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La leyenda de oro 4.pdf

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ocTUinti!, 21 LA LEYENT. A DE ORO. l',;><br />

ruaban el hábito <strong>de</strong> monje, y se quedaban con él,<br />

y so fundaron algunos monasterios, que fueron los<br />

primeros que se edificaron en Siria, los cuales instituyó<br />

y gobernó Hilarión , como lo hacia san Antonio<br />

en Egipto. Trajeron asan Hilarión una mujer<br />

ciega , que le dijo que habia gastado toda su hacienda<br />

con los médicos sin provecho; y él la respondió<br />

: Si lo que has perdido con los médicos,<br />

lo hubieras dado á los pobres, Jesucristo verda<strong>de</strong>ro<br />

médico, te hubiera sanado: y ungiendo con<br />

su saliva los ojos <strong>de</strong> la ciega, luego cobró la vista.<br />

A un cochero, <strong>de</strong> quien el <strong>de</strong>monio se habia apo<strong>de</strong>rado<br />

, y fué traído á san Hilarión , dijo creyese<br />

en Cristo, y <strong>de</strong>jase aquel oficio; y que así sanaría.<br />

Creyó en Cristo : prometió <strong>de</strong>jar el oficio; y quedó<br />

sano, y libre <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio. También sanó á otro<br />

mozo robustísimo y <strong>de</strong> extrañas fuerzas, que se<br />

llamaba Marsilas, y estaba en<strong>de</strong>moniado, y no habia<br />

quien lo tuviese, ni grillos, ni esposas, ni ca<strong>de</strong>nas<br />

que no hiciese pedazos , arremetiendo á unos<br />

é hiriendo á otros. Lleváronle atado , como un<br />

t<strong>oro</strong> muy bravo , <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l santo; y él lo hizo<br />

<strong>de</strong>satar, y estando suelto, le dijo: Vén, llégale<br />

aquí. Llegó Marsilas temblando, la cabeza baja:<br />

echóse á sus pies, y lamíaselos con su lengua,<br />

como si fuera una oveja mansa. Hizo oración por<br />

él; y al cabo <strong>de</strong> siele días que le tuvo consigo,<br />

quedó sano. Otra vez le trajeron otro en<strong>de</strong>moniado,<br />

que se llamaba Orion, hombre riquísimo,<br />

que tenia una legión <strong>de</strong> <strong>de</strong>monios. Venia el en<strong>de</strong>moniado<br />

enca<strong>de</strong>nado , atadas las manos y la cerviz<br />

, y con los ojos bravos centelleando , y con'aspecto<br />

feroz , que parecia que echaba llamas <strong>de</strong><br />

luego. Estaba á la sazón el santo <strong>de</strong>clarando á sus<br />

monjes un paso <strong>de</strong> la sagrada Escritura : soltóse<br />

el en<strong>de</strong>moniado <strong>de</strong> las manos <strong>de</strong> los que le traían,<br />

y arremetió á Hilarión; y asiéndole por <strong>de</strong>trás, lo<br />

levantó en el aire. Temieron los que allí estaban<br />

que el <strong>de</strong>monio no lo maltratase y lastimase aquel<br />

cuerpo, que con los ayunos y penitencias estaba<br />

tan consumido, y levantaron un gran<strong>de</strong> alarido;<br />

mas Hilarión, riéndose , dijo: Dejadme á mí con<br />

mi luchador: y asiéndole <strong>de</strong> los cabellos con la<br />

mano, lo <strong>de</strong>rribó en tierra , y poniendo el pié sobre<br />

él, y apretándole y dándole algunos golpes,<br />

le dijo : Aquí seréis atormentados, miserables <strong>de</strong>monios.<br />

7 Oíanse salir do la boca <strong>de</strong> aquel hombre<br />

miserable muchas y diversas voces , como un clamor<br />

<strong>de</strong> pueblo confuso. Oró el santo al Señor, que<br />

es po<strong>de</strong>roso para vencerá los <strong>de</strong>monios, y no<br />

menos á muchos que á uno; y quedó sano: y <strong>de</strong><br />

allí algunos dias vino al monasterio con su mujer ó<br />

hijos, y trajo algunos dones al siervo <strong>de</strong> Dios. El<br />

le dijo : ¿Nó has leído lo que aconteció á Giezi y<br />

á Simón Mago: <strong>de</strong> los cuales el uno pretendió ven<strong>de</strong>r,<br />

y el olro comprar la gracia <strong>de</strong> Dios; y los<br />

(los pagaron la pena <strong>de</strong> su pecado? Y como Orion<br />

llorando le rogase que, ya que no lo quería para sí<br />

ni para sus monjes, tomase aquella limosna y la<br />

diese á los pobres; respondió san Hilarión : Mejor<br />

se la pue<strong>de</strong>s dar tú , que andas por las ciuda<strong>de</strong>s,<br />

y los conoces: <strong>de</strong>jó yo mi hacienda propria; ¿y<br />

quieres que me encargue do la ajena? Yo sé que<br />

TOMO IV.<br />

á muchos el nombre <strong>de</strong> pobre es ocasión <strong>de</strong> avaricia<br />

: ninguno mejor da al pobre, que el que no<br />

guarda nada para sí. Estaba muy triste y caído en<br />

el suelo Orion; y díjole el sanio abad : No quieras,<br />

hijo, entristecerte: lo que hago por mí, hago<br />

por t¡: si yo tomase tus dones, ofen<strong>de</strong>rla á Dios,<br />

y la legión <strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios se volvería á tí. <strong>La</strong><br />

misma doctrina nos enseñó san Hilarión en otro<br />

criado <strong>de</strong>l emperador Constancio, que habiendo<br />

sido <strong>de</strong>s<strong>de</strong> niño afligido <strong>de</strong>l <strong>de</strong>monio, vino á él, y<br />

con ser <strong>de</strong> nación alemán , le respondió en lengua<br />

siríaca, sin haberla aprendido: y <strong>de</strong>spués que por<br />

las oraciones <strong>de</strong>l santo se vio libre , le ofreció diez<br />

libras <strong>de</strong> <strong>oro</strong>, las cuales no quiso tomar sino un<br />

pan <strong>de</strong> cebada; para darnos á enten<strong>de</strong>r (como<br />

dicesan Gerónimo) que los que con tai pan se<br />

sustentan , tienen el <strong>oro</strong> por lodo. Mas entre los<br />

otros milagros fué muy notable el que hizo san<br />

Hilarión, para librar una pobre doncella. Habia<br />

en un pueblo <strong>de</strong> Gaza una doncella <strong>de</strong> buena vida,<br />

<strong>de</strong> quien se enamoró un mancebo , su vecino . y<br />

procurando por todas las vias que le fueron posibles<br />

, atraerla á su voluntad, y no aprovechándole<br />

cosa que hiciese, fué á la ciudad <strong>de</strong> Menfís , y<br />

comunicó su enfermedad y locura con unos hechiceros,<br />

ministros <strong>de</strong>l templo <strong>de</strong> Esculapio. Diéronle<br />

una lámina ó plancha <strong>de</strong> cobre con ciertas figuras<br />

espantosas, para que cubierta <strong>de</strong> tierra la pusiese<br />

al umbral <strong>de</strong> la puerta <strong>de</strong> la doncella y dijese allí<br />

ciertas palabras. El <strong>de</strong>monio cumplió todo lo que<br />

fué dicho. Comenzó la doncella á amar al mancebo<br />

tan <strong>de</strong>satinadamente , que. parecía mas locura<br />

que amor ; porque daba gritos llamándole:<br />

heríase el rostro: arrancábase los cabellos; y hacia<br />

otros visajes <strong>de</strong> locura. Lleváronla sus padres<br />

á san Hilarión: y como el <strong>de</strong>monio que habia entrado<br />

en la pobre doncella y la atormentaba, confesase<br />

el modo con que había entrado , y <strong>de</strong>clarase<br />

que estaba atado en una plancha <strong>de</strong> cobre al<br />

umbral <strong>de</strong> la puerta , y que no podía salir hasta<br />

que le soltase el mancebo que le tenia preso ; el<br />

santo le dijo: ¿Tan poco es lo que pue<strong>de</strong>s , que<br />

una plancha <strong>de</strong> cobre te tiene asido? Di: ¿porqué<br />

has osado entrar en esta sierva <strong>de</strong> Dios? Respondió<br />

el <strong>de</strong>monio : Entré en ella para guardar su<br />

virginidad. ¿Tú (dice el santo) la habias <strong>de</strong> guardar,<br />

siendo enemigo <strong>de</strong> la castidad? ¿Por qué no<br />

te apo<strong>de</strong>raste <strong>de</strong>l que te trajo acá? ¿Cómo (dijo el<br />

<strong>de</strong>monio) habia yo <strong>de</strong> apo<strong>de</strong>rarme <strong>de</strong> él, teniendo<br />

consigo á otro <strong>de</strong>monio <strong>de</strong>l amor , amigo mió? Finalmente,<br />

san Hilarión sanó á la doncella, sin que<br />

se quitase aquel impedimento <strong>de</strong> la plancha que<br />

<strong>de</strong>cia el <strong>de</strong>monio; para que se entendiese que á<br />

la voluntad <strong>de</strong> Dios ningunos hechizos ni encantamientos<br />

pue<strong>de</strong>n resistir; y que no se <strong>de</strong>be darcrédito<br />

al <strong>de</strong>monio , que es tan sagaz y mentiroso.<br />

Después <strong>de</strong> haber librado á la doncella <strong>de</strong> aquel<br />

incendio y frenesí que pa<strong>de</strong>cía , la reprendió <strong>de</strong><br />

algunas livianda<strong>de</strong>s que habia hecho , y con ellas<br />

abierto puerta al <strong>de</strong>monio, para que la afligiese y<br />

atormentase.<br />

8 Innumerables fueron los milagros que obró<br />

el Señor por la intercesión <strong>de</strong> san Hilarión, por<br />

los cuales se extendió su fama por lodas partes: y<br />

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