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NOVIEMBRE, 12 LA LEYENDA DE 0110<br />
2 Cuando el emperador Constante supo lo<br />
que el papa Martin habia hecho, salió casi <strong>de</strong>s!;<br />
y lleno <strong>de</strong> rania y furor, <strong>de</strong>terminó pren<strong>de</strong>r ó<br />
matar al papa, en venganza <strong>de</strong> la injuria que <strong>de</strong><br />
él le parecia había recibido. Para esto proveyó á<br />
Olimpio, su camarero (que era hereje como él),<br />
<strong>de</strong>l exarca'o ó gobernación <strong>de</strong> Italia. Mandóle,<br />
que en llegando á ella sembrase la herejía ; y si el<br />
papa se lo quisiese estorbar, que le prendiese ó<br />
lo matase. Olimpio, luego (pie llegó á Ravena<br />
(que era la resi<strong>de</strong>ncia en aquel tiempo <strong>de</strong> los exarcos<br />
), recogió la mas gente que pudo, y vino á<br />
Roma, y comenzó á persuadirá muchas personas<br />
principales que complaciesen en este caso al emperador.<br />
Todos, así clérigos como seglares, le<br />
dieron per respuesta, que no entendían creer ni<br />
confesar mas <strong>de</strong> lo que su pontífice en el concilio<br />
lateranenso <strong>de</strong> los ciento y cinco obispos había<br />
<strong>de</strong>terminado. Como el exarco vio que los medios<br />
blandos no le aprovechaban, y que el sumo pontífico<br />
era muy bien quisto en Roma , y sacarle <strong>de</strong><br />
ella muy dificultoso , <strong>de</strong>terminó matarle. Para hacerlo<br />
mas fácilmente , fingió quererse comulgar <strong>de</strong><br />
mano <strong>de</strong>l mismo santo pontífice: y un día que <strong>de</strong>cia<br />
misa solemne en la iglesia <strong>de</strong> Santa María la<br />
Mayor, dio or<strong>de</strong>n á uno <strong>de</strong> su guarda, que al tiempo<br />
que él estuviese <strong>de</strong> rodillas <strong>de</strong>lante <strong>de</strong>l altar<br />
para comulgar, le diese la espada, para con ella<br />
dar la muerte al que lo estaba dando el pan <strong>de</strong><br />
vida. ¡Adon<strong>de</strong> no llega la malicia <strong>de</strong>l hombre!<br />
¡A qué abismo <strong>de</strong> maldad no se arroja un ministro<br />
ambicioso, para dar gusto á su príncipe! ¡Cómo<br />
toma máscara <strong>de</strong> piedad contra la misma piedad,<br />
y rebozo <strong>de</strong> la religión contra la misma religión!<br />
Mas el Señor, que eslá en el cielo y ve el corazón<br />
<strong>de</strong>l hombre, hace burla <strong>de</strong> él y lo <strong>de</strong>scubre.<br />
Al misino tiempo que aquel savon cruel quiso<br />
ejecutar su maldad , y dar la espada á Olimpio,<br />
se cegó <strong>de</strong> ial manera , que jamás pudo atinar á<br />
ver ni conocer al papa : el cual no solamente estaba<br />
en el altar ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> ángeles para su <strong>de</strong>fensa<br />
, sino también <strong>de</strong>l Rey <strong>de</strong> los ángeles, que<br />
tenia en sus sagradas manos. Con esto se salió<br />
el soldado sin poner en ejecución lo que Olimpio<br />
le habia mandado, ni cometer aquel tan horr<strong>oro</strong>so<br />
sacrilegio; y el santo pontífice por entonces se libró<br />
<strong>de</strong> sus manos: porque Olimpio, sabido el<br />
milagro que Dios había obrado, se reconcilió con<br />
san Martin , y so partió para Sicilia (que caía en<br />
su gobernación) para resistir á los m<strong>oro</strong>s, que<br />
hacían gran<strong>de</strong>s daños en aquella isla, así en la<br />
costa, como <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> la tierra. Vino con ellos á<br />
batalla; y aunque los venció, quedó su ejército<br />
tan <strong>de</strong>strozado , que parecía mas vencido que vencedor:<br />
y por justo juicio <strong>de</strong> Dios, <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocos<br />
días murió <strong>de</strong> cansancio y <strong>de</strong> una dolencia , ¡tara<br />
que pagase el horrible <strong>de</strong>lito con que habia pretendido<br />
quitar la vida al santo pontífice y vicario<br />
<strong>de</strong>l Emperador <strong>de</strong>l cielo , por agradar y servir al<br />
<strong>de</strong> la tierra. Mas Constante, cuando supo la muerte<br />
<strong>de</strong> Olimpio , envió á Italia por exarco á Teod<strong>oro</strong><br />
Caliopa, que otra vez habia tenido aquella<br />
dignidad, y gobernádose tan bien en ella , que<br />
el santo pontífice Martín y toda la gente cuerda<br />
y pacífica se holgó mucho con su venida , crevendo<br />
que seria él el que habia sido, v que daría<br />
buena cuenta <strong>de</strong> sí en las cosas <strong>de</strong> paz y <strong>de</strong> la<br />
guerra: pero engañáronse mucho; porque el emperador<br />
le mandó secretamente que prendiese al<br />
papa, y se lo enviase á buen recaudo á Coaslantinopla<br />
, y no fiándose <strong>de</strong> él, le dio , para acompañarle<br />
para el negocio <strong>de</strong> la prisión, á Paulo Peladlo<br />
, criado suyo , <strong>de</strong> quien lenia satisfacción que<br />
haría fielmente todo lo que le mandaba: mas no<br />
era menester aquella segundad ; porque Caliopa<br />
venia muy trocado, y con gran <strong>de</strong>seo <strong>de</strong> dar gusto<br />
al emperador: y así, en llegando á Roma , aunque<br />
al principio (para engañar mejor, como lo suelen<br />
hacer los políticos )se mostró muy católico y amigo<br />
do la fé romana (porque vio al clero y al pmiblo<br />
muy puesto en seguir á su pastor, y que anatematizaba<br />
á lodos los que se apartaban <strong>de</strong> ella ; un<br />
día , estando el santo pontífice en San Juan <strong>de</strong> Letran<br />
, doliente y bien <strong>de</strong>scuidado <strong>de</strong> la traición que<br />
Teod<strong>oro</strong> le tramaba, y echado en una camilla <strong>de</strong>lante<br />
<strong>de</strong>l altar (don<strong>de</strong> <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> las vigilias en<br />
las noches solía algún tanto reposar ), entró gente<br />
armada . y con gran ruido y alb<strong>oro</strong>to echó mano<br />
<strong>de</strong> él; y cargado do prisiones muy ásperas, Teod<strong>oro</strong><br />
lo entregó á Paulo Peladlo para que lo llevase<br />
al emperador. No quiso el santo pastor resistir<br />
á la violencia <strong>de</strong> aquellos lobos rabiosos; antes<br />
, como cor<strong>de</strong>ro manso , se entregó á sus manos<br />
para que le matasen. Hubo gran<strong>de</strong> escándalo y<br />
turbación en Roma por un caso tan extraño : y<br />
cuando se supo que querían llevar á Conslanlinopla<br />
á su santo maestro , muchos <strong>de</strong>l clero se <strong>de</strong>terminaron<br />
acompañarle y servirle por el camino con<br />
sus personas y haciendas; mas fueron prohibidos<br />
y amenazados como enemigos <strong>de</strong>l emperador y<br />
amigos <strong>de</strong> su enemigo : y así <strong>de</strong>samparado <strong>de</strong> lodos<br />
lo llevaron á Conslaulinopla , muy maltratado<br />
y afrentado , publicando contra él por todas partes<br />
por don<strong>de</strong> pasaba gran<strong>de</strong>s calumnias y malda<strong>de</strong>s.<br />
Holgóse el malvado Constante con esla presa lodo<br />
lo posible: echáronle en una cárcel áspera y lóbrega<br />
, don<strong>de</strong> estuvo noventa y dos dias, sin hablar<br />
con nadie: lleváronle <strong>de</strong>spués á diversos jueces<br />
y tribunales, con gran<strong>de</strong> escarnio y gritería;<br />
y volviéronle otra vez á ia cárcel cargado <strong>de</strong> hierro<br />
, en compañía <strong>de</strong> ladrones, don<strong>de</strong> estuvo otros<br />
muchos dias consumido <strong>de</strong> frío , y <strong>de</strong> la estrechez<br />
y mal olor <strong>de</strong> la cárcel. Mas viendo el emperador<br />
y sus ministros que por ningún camino podian<br />
ablandar aquel pecho fuerte <strong>de</strong>l santo pontífice,<br />
ni hacer mella en él , ma= que si fuera <strong>de</strong> acero ó<br />
<strong>de</strong> diamante, v que claramente les <strong>de</strong>cía que aunque<br />
le hiciesen tajadas no comunicaría con la Iglesia<br />
<strong>de</strong> Conslantinopla , ni se apartaría un punto <strong>de</strong><br />
la fé (pie enseñaba la romana; le <strong>de</strong>sterraron á<br />
Quersoneso, en lo último <strong>de</strong>l Pomo Euxíno, tierra<br />
frígidísima y casi inhabitable , en don<strong>de</strong> muchos<br />
años anles san Clemente, papa, estuvo <strong>de</strong>sterrado<br />
y acabó la vida. Aquí el bienaventurado san<br />
Martin fué tan maltratado y afligido, y pa<strong>de</strong>ció<br />
lanías calamida<strong>de</strong>s, y tuvo tan extremada pobreza<br />
y falta <strong>de</strong> todo lo necesario para la vida humana<br />
, que el mismo santo en una epístola dice es-