Create successful ePaper yourself
Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.
280 LA LEYENDA DE ORO. NOVIEMBRE 10<br />
muy continuo en la oración, y penitente en el<br />
tratamiento do su persona: ayunaba mucho: dorinia<br />
poco : vestía honesta y pobremente: huía <strong>de</strong><br />
los entretenimientos y juegos <strong>de</strong> los seglares: no<br />
quería beneficio eclesiástico, cuando por razón <strong>de</strong><br />
su cátedra no podia residir; aunque <strong>de</strong>spués aceptó<br />
una canongía y la dignidad <strong>de</strong> tesorero en la<br />
Iglesia salisburiense, para po<strong>de</strong>r predicar mas libremente<br />
la palabra <strong>de</strong> Dios, y no ser cargoso<br />
á nadie. No queria locar el dinero con su mano,<br />
si no era para darlo á los pobres , á los cuales repartió<br />
todo lo que habia heredado <strong>de</strong> sus padres.<br />
No pudo encubrirse tan gran luz , ni escon<strong>de</strong>rse la<br />
ciudad edificada sobre el monte: tuvo nocicia el<br />
sumo pontífice <strong>de</strong> la santidad , erudición y gran<strong>de</strong>s<br />
prendas <strong>de</strong> Edmundo, y mandólo predicaren el<br />
reino <strong>de</strong> Francia la cruzada; y él aceptó la obediencia<br />
y la predicó con maravilloso fruto , confirmando<br />
nuestro Señor su predicación con los muchos<br />
milagros que hizo por él. Vino una vez un<br />
mancebo al santo para tomar la cruz que predicaba<br />
, quiso una mujer apartarle <strong>de</strong> aquel propósito,<br />
y tiróle <strong>de</strong> la capa; y luego se la secó la mano:<br />
conoció su culpa y confesóla; y tomando ella misma<br />
la cruz <strong>de</strong> la mano <strong>de</strong>! santo, quedó sana. Otro<br />
tanto sucedió á otra mujer, que estorbó á otro mancebo<br />
con quien estaba amancebada, que no tomase<br />
la cruz, y perdió la vista, la cual el santo la restituyó<br />
con sus oraciones. Estaba un dia predicando en la<br />
[ilaza: levantóse una nube espantosa que amenazaba<br />
gran tempestad ; y estando el auditorio amedrentado<br />
y para huir, hizo la señal <strong>de</strong> la cruz Edmundo<br />
hacia la nube, diciendo: Yo te mando, ó<br />
maligno espíritu , que te partas <strong>de</strong> aquí; y al<br />
punto cesó aquella oscuridad , y se <strong>de</strong>scubrió sobre<br />
los oyentes el sol, y cayendo mucha agua al<br />
re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong>l auditorio , no cayó gota sobre ninguno<br />
<strong>de</strong> los que allí estaban; y esto le sucedió otras<br />
veces. Leia una noche en la sagrada Riblia, y<br />
oprimido <strong>de</strong>l cansancio y <strong>de</strong>l sueño , quedó dormido<br />
y la can<strong>de</strong>la cayó sobre el libro; y cuando <strong>de</strong>spertó,<br />
halló la can<strong>de</strong>la gastada, y el libro entero<br />
sin quemarse. Otra vez se le apagó la can<strong>de</strong>la, y<br />
hallándose á oscuras invocó el dulcísimo nombre<br />
<strong>de</strong> la serenísima Virgen María; y al punto se tornó<br />
á encen<strong>de</strong>r la can<strong>de</strong>la <strong>de</strong> suyo. Apostémesele un<br />
pió con un carbunco, y él hizo al re<strong>de</strong>dor <strong>de</strong> la<br />
poslema tres ó cuatro cruces; y al dia siguiente<br />
se halló sano y bueno. Un criado suyo echó al<br />
fuego , por su mandado , un cilicio suyo ya viejo y<br />
hecho pedazos , y unos zaragüelles ásperos que<br />
habia traído mucho tiempo; pero el fuego no los<br />
quemó , teniéndoles respeto como á cosa sagrada.<br />
3 Vacaba el arzobispado canluariense, en Inglaterra<br />
, y el sumo pontífice Gregorio IX <strong>de</strong>seando<br />
proveer bien aquella Iglesia, y darla digno<br />
pastor , or<strong>de</strong>nó que se buscase en Inglaterra la<br />
persona <strong>de</strong> mas prendas que hubiese para ella.<br />
Todos convinieron que san Edmundo era el mas<br />
digno y masa propósito: nombróle el papa por arzohisj<br />
o v primado do Inglaterra: y aunque el<br />
santo hizo todo lo que pudo pura no aceptar aquella<br />
dignidad ; pero bajó la cabeza cuando vio quo<br />
no la podia excusar , sin ofensa do Dios y do la<br />
obediencia <strong>de</strong>bida á su vicario. En sentándose en<br />
su silla, echó mas claros rayos <strong>de</strong> sus virtu<strong>de</strong>s, y<br />
comenzó á resplan<strong>de</strong>cer con mayor santidad; porque<br />
no solamente no aflojó en su aspereza, ni se<br />
trocó en las virtu<strong>de</strong>s, antes las acrecentó siendo<br />
<strong>de</strong>chado <strong>de</strong> santos prelados, corno antes lo habia<br />
sido <strong>de</strong> insignes doctores y predicadores. Cuando<br />
iba camino , queriéndose confesar cualquiera persona<br />
, por mas pobre y <strong>de</strong>spreciable que fuese,<br />
luego se apeaba <strong>de</strong> su cabalgadura, y él mismo<br />
la confesaba. A los pobres daba largas limosnas y<br />
vestia á los <strong>de</strong>snudos: hacia visitar y regalar á los<br />
enfermos : casaba á las doncellas huérfanas , y dábales<br />
el dote : sacudía <strong>de</strong> sí cualquiera presente ó<br />
don que le ofreciesen , y era enemigo capital <strong>de</strong> los<br />
que lo recibian; y afirmaba que los jueces y magistrados<br />
no se han <strong>de</strong> mover á hacer la justicia<br />
por dádivas ni cohechos, sino por amor <strong>de</strong> la misma<br />
just¡cía y <strong>de</strong> aquel Señor quo les hizo jueces<br />
y les pedirá cuenta <strong>de</strong> su administración : y como<br />
muchos le presentasen muchas y ricas y varias<br />
cosas (aunque él no recibía ninguna), soba <strong>de</strong>cir:<br />
Ahora que soy rico y <strong>de</strong> ninguna cosa tengo necesidad,<br />
el <strong>de</strong>monio me quiere cegar con dones,<br />
no habiendo podido vencerme cuando era pobre.<br />
Pues yo espero en el Señor quo tampoco ahora<br />
me vencerá.<br />
4 Fué tan admirable la entereza <strong>de</strong> vida y<br />
rectitud <strong>de</strong> san Edmundo en la administración do<br />
su obispado, que el mundo no pudo' sufrir tan gran<br />
luz , y muchos gran<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l reino, eclesiásticos y<br />
seglares, y su mismo cabildo, se levantaron contra<br />
él, y lo afligieron , y persiguieron terriblemente,<br />
orando el santo por ellos, y volviéndoles bien<br />
por mal, con unas entrañas <strong>de</strong> padre am<strong>oro</strong>so , y<br />
con un corazón blando , suave y propio <strong>de</strong> santo.<br />
Mas viendo que con todo su cuidado y diligencia<br />
no los podia ganar, ni ejercer como <strong>de</strong>bía el oficio<br />
<strong>de</strong> prelado, se <strong>de</strong>terminó salir do Inglaterra y pasar<br />
á Francia, hasta que el Señor mandase cesar<br />
los vientos y sosegar el mar. Estando para partir,<br />
le apareció el beato santo Tomás, mártir y arzobispo<br />
canluariense, su pre<strong>de</strong>cesor, y le animó y<br />
confirmó en aquella jornada. Quiso san Edmundo<br />
besar el pió á santo Tomás: mas el santo mártir<br />
retiró el pié : <strong>de</strong> lo cual san Edmundo quedó muy<br />
triste y ll<strong>oro</strong>so, y preguntándolo santo Tomás la<br />
causa, le respondió: Porque no soy digno <strong>de</strong> besar<br />
tus sagrados pies. Entonces santo Tomás le<br />
dijo : No llores por eso ; porque presto te admitiré<br />
al ósculo <strong>de</strong> mi rostro : dándole á enten<strong>de</strong>r que<br />
presto moriria. Pasó á Francia, y fuese al monasterio<br />
Pontmiaco, que era el <strong>de</strong>l Cisler, don<strong>de</strong> el<br />
mismo santo Tomás en su <strong>de</strong>stierro habia estado<br />
seis años : fué acogido <strong>de</strong> aquellos santos religiosos<br />
consuma <strong>de</strong>voción, alegría y reverencia; y estando<br />
allí, cayó malo do una gravo enfermedad.<br />
Lleváronle á otro monasterio <strong>de</strong> aires mas benignos<br />
y templados, con mucho sentimiento do los<br />
padres quo <strong>de</strong>jaba : á los cuales dijo que él volvería<br />
á aquella casa para el dia do san Edmundo<br />
mártir. Entrando en el monasterio adon<strong>de</strong> le habían<br />
llevado , so agravó el mal: recibió los santos<br />
sacramentos con extremada ternura y <strong>de</strong>voción; y