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La leyenda de oro 4.pdf

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508<br />

LA LEYENDA DE ORO.<br />

DICIEMBRE, 27<br />

minos. Pasado algún tiempo, volvió san Juan á monos <strong>de</strong> aquí y no entremos en el baño en que<br />

aquella ciudad don<strong>de</strong> habia entregado el mozo al se lava Cerinto , enemigo <strong>de</strong> la verdad , para que<br />

obispo: preguntóle por él ; y el obispo con muchas no caiga el baño sobre nosotros y nos coja <strong>de</strong>bajo:<br />

lágrimas y sollozos (como avergonzado y corrido) dándonos en esto ejemplo <strong>de</strong> cuan aborrecible es<br />

le dijo cuan perdido estaba , y el ejercicio en que á Dios el hereje, y con cuánto cuidado y preste­<br />

andaba, y los medios que él habia tomado para za nosotros <strong>de</strong>bemos huir <strong>de</strong> él. Finalmente, sien­<br />

curarle. Guando san Juan oyó esto , no se pue<strong>de</strong> do ya el sagrado apóstol muy viejo y cargado <strong>de</strong><br />

fácilmente creer el dolor que tuvo, rasgando su años, <strong>de</strong> trabajos y merecimientos , y no menos <strong>de</strong><br />

vestidura y diciendo á gritos: Buena guarda , por encendidos <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> ver á su dulcísimo Maestro<br />

cierto, <strong>de</strong>jé yo en tí <strong>de</strong>l alma <strong>de</strong> mi hermano. en el cielo , tuvo revelación <strong>de</strong> que le quería cum­<br />

Luego sin <strong>de</strong>tenerse subió en un caballo con una plir sus <strong>de</strong>seos , y llevarle á gozar <strong>de</strong> sí: y un dia<br />

guia, y se fué al monte don<strong>de</strong> estaba el mozo con habiendo amonestado á sus discípulos, y dícholes<br />

su compañía <strong>de</strong> ladrones. Viole el mozo: cono­ lo que en aquella hora les convenia , salió con ellos<br />

cióle: echó á huir ; y el santo viejo corrió tras él, á un monte don<strong>de</strong> solia hacer oración, y mandó<br />

y á gran<strong>de</strong>s voces <strong>de</strong>cia : ¿Por qué huyes , hijo, á cavar en él, y hacer un hoyo capaz <strong>de</strong> su cuerpo ;<br />

lu padre , mozo al viejo , y armado al <strong>de</strong>sarmado? y armándose con la señal <strong>de</strong> cruz, y diciendo : Se­<br />

Yo daré cuenta por tí á Cristo , y moriré <strong>de</strong> buena ñor mió Jesucristo , sed conmigo ; y á los que allí<br />

gana por tí, como el Señor murió por nosotros, y estaban presentes: <strong>La</strong> paz sea con vosotros , her­<br />

daré mi alma por la tuya. Enternecióse con estas manos : echó su manto en el hoyo, y <strong>de</strong>spués en­<br />

palabras tan am<strong>oro</strong>sas el corazón duro <strong>de</strong> aquel tró en él. Allí cercado <strong>de</strong> una resplan<strong>de</strong>ciente luz<br />

hijo perdido : paró: bajó <strong>de</strong>l caballo: echóse á los dio su espíritu al Señor , llorando todos sus discí­<br />

pies <strong>de</strong>l santo padre, <strong>de</strong>spavorido y temblando , y pulos , y <strong>de</strong>shaciéndose en lágrimas , por ver que<br />

escondiendo la mano <strong>de</strong>recha con que habia <strong>de</strong>r­ perdian tal padre , tal maestro y pastor , y que se<br />

ramado tanta sangre. El santo, vertiendo muchas les ponia aquel sol que alumbraba al mundo.<br />

lágrimas, se postró á los pies <strong>de</strong>l mozo , y le<br />

besó la misma mano , que él <strong>de</strong> vergüenza encubría,<br />

prometiéndole <strong>de</strong> alcanzarle <strong>de</strong>l Señor<br />

perdón <strong>de</strong> sus pecados. Llevóle á la iglesia :<br />

mandóle ayunar muchos dias y perseverar en oración;<br />

y el mismo santo ayunó con él y oró por él,<br />

y le impetró tan copiosa gracia <strong>de</strong> Dios, que viéndole<br />

ya <strong>de</strong>l todo enmendado y perfecto , le encomendó<br />

una Iglesia, para que la gobernase: dando<br />

con este hecho tan ilustre ejemplo á los prelados,<br />

<strong>de</strong>l cuidado y zelo que <strong>de</strong>ben tener <strong>de</strong> las almas<br />

<strong>de</strong> sus subditos; y enseñándonos que la verda<strong>de</strong>ra<br />

penitencia restituye al hombre la gracia que por<br />

el pecado habia perdido.<br />

15 <strong>La</strong> muerte <strong>de</strong> san Juan escriben casi todos<br />

los santos y doctores antiguos, como Tertuliano,<br />

Eusebio Cesariense , que cita á san Ireneo , san<br />

Ambrosio, san Gerónimo , san Crisóstomo , san<br />

Agustin , san Isid<strong>oro</strong> , Gregorio Turonense, Nicéf<strong>oro</strong><br />

Calixto, Metafraste; y fuera <strong>de</strong> estos tantos y<br />

tan graves autores , que lo dicen , se saca esta verdad<br />

<strong>de</strong> la epístola que san Celestino, papa, escribió<br />

al concilio efesino , y <strong>de</strong> otra que el mismo<br />

concilio escribió al senado <strong>de</strong> Constantinopla , y<br />

<strong>de</strong> Policrates , obispo <strong>de</strong> Efeso. y antiquísimo teólogo<br />

: el cual, escribiendo á san Víctor , papa y<br />

mártir, afirma que san Juan murió en Efeso: y<br />

esto es lo mas cierto y mas seguro. Aunque no han<br />

14 Mas ¿qué maravilla es que tuviese y mos­ faltado algunos que han escrito que san Juan aun<br />

trase tan entrañable amor á este mozo pecador , no es muerto , sino que está en el paraíso terre­<br />

el que tanto amaba á Jesucristo , y tan bien sanal , y vendrá con Enoc y Elias á predicar conbia<br />

lo que aquella alma le habia costado , y al tra el Anticristo: ni otros que han soñado, que<br />

pió <strong>de</strong> la cruz habia visto la sangre que por ella está aun vivo, y como durmiendo en el sepulcro .<br />

habia <strong>de</strong>rramado? ¿El que estaba tan abrasado <strong>de</strong>l <strong>de</strong>l cual dicen , que sale hirviendo una tierra ó pol­<br />

fuego divino , y <strong>de</strong> 'la caridad <strong>de</strong> sus prójimos, que vo , como maná , que es provechosa para todas las<br />

no tenia otra palabra en la boca , ni pedia á sus enfermeda<strong>de</strong>s : pero <strong>de</strong> los que esto dicen hace<br />

discípulos , sino que se amasen unos á otros? Por burla san Agustin. No falta quien diga , que san<br />

que (como dice san Gerónimo) estando ya este Juan murió muerte violenta , y que fué martiriza­<br />

am<strong>oro</strong>sísimo apóstol tan viejo , que le llevaban en do <strong>de</strong>l emperador Trajano; mas todas estas opi­<br />

brazos á la iglesia y apenas podia hablar ; no <strong>de</strong>niones son particulares y menos ciertas, y <strong>de</strong> aucia<br />

otra palabra á los fieles, cuando se juntaban tores <strong>de</strong> menos nombre. El estar san Juan en el<br />

en la iglesia, sino: Filioli, diligile alterutrum: cielo . en cuerpo y alma , algunos doctores lo afir­<br />

Hijos, amaos unos á otros. Y como sus discípulos, man , y entre ellos Beda y santo Tomás, y otros<br />

como cansados, le preguntasen: ¿ Por qué siempre mo<strong>de</strong>rnos : y fúndanse en que murió sin dolor , y<br />

les repetia las mismas palabras , y les <strong>de</strong>cia , que en que no se sabe que su cuerpo esté en la tierra,<br />

se amasen unos á otros? El santo respondió : Por y en que (según la opinión <strong>de</strong> algunos) los que<br />

que es precepto <strong>de</strong>l Señor; y sí se hace , él solo resucitaron con Cristo subieron al cielo en cuerpo<br />

basta. Pero con ser tan dulce para todos san Juan; y alma. Murió el glorioso apóstol ó los 27 <strong>de</strong><br />

con solo los herejes era severo , como se ve por diciembre , imperando Trajano , el año <strong>de</strong>l Señor<br />

lo que <strong>de</strong> él escribe Eusebio , dando por autor á <strong>de</strong> 101 ; y sesenta y ocho años <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> su pa­<br />

san Policarpo : el cual <strong>de</strong>cia , que un día el Señor sión. En la edad en que murió ,*no concuerdan los<br />

inspiró á san Juan que fuese al baño: llegado á autores: porque unos le dan mas <strong>de</strong> cien años :<br />

él, supo que estaba <strong>de</strong>ntro Cerinto, hereje; y otros noventa y ocho , ó noventa y nueve ; otros<br />

volviéndose á los que iban con él , les dijo: Vá- noventa y tres. <strong>La</strong> causa <strong>de</strong> esta diversidad es no

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