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La leyenda de oro 4.pdf

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or/miiiE , 10 I-A LEYENDA DE ÜllO.<br />

liú gran<br />

pesar; pero no <strong>de</strong>sconfió (Je la misericor-<br />

(¡¡adivina. Llegó la noche <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sposorio : y como<br />

pontífice, para rpie los enviase un sacerdote (pie<br />

bautizase aquell; multitud convertida , v cultivase<br />

Marlirnano quisiese gozar á Máxima , como esposa aquella nue\a y recién plantada vif.a <strong>de</strong>l Señor,<br />

suya, la sania virgen le habló así animosamente: Por muchos <strong>de</strong>siertos y ásperos caminos llegaron<br />

Sabe, ó hermano Marliniuno , que soy esposa do á Roma los embajadores: y gozoso el pontífice,<br />

Jesucristo, v así no pue<strong>de</strong> gozarme hombre hu­ les concedió lo que pedían : con (pie se volvieron<br />

mano. Si quieres, toma mi consejo; y ofrecién­ alegres, y en bieves días fueron todos bautizados,<br />

dole á Dios tu pureza , tendrás justo premio en la y se edificó una iglesia don<strong>de</strong> jamás se habia te­<br />

gloria, listas palabras pasaron el corazón <strong>de</strong>l nido noticia <strong>de</strong>l Evangelio, convertidos en cor­<br />

mancebo , <strong>de</strong> suerte , que no solo él ofreció á Dios <strong>de</strong>ros aquellos fieros lobos. Capsur dio cuenta á<br />

su virginidad convertido á la fé <strong>de</strong> Jesucristo y Genserico délo que pasaba: el cual furioso y <strong>de</strong>s­<br />

bautizado, sino que fué causa <strong>de</strong> que sus tres esperado chó contra los sanios cuatro hermanos<br />

hermanos hiciesen lo mismo. Tuvo <strong>de</strong> lodo noticia esta cruel sentencia : que los atasen <strong>de</strong> los pies á<br />

el vándalo, su señor, y la dio asimismo al rey las colas <strong>de</strong> ¡os caballos , Y que <strong>de</strong>snudos ios arras­<br />

Genserico: el cual or<strong>de</strong>nó que los hiciesen per<strong>de</strong>rtrasen vnospor los lugares mas ásperos , espinola<br />

pureza que á Dios habian ofrecido : y viendo sos y pedregosos <strong>de</strong>l <strong>de</strong>sierto , y que los unos se<br />

no habia remedio , or<strong>de</strong>nó que fuesen cruelmente viesen á los otros en las vueltas y tornos que los<br />

castigados hasta obe<strong>de</strong>cer ó morir. El cruel bár­ caballos hiciesen , para que con la vista fuesen mas<br />

baro ¡os mandó <strong>de</strong>snudar, y que con unos leños atormentados; pero antes le salió al revés esta se­<br />

rajados , y con puntas ó dientes á manera <strong>de</strong> siergunda intención : porque ejecutada la sentencia<br />

ras , los hiriesen en las espaldas: con que no solo por los fieros verdugos con todo rigor y tiranía,<br />

les atormentaban los huesos, sino que también se cuando pasaba uno <strong>de</strong> los santos mártires cerca<br />

quedaban infinitas <strong>de</strong> aquellas puntas ó dientes <strong>de</strong>l otro , <strong>de</strong> suerte que pudiesen verso y hablarse,<br />

(¡entro do las carnes, con que corrían arroyos <strong>de</strong> no solo no iecibian mas tormento . antes bien ale­<br />

sangre <strong>de</strong> sus <strong>de</strong>licados cuerpos. Descansaban á gres y regocijados en el Señor , por quien pa<strong>de</strong>­<br />

la noche los verdugos, y Cristo Jesús les curaba las cían , so saludaban , diciéndose uno á otro: Her­<br />

heridas, <strong>de</strong> suerte, que á la mañana estaban samano , ruega á Dios por mí: ya su inmenso amor<br />

nos v buenos, sin señal siquiera <strong>de</strong> alguna <strong>de</strong> ellas. ha cumplido nuestros <strong>de</strong>seos: así se consigue el<br />

Repitieron este cruel tormento muchos días conti­ reino <strong>de</strong> los cielos. De esta suerte se animaban v<br />

nuos; y el divino esposo, á quien habian ofrecido regocijaban en el Señor, y <strong>de</strong> esta suerte, haciendo<br />

su pureza , y por conservársela ilesa pa<strong>de</strong>cían, los oración y cantándole á Dios himnos <strong>de</strong> alabanzas,<br />

curaba, sanaba, regalaba y visitaba todas ¡as entregaron sus benditísimas almas en manos <strong>de</strong> su<br />

noches.<br />

Criador, y sus cuerpos gloriosos , aunque tan mal­<br />

3 Cansados los verdugos, y cansado el bárbaro<br />

vándalo, los <strong>de</strong>jó estar en la cárcel, mandando que<br />

á Máxima la tendiesen sobre un fuerte y espinoso<br />

ma<strong>de</strong>ro para que allí muriese atormentada, sin<br />

tratados y heridos, se conservan en el mismo lugar<br />

don<strong>de</strong> fueron sepultados por los cristianos,<br />

obrando nuestro Señor Jesucristo innumerables<br />

milagros por su intercesión.<br />

remedio, y sin fatiga <strong>de</strong> los verdugos; pero su es­ 5 No se aplacó la ira <strong>de</strong>l cruel y rabioso arposo<br />

Jesús la libró, haciendo que toda aquella máriano Genserico; antes mas enfurecido hizo marquina<br />

fallase milagrosamente, y la sania virgen tirizar otros muchos é invictos soldados <strong>de</strong> Je­<br />

quedase libre y sana. Con estos milagros tan piásucristo , cuyos nombres están escritos en el libio<br />

lenlos , y su ferv<strong>oro</strong>sa predicación , se convirtieron <strong>de</strong> la vida. Mandó <strong>de</strong>sterrar algunos; y uno fué<br />

infinitos <strong>de</strong> aquellos barbares á la ledo Jesucristo: san Valeriano, obispo, con penas gravísimas,<br />

solo el cruel vándalo, su señor, jamás quiso re­ <strong>de</strong> que ninguno le diese albergue en su casa;<br />

ducirse; y así comenzó la divina ira á lomar <strong>de</strong> y asi el santo viejo, que era <strong>de</strong> ochenta años,<br />

(I justa venganza, quitándole lamida, y todus vivió mucho tiempo <strong>de</strong>snudo . al frió y hielo; \ así<br />

sus hijos , familia , ganados y cuanto tenia, pere­ acabó felizmente su carrera. Por or<strong>de</strong>n <strong>de</strong>l mismo<br />

cieron <strong>de</strong> repente. Quedó sola la mujer, viuda y Genserico entraban en los templos los arríanos, v<br />

pobre, con que ofreció los santos esclavos á un echaban por Iierra el sacrosanto cuerpo y sangre<br />

pariente <strong>de</strong>l rey , el cual , <strong>de</strong> or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> Genserico, <strong>de</strong> Jesucristo ; y porque <strong>de</strong>fendía un sacerdote,<br />

remitió los santos cuatro hermanos á cierlo rey llamado -Armogaslo , tan impío sacrilegio, le pu­<br />

do los m<strong>oro</strong>s , gentil , llamado Capsur; y á la santa sieron en un cruel tormento, don<strong>de</strong> le torcían las<br />

virgen Máxima, confuso y vencido no supo cómo piernas, hasta romperle los huesos, y <strong>de</strong>jarlos<br />

castigarla , ni qué hacer con ella ; y así libre se en solo las <strong>de</strong>licadas cuerdas do ¡os nervios: v<br />

lué á un monasterio, dondo vivió santamente viendo ¡os verdugos que se le caían ya las piernas<br />

muchos años, y fué madre <strong>de</strong> muchas sagradas y brazos, se los alaron con duras cuerdas, para<br />

vírgenes, y en él pasó en paz <strong>de</strong> esta vida caduca que durase el tormento; pero <strong>de</strong> todo le sacó sano<br />

á la inmortal y eterna , don<strong>de</strong> para siempre se v iiliro aquel divino Señor por quien pa<strong>de</strong>cía.<br />

goza con su dulce esposo Jesús.<br />

Colgáronle do un pié la cabeza hacía bajo , y el<br />

h Capsur vivía en un <strong>de</strong>sierto con sus bárba­ bendito santo estaba como quien <strong>de</strong>scansa y duermo<br />

ros y gentiles vasallos, dondo los cuatro santos en una cama <strong>de</strong> blandas plumas; y al fin lo mandó<br />

mártires comenzaron á predicar y convertir á la el rey <strong>de</strong>gollar: fiero un sacerdote amano le dijo,<br />

ley evangélica tantos <strong>de</strong> aquellos bárbaros , que no hiciese tal; porque ¡os cristianos no le venera­<br />

tuvieron necesidad <strong>de</strong> enviar sus legados al sumo sen por mártir. Admitió el impío rev el consejo, v<br />

lio

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