores estaban atónitos de ver lan
extremada constancia y tanta alegría en tan graves
penas. Quisieron algunos antiguos amigos suyos
persuadirle que dejase aquella, que ellos llamaban
obstinación y locura , y que no perdiese la vida,
que es tan deseable , y las comodidades . honras y
regalos que podia tener : y él, como si fueran
silbos de una venenosa serpiente , así tapó sus oídos
á las palabras que le decían, teniendo por
enemigos capitales á todos los que, con la esperanza
de esta vida frágil y transitoria, le pretendían
apartar de la perdurable y eterna. Finalmente,
el presídenle, vista la constancia del soldado
del Señor, pronunció sentencia de muerte
contra él , mandando que fuese degollado y quemado.
Lleváronlo á un lugar llamado Potemia :
concurrió mucha genle á aquel espectáculo ; y él
con su vestido pobre , como persona que tenia en
poco lo de acá , levantando los ojos al cieio y
puesto su corazón en Dios , hizo oración y suplicó
con grande afecto al Señor, que en aquella hora
le favoreciese y le diese victoria por Jesucristo, su
Hijo ; para que . libre de las miserias de esta vida,
le pudiese ver y adorar , y gozar para siempre de
su gloriosa presencia. Acabada esta oración , fué
degollado , y su sagrado cuerpo echado al fuego
para ser quemado : mas fué el Señor servido , que
algunos hombres piadosos se dieron tan buena
maña y diligencia, que pudieron recoger del fuego
algunas de sus preciosas reliquias, y envolverlas en
lienzos limpios y ungüentos olorosos, y llevarlas á
su patria y colocarlas honoríficamente , como el
mismo santo , antes que muriese , se les habia
mandado. Fué al martirio de san Menna á los 11
de noviembre , por los años de Cristo de 290, imperando
los va nombrados Diocleciano v Maximia-
no. Hizo Dios muchos y muy grandes milagros
después de su muerte por este glorioso mártir, los
cuales refiere Timoteo , arzobispo alejandrino , y
los traen Metafraslo , Lipomano y Laurencio Su—
rio. Uno fué , yendo un caballero á Alejandría á
visitar algunas reliquias del santo mártir, que se
habian trasladado á un templo suntuoso que allí
se le habia edificado , y llegando á un pueblo llamado
Lojonera , entró en un mesón , y fué muerto
del mivno mesonero para hurtarle el dinero que
llevaba. Pero luego apareció san Momia, y resucitó
al muerto y convirtió á penitencia al matador; y
coa este milagro muchos gentiles recibieron la lumbre
del santo Evangelio , y otros herejes se redujeron
á la fé católica. Otro fué de un hombre rico
y devoto, llamado Eutropio : el cual, habiendo determinado
ofrecer al sanio un vaso de piala muy
rico y gracioso , después se arrepintió y resolvió de
darle otro del mismo poso , no de lan linda hechura
; mas llevando á lavar un esclavo suyo el vaso
de plata á una laguna , cayó en olla el vaso y
el esclavo que le llevaba ; y el sanio le socorrió,
de manera , que libró al mozo de las aguas con el
vaso en la mano: y el amo, reconociendo su culpa
y que habia hecho mal en trocar la voluntad que
antes habia tenido de dar el vaso mas hermoso al
santo, le ofreció los dos que tenia , y al esclavo
que san Menna habia librado de aquel peligro,
para que le sirviese perpetuamente en su templo.
También cuenta Timoteo olro milagro de una mujer
virtuosa , rica y honrada , que se determinó
ofrecer parle de su hacienda al santo mártir, para
tener hijos: y habiéndose puesto en camino, sola,
con este inlento y devoción , cayó en manos de un
hombre perdido , que quiso hacer fuerza á su castidad
: y como ella no consintiese, y aquel lazo
del demonio perseverase en su mal intento; san
Menna á caballo se puso delante de los dos , y tomando
sobre su caballo á la pobre mujer, que con
muchas lágrimas le invocaba , la llevó hasta su
templo y arrastró á aquel soldado y hombre facineroso
que la quería afrenlar: y de esla manera
la mujer quedó libre , y el hombre abrió los ojos y
reconoció su culpa , y pidió perdón al sanio , y
perseveró toda su vida en oración y penitencia.
También fué insigne milagro , el que obró Dios con
un judío por intercesión do este santo mártir: porque,
habiendo un judío rlado á un cristiano, grande
amigo suyo , una bolsa de dineros sellada para que
se la guardase ; después el cristiano , ciego con la
codicia, se la negó. Tomaron por partido , para
averiguar la verdad , que el cristiano jurase sobro
las reliquias de san Menna, si habia recibido aquel
dinero , ó nó, é hízolo el cristiano, creyendo neciamente
que no pecaba , por ser el otro judio. y
no cristiano. Pero el santo por una manera extraña
restituyó al judío su bolsa cerrada , y él se convirtió
con toda su casa y familia á nuestra religión ,
y el cristiano lloró su pecado , y ofreció al sanio la
milad de su hacienda, y se dedicó al servicio de su
templo y perseveró en él, llorando sus pecados v
haciendo penitencia toda su vida. De san Menna
esrriben lodos los Martirologios, el romano, el de
Boda, Usuardo. y Adon , y los griegos en su Me-