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La leyenda de oro 4.pdf

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OCTUBRE, 15 LA LEYENDA DE ORO. 99<br />

Teresa: la cual cuenta muy largamente, cuan no- que habia resucitado. Por mas <strong>de</strong> tres años vio a<br />

table mejoría sintió con su trato , y como la pusie- Cristo Señor nuestro siempre á su lado <strong>de</strong>recho,<br />

ron en mayor perfección y mortificación, asegu- que la hacia compañía , y la hablaba , enseñaba y<br />

rándola ser su espíritu bueno. Fueron muchos los consolaba en sus trabajos, y recogía en altísima<br />

que la trataron, y entre ellos san Francisco <strong>de</strong> oración. Vio una vez al Salvador <strong>de</strong>l mundo que<br />

Borja; pero quien mas tiempo y mas asistente- la mostraba la llaga <strong>de</strong> la mano izquierda, y que<br />

mente la gobernó , fué el ilustrado y extático varón con la <strong>de</strong>recha sacaba un clavo gran<strong>de</strong> que en ella<br />

el padre Baltasar Alvarez : este siervo <strong>de</strong> Dios, tenia metido, y á vueltas <strong>de</strong> él sacaba parte <strong>de</strong><br />

fué quien mas la aprovechó en sus principios , co- su carne sacratísima , diciendo, que quien aquello<br />

mo la misma santa confiesa , y la acabó <strong>de</strong> <strong>de</strong>sar- habia pasado por ella , que no dudase sino que<br />

raigar el corazón <strong>de</strong> todo lo que no era Dios y su mejor haría todo lo que ella pidiese, prometiénmayor<br />

gloria: por lo cual quedó la santa por su dola <strong>de</strong> hacerlo así. Estando una vez la santa en<br />

gran humildad muy agra<strong>de</strong>cida y <strong>de</strong>vota <strong>de</strong> esta presencia <strong>de</strong> Cristo, teniendo ella una cruz en la<br />

religión , como en sus obras tantas veces lo mués- mano , se la tomó el Señor con la suya, y volviótra,<br />

y por toda su vida duró en este afecto y recur- sela á dar , pero muy mejorada <strong>de</strong> como se la haso<br />

á los padres <strong>de</strong> la Compañía, y <strong>de</strong> la esclare- bia tomado; porque era <strong>de</strong> cuatro piedras grancida<br />

religión <strong>de</strong> santo Domingo , <strong>de</strong> los cuales fué <strong>de</strong>s , sin comparación muy mas preciosas y ricas<br />

también <strong>de</strong>votísima; porque como la humil<strong>de</strong> santa que diamantes, y estaban en ellas las cinco lia—<br />

andaba con los temores que hemos dicho <strong>de</strong> su gas esculpidas <strong>de</strong>s<strong>de</strong> entonces: y aunque los <strong>de</strong>espíritu,<br />

la parecia que nadie la podría asegurar más juzgaban no ser aquella cruz sino <strong>de</strong> ma<strong>de</strong>ra,<br />

mejor y en<strong>de</strong>rezar que gente tan docta y espiri- la santa siempre la veia <strong>de</strong> la manera dicha,<br />

tual, como hay en estas sagradas religiones. 6 Creciendo con semejantes favores el fuego<br />

5 Con lo que la animó san Francisco <strong>de</strong> Bor- <strong>de</strong>l divino amor en santa Teresa, solia ver un ánja<br />

, concibió la sierva <strong>de</strong> Dios gran odio contra sí, gel junto á sí, hacia el lado izquierdo, <strong>de</strong> muy<br />

quebrantando en todo su voluntad, y haciendo hermoso rostro, y tan encendido , que la parecia<br />

gran<strong>de</strong>s penitencias. Vistióse <strong>de</strong> un cilicio <strong>de</strong> hoja serafín : traia en las manos un dardo <strong>de</strong> <strong>oro</strong> largo,<br />

<strong>de</strong> lata , hecho y agujereado al modo <strong>de</strong> rallo, que y al fin <strong>de</strong> él en la punta tenia un poco <strong>de</strong> fuego:<br />

<strong>de</strong>jaba toda su carne llagada : tomaba riguro- metíasele el ángel en el corazón, y traspasábala<br />

sas disciplinas, unas veces con ortigas, otras con las entrañas: y al salir <strong>de</strong> él, la parecia se las liellaves<br />

, hasta venir á hacerse llagas, <strong>de</strong> las cuales vaba tras sí con gran dolor; pero <strong>de</strong>jábala abrasamanaba<br />

y corría mucha materia; pero la medicina da en amor <strong>de</strong> Dios. Mostrósele también el Espícon<br />

que las curaba, era renovarlas con muchos ritu santo, que es el amor divino, en figura <strong>de</strong><br />

golpes. Estaba tan encarnizada contra si misma, un mancebo muy hermoso, ro<strong>de</strong>ado todo <strong>de</strong> 11aque<br />

una vez juntó muchas zarzas, y <strong>de</strong>snudando mas muy encendidas. Quedóle á la santa tan imsu<br />

cuerpo, comenzó á entrar y revolverse entre presa esta visión, que hasta que murió la traia<br />

ellas, como si fuera en una cama <strong>de</strong> rosas. Con presente, aunque estuviese muy ocupada, salvo<br />

todo esto tenia la santa algunas imperfecciones, que algunas veces era como si tuviese un velo <strong>de</strong>l—<br />

que no conocía, hasta que el siervo <strong>de</strong> Dios Balta- gado <strong>de</strong>lante; pero con certidumbre que estaba<br />

sar Alvarez la <strong>de</strong>sengañó , dictándola , que para <strong>de</strong>trás, y muchas veces se corría esta cortina , y<br />

contentar <strong>de</strong>l todo á Dios , ninguna cosa habia <strong>de</strong> la volvía á ver. Sobre todos estos favores fué muy<br />

<strong>de</strong>jar <strong>de</strong> hacer por él; y así, que <strong>de</strong>jase unas particular cuando el mismo Cristo la <strong>de</strong>sposó conamisla<strong>de</strong>s<br />

que tenia. Parecíale á la santa que se- sigo; porque estando un dia para comulgar, aparia<br />

<strong>de</strong>sagra<strong>de</strong>cimiento ; pues en ellas no había pe- recíóla el Señor con gran resplandor y hermosura<br />

cado : él la dijo que lo encomendase á Dios por (como otras veces solia), y celebró con su esposa<br />

algunos dias, y que rezase el himno <strong>de</strong> Veni, Crea- este divino ayuntamiento y <strong>de</strong>sposorio como la<br />

tor Spirilus, para que la diese luz Dios <strong>de</strong> aquello mismo santa lo escribe : «Represénteseme el Seque<br />

era lo mejor. Uízolo asi la santa: y estando ñor (dice) por visión imaginaria, muyen lo inteuna<br />

vez en oración, suplicando al Señor la ayu- rior, y dióme su mano <strong>de</strong>recha , y díjome: Mira<br />

dase á contentarle en todo , la vino un gran<strong>de</strong> ar- este clavo que es señal que serás mi esposa <strong>de</strong>s<strong>de</strong><br />

robamiento, en el cual la dijo su divina Majestad: hoy: hasta ahora no lo habias merecido. De aquí<br />

Ya no quiero que tengas conversación con los hom- a<strong>de</strong>lante , no solo como Criador, como Rey, y tu<br />

bres , sino con los ángeles : lo cual se le imprimió Dios, mirarás mi honra, sino como verda<strong>de</strong>ra es<strong>de</strong><br />

manera , que nunca mas tuvo amistad ni afecto posa mia , mi honra es ya tuya, y la tuya mia.<br />

á persona ninguna que no fuese por Dios y según Hízome tanta operación esta merced , que no po-<br />

Dios. Estaba todo el dia en oración , y vivía <strong>de</strong> dia caber en mí, y quedé como <strong>de</strong>satinada, y dije<br />

suerte , que en todo procuraba contentar al Señor, al Señor, que, ó ensanchase mi bajeza, ó no me<br />

que traia siempre presente y por testigo <strong>de</strong> su vida; hiciese tanta merced ; porque cierto no me parecia<br />

y el Señor se iba mostrando poco á poco á su sier- la podia sufrir el natural. Estuve así todo el dia<br />

va. Estando un día en oración , la mostró solas las muy embebida : he sentido <strong>de</strong>spués gran provecho,<br />

manos con tan gran<strong>de</strong> hermosura, que no se po- y mayor confusión y afligimiento <strong>de</strong> ver que no<br />

dia encarecer : <strong>de</strong> allí á algunos dias la <strong>de</strong>scubrió sirvo en nada con tan gran<strong>de</strong>s merce<strong>de</strong>s. » Y <strong>de</strong><br />

aquel divino rostió, quedando <strong>de</strong>l todo absorta y allí a<strong>de</strong>lante el ordinario lenguaje que entre Cristo<br />

elevada : <strong>de</strong>spués la mostró toda su humanidad y la santa habia, eran estas palabras que el Señor<br />

sacratísima, con aquella hermosura y majestad con la <strong>de</strong>cia, con que su Majestad y ella se regalaban

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