08.05.2013 Views

La leyenda de oro 4.pdf

La leyenda de oro 4.pdf

La leyenda de oro 4.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

29.V- LA LEYENDA DE ORO.<br />

ello, como inciertas , digamos lo que es cierto y lo<br />

que la sania Iglesia <strong>de</strong> Córdova sigue en el rezarlo<br />

<strong>de</strong> eslos santos. Hallándose en Córdoba un juez<br />

llamado Dion (que por ventura era comisario , ó<br />

lugarteniente <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte Daciano), mandó pregonar<br />

un edicto, que todos los cristianos que había<br />

en aquella ciudad , ó sacrificasen á los dioses, ó<br />

muriesen como <strong>de</strong>sobedientes á sus mándalos. En-<br />

Ire otros cristianos que no quisieren obe<strong>de</strong>cer,<br />

fueron Acisclo y Victoria , su hemana : y acusados<br />

<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> Dion , fueron por su mando presos<br />

y traídos á su presencia , y les dijo: ¿Sois vosotros<br />

los que menospreciáis nuestros dioses, é incitáis<br />

al pueblo á que no les hagan sacrificios ni los<br />

honr<br />

iren 1 Respondió Acisclo con gran sosiego y reposo<br />

: Nosotros servimos á Jesucristo nuestro Dios<br />

y Señor, y nó á las piedras ni á los <strong>de</strong>monios.<br />

Prosiguió el juez y dijo : ¿Sabes por qué sentencia<br />

he mandado pasar á los que no sacrifican? Acisclo<br />

dijo: Y tú . Dion, ¿has oido las penas qne tiene<br />

aparejadas nuestro Jesucristo á tí y á los<br />

que mandáis eslo ? Oyendo eslas palabras el impío<br />

juez, dio bramidos, y con rabia y furor dijo<br />

gran<strong>de</strong>s blasfemias contra Cristo; mas reprimiéndose<br />

un poco , y pareciéndole que mas fácilmente<br />

engañaría á santa Victoria, por ser mujer y flaca,<br />

que á su hermano, comenzó ya con halagos, ya con<br />

amenazas , á persuadirla que tuviese lástima <strong>de</strong> sí,<br />

y que le creyese como á padre que la quería como<br />

si fuera su hija y <strong>de</strong>seaba su bien, y que reconociese<br />

y adorase á sus dioses, porque <strong>de</strong> esta<br />

manera se libraría <strong>de</strong> los tormentos que, si no lo<br />

hiciese, le eslaban aparejados, y tendría á los dioses<br />

¡inmortales propicios y favorable!, y á él le<br />

baria un gran placer , y le obligaría á acariciarla<br />

y favorecerla , y convertir los tormentos en dulzuras<br />

y regalos. No se <strong>de</strong>jó vencer la santa doncella<br />

<strong>de</strong> los halagos, ni <strong>de</strong> los fieros <strong>de</strong> Dion ; antes<br />

con un ánimo varonil y constante le dijo: muy<br />

gran beneficio me liarás en ejecutar en mi cuerpo<br />

esos tormentos que me dices; porque todo mi<br />

bien es mi Señor Jesucristo , en quien tengo puesta<br />

toda mi confianza. Finalmente , <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> haber<br />

pasado algunas otras razones con los dos santos<br />

hermanos, procurando convertirlos y atraerlos á<br />

su intento; cuando vio que todo le salia en vano,<br />

y que no podía mellar aquellos pechos sagrados,<br />

mandó Dion azotar á san Acisclo con varas, y<br />

atormentar á santa Victoria por las plantas <strong>de</strong> los<br />

pies, y <strong>de</strong>spués echarlos en una profunda y tenebrosa<br />

cárcel; y así se hizo. Estaban los santos en la<br />

penosa cárcel, no con pena sino con gran gozo y<br />

alegría, como sí estuvieran en un paraíso <strong>de</strong> <strong>de</strong>leites,<br />

acordándose que pa<strong>de</strong>cían por su Señor,<br />

y loándole y haciéndole gracias porque les hacia<br />

tan señalada merced. Vinieron cuatro ángeles <strong>de</strong>l<br />

cielo y trajéronles <strong>de</strong> comer, y con su celestial vista<br />

los recrearon y esforzaron. Otro dia el juez quiso<br />

acabar con ellos, porque veia que perdía el tiempo<br />

, y que no podia con halagos ni promesas, con<br />

amenazas ni espantos atraerlos á la adoración <strong>de</strong><br />

sus falsos dioses, y llevaba mal la censlancia y firmeza<br />

<strong>de</strong> los santos hermanos, y la tenia por afrenta<br />

y mengua suya. Para esto les mandó echar al<br />

NOVIEMRItE, IT<br />

no Guadalquivir con unas mnv pesadas piedras<br />

aladas al cuello, para que allí se allegasen y pereciesen.<br />

Mas no hay po<strong>de</strong>r contra Dios, y las aguas<br />

y lorlos los elc-menlos y criaturas le sirven, y obe<strong>de</strong>cen<br />

á su voluntad. Vinieron cuatro ángeles y<br />

sustentaron á los bienaventurados mártires , trayéndoles<br />

en las palmas sobre las aguas , alabando<br />

ellos y bendiciendo al Señor , con tanta suavidad<br />

y recreo, como si se pasearan por un campo florido<br />

y ameno; y en una nube muy resplan<strong>de</strong>ciente<br />

qne los cubría, merecieron ver, no solamente á los<br />

ángeles, mas al mismo Señor y Rey <strong>de</strong> los ángeles<br />

acompañado <strong>de</strong> gran muchedumbre <strong>de</strong> ellos, que<br />

los venían á confortar. Pero Dion, como vio que<br />

no le habia sucedido el acabarlos <strong>de</strong> una vez, ahogándolos<br />

en el rio; sañoso, furioso y bravo, <strong>de</strong>terminó<br />

atormentarlos <strong>de</strong> espacio y darles muchas<br />

muertes; porque con una no los había podido matar.<br />

Para esto mandó hacer ciertas ruedas y atar<br />

en ellas á los santos, y encen<strong>de</strong>r fuego <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong><br />

ellas y avivarle con aceite, puraque con el movimiento<br />

<strong>de</strong> las ruedas los cuerpos poco á poco se<br />

asasen y consumiesen , y <strong>de</strong>svaneciéndoseles la<br />

i»<br />

catieza , quedasen privados <strong>de</strong> sentido. ¡ O ne-<br />

cía y vana invención <strong>de</strong>l polvo <strong>de</strong> la tierra , quo<br />

piensa contrastar con Dios! ¡O ingeniosa crueldad<br />

y no menos <strong>de</strong>satinada , que se ejecuta contra los<br />

que están <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong>l amparo y sombra <strong>de</strong> Dios!<br />

Eslaba Dion lleno <strong>de</strong> rabia , con el rostro encendido,<br />

centelleando los ojos, echando llamas <strong>de</strong><br />

impiedad , mandando atormentar á los bienaventurados<br />

hermanos en aquellas ruedas, y lossavones<br />

y ministros do su crueldad moviendo las ruedas y<br />

atizando el fuego ; y los santos , como si estuvieran<br />

en camas regaladas , con gran paz y seguridad<br />

. encomendándose ai Señor, y suplicándole<br />

que matase aquel fuego : y él lo hizo luego , <strong>de</strong> tal<br />

manera, que salló con gran presteza en los gentiles<br />

que allí eslaban , y abrasó gran multitud <strong>de</strong> ellos,<br />

quedando los santos sin lesión alguna, y cantando<br />

aquel verso <strong>de</strong>l real profeta : Pasado habernos<br />

por fuego y agua , y sacáslenos, Señor, al lugar<br />

<strong>de</strong>l <strong>de</strong>scanso y refrigerio. Todas eslas maravillas<br />

que obraba Dios por sus siervos , atribuía<br />

Dion ( como ciego ) á arte mágica y al po<strong>de</strong>r<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>monios . por cuya virtud pensaba que<br />

los gloriosos mártires se <strong>de</strong>fendían. Mandólos quitar<br />

<strong>de</strong> las ruedas, y <strong>de</strong> nuevo pretendió persuadirles<br />

que reconociesen la benignidad <strong>de</strong> sus dioses,<br />

pues lanto los sufrían y esperaban. A lo cual san<br />

Acisclo le respondió constante y gravemente , reprendiendo<br />

su locura y ceguedad , pues no veia la<br />

po<strong>de</strong>rosa mano <strong>de</strong>l verda<strong>de</strong>ro Dios quo los <strong>de</strong>fendía,<br />

y atribuía á los <strong>de</strong>monios lo que solo Dios<br />

podía obrar. El malvado juez mandó quitar <strong>de</strong><br />

allí á san Acisclo, enfadado <strong>de</strong> sus palabras, y<br />

que cortasen á la sania hermana los pechos , y <strong>de</strong><br />

las heridas no salió sangre sino leche, para<br />

mayor gloria <strong>de</strong>l Señor y testimonio <strong>de</strong> su verdad.<br />

Lleváronla <strong>de</strong>spués á la cárcel don<strong>de</strong> eslaba su<br />

hermano , y vinieron á ella muchas mujeres movidas<br />

<strong>de</strong> compasión para visitar á sania Victoria,<br />

y traerla algún regalo; y ella se las pagó con otro<br />

mayor : porque las predicó , y convirtió siete do

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!