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La leyenda de oro 4.pdf

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«jr.Tl'IIKE<br />

19 LA LEYENDA DE ORO. 131<br />

De allí á un ralo cerraba la puerta, y <strong>de</strong>cia lo<br />

mismo; y <strong>de</strong>spués se ponia el manto y le <strong>de</strong>cia;<br />

Ahora . hermano cuerpo , bueno estás y acomodado:<br />

bien pue<strong>de</strong>s perseverar en la oración. Otras<br />

veces se salia <strong>de</strong> noche á la huerta en el tiempo<br />

mas riguroso , y se estaba <strong>de</strong>snudo al hielo, basta<br />

que no lo podia sufrir; y entonces, como por alivio<br />

, se arrojaba en un estanque helado , quebrando<br />

el hielo con el golpe, y perseveraba en este<br />

tormento muchas horas, y <strong>de</strong>spués salla á buscar<br />

el calor <strong>de</strong> la oración que templase los rigores <strong>de</strong><br />

aquel frió. Los pies iraia siempre <strong>de</strong>scalzos, y ordinariamente<br />

llenos <strong>de</strong> heridas: porque yendo por<br />

los campos abstraído <strong>de</strong> los sentidos , se herían con<br />

las piedras y espinas; y estas <strong>de</strong>cia que eran<br />

llores y rosas para él. Cuando las heridas eran<br />

gran<strong>de</strong>s, las curaba echando en ellas un poco <strong>de</strong><br />

tierra , y <strong>de</strong>cia que no era menester otra medicina.<br />

Andaba vestido <strong>de</strong> un asperísimo cilicio, el cual<br />

no se quitaba <strong>de</strong> dia ni <strong>de</strong> noche, sino para ponerse<br />

otro mas áspero; ó á lo menos por la novedad mas<br />

penoso. Inventó é hizo fabricar uno <strong>de</strong> hoja <strong>de</strong> lata<br />

agujereado, á manera <strong>de</strong> rallo, con las puntas<br />

hacia <strong>de</strong>ntro , que le cogía <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el cuello hasta la<br />

cintura, y lo cenia estrechamente al cuerpo, y<br />

trujólo veinte años continuos, y solamente se <strong>de</strong>snudaba<br />

<strong>de</strong> él, para cargar <strong>de</strong> azotes sus espaldas,<br />

y luego se lo vostia sobre las llagas con mayor dolor.<br />

Finalmente , él había hecho <strong>de</strong> la penitencia<br />

como un vestido<strong>de</strong> que minease <strong>de</strong>snudaba, para<br />

po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>cir con san Pablo, que andaba cercado<br />

<strong>de</strong> la mortificación <strong>de</strong> Jesucristo. Parecían á algunos<br />

sus rigores temeridad , y aconsejábanle quo<br />

los mo<strong>de</strong>rase: á que respondía el santo: Hemos<br />

hecho un pacto mi cuerpo y yo , que mientras viva<br />

en este mundo. nunca ha <strong>de</strong> tener intermisión en<br />

el pa<strong>de</strong>cer; mas en llegando al cielo, le <strong>de</strong>jaré<br />

para siempre <strong>de</strong>scansar. Y así lo cumplió en cuarenta<br />

y siete años que vivió , <strong>de</strong>spués que entró en<br />

la religión, y llegó á ponerse tan llaco <strong>de</strong>l exceso<br />

<strong>de</strong>sús rigores, que no tenia mas que la piel sobre<br />

los huesos, y esta tan pálida y <strong>de</strong>negrida , que mas<br />

parecía sombra <strong>de</strong> algún cadáver que figura <strong>de</strong><br />

hombre vivo. Santa Teresa dice , que cuando en<br />

su vejez lo conoció , parecía por su extremada flaqueza<br />

hecho <strong>de</strong> raice* <strong>de</strong> árboles. Conservóle Dios<br />

milagrosamente la vida para que viviese muriendo,<br />

y fuese ejemplo <strong>de</strong> una penitencia sobre todas las<br />

fuerzas humanas. Levantóle Dios al supremo grado<br />

<strong>de</strong> la contemplación; y así se le pasaban no<br />

solo muchas horas, sino muchos dias, sin interrumpir<br />

su oración, ni <strong>de</strong> dia ni <strong>de</strong> noche, sin<br />

acordarse <strong>de</strong> comer ni <strong>de</strong> dormir, teniendo por<br />

sustento las palabras que proce<strong>de</strong>n do la boca <strong>de</strong><br />

Dios, y por sueño el <strong>de</strong> la Esposa cuando no quiso<br />

el Esposo que la <strong>de</strong>spertasen , hasta que ellaquisiese.<br />

Pa<strong>de</strong>cía en su oración continuos éxtasis.<br />

Todo lugar era para él lugar <strong>de</strong> oración , y en todo<br />

lugar hallaba abierta la puerta <strong>de</strong>l ciclo , y puesta<br />

la escala para subir á la casa <strong>de</strong> Dios. Nada podía<br />

embarazarle el unirse con Dios, ni los hombros ni<br />

los <strong>de</strong>monios. ¡ Cuántas trazas inventaron los <strong>de</strong>monios,<br />

para hacerle <strong>de</strong>jar el puesto don<strong>de</strong> oraba!<br />

¡Qué invenciones no buscaron para divertirle!<br />

¡ Qué figuras no tomaron para espantarle y amedrentarle<br />

! Unas veces lo apedreaban y herian:<br />

otras hacían estruendo <strong>de</strong> formados y contrarios<br />

ejércitos que trababan la batalla, oyéndose el sonido<br />

<strong>de</strong> los clarines y tambores, los relinchos <strong>de</strong><br />

los caballos , el ruido <strong>de</strong> las armas y la gritería <strong>de</strong><br />

los soldados: otras arremetían á él como que le<br />

querían dar la muerte; y habiendo luchado con<br />

el santo , huían corridos y avergonzados por no<br />

haber podido hacerle retirar ni <strong>de</strong>jar el campo, ni<br />

per<strong>de</strong>r el puesto <strong>de</strong> la batalla. En todas partes miraba<br />

á Dios presente, como si le viera con los ojos<br />

<strong>de</strong>l cuerpo; y do aquí le nacía ¡raer siempre la cabeza<br />

<strong>de</strong>scubierta; porque <strong>de</strong>cia , que los que están<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> los royes , están <strong>de</strong>scubiertos ; y así lo<br />

estaba él <strong>de</strong>lante <strong>de</strong> su Rey. Con el ejercicio continuo<br />

<strong>de</strong> la oración y contemplación, y luz que<br />

Dios le comunicaba en ella, vino á ser tan gran<br />

maestro do espíritu, que los mas eminentes varones<br />

<strong>de</strong> su tiempo se preciaban <strong>de</strong> ser sus discípulos;<br />

y <strong>de</strong>l libro que escribió <strong>de</strong> la oración, lomó<br />

ocasión el incomparable varón el venerable P. Fr.<br />

Luis <strong>de</strong> Granada para escribir sus celebrados libros<br />

, en los cuales corre el espíritu en un rio <strong>de</strong>elocuencia<br />

, <strong>de</strong> cuyas aguas, los que beben, reciben<br />

salud. Como san Pedro andaba tan <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí,<br />

no veia ni percibía lo que estaba fuera <strong>de</strong> si ¡ y mejor<br />

le llamaremos ciego que mo<strong>de</strong>sloy muerlo<br />

que mortificado. En el aposento que le dieron al<br />

entrar en la religion , estuvo un año, y en todo él<br />

no miró al lecho , ni supo si estaba á teja vana , ó<br />

era <strong>de</strong> labias: en la iglesia y c<strong>oro</strong> asistía muchas<br />

horas en oración , y otros ejercicios, y no sabia si<br />

el cielo era <strong>de</strong> bóveda ó ma<strong>de</strong>ra : en la mesa buscaba<br />

el cuchillo y el pan por el tiento : no sabia<br />

los lugares don<strong>de</strong> so suelen juntar los frailes; y así<br />

se iba tras ellos cuando habían <strong>de</strong> hacer algún acto<br />

<strong>de</strong> comunidad. Habiendo estado tres años en un<br />

convento, saliendo <strong>de</strong> él para otro , no pudo dar<br />

razón <strong>de</strong> nada <strong>de</strong> lo que en él habia: en otro convento<br />

estuvo por espacio <strong>de</strong> cuatro años; y habiendo<br />

un árbol junto á la puerta <strong>de</strong>l claustro , por<br />

la-cual entraba y salia cada dia muchas veces,<br />

nunca levantó los ojos á mirarlo: así á los hombres<br />

como mujeres, así religiosos como seglares,<br />

no los conocía mas que por el habla, y ninguna<br />

persona podia <strong>de</strong>cir <strong>de</strong> qué color eran sus ojos:<br />

porque ni ellos veian ni se <strong>de</strong>jaban ver, y particularmente<br />

cuando hablaba con alguna mujer,<br />

los cerraba , y apretaba <strong>de</strong> manera los párpados,<br />

como si por ellos le hubiera do entrar la muerte.<br />

En ningún lugar, ni en su celda, ni en el campo,<br />

dispensaba con sus ojos , ni les permitía algún alivio:<br />

solo miraba el lugar don<strong>de</strong> ponia los pies,<br />

para que <strong>de</strong> esta manera, no mirando las cosas<br />

lícitas, estuviesen mas seguros <strong>de</strong> no mirar las<br />

ilícitas , y estando cerrados los ojos <strong>de</strong>l cuerpo á<br />

las cosas <strong>de</strong> la tierra , estuviesen abiertos los ojos<br />

<strong>de</strong>l alma para mirar las <strong>de</strong>l cielo.<br />

13 Des<strong>de</strong> niño fué amantisimo do la castidad:<br />

y con sor tan recatado y vigilante en la guarda <strong>de</strong><br />

la pureza, y tener el cuerpo tan flaco y atenuado<br />

con las penitencias, aun vivía en la carne casi<br />

muerta el ardor <strong>de</strong> la concupiscencia , avivando el

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