La leyenda de oro 4.pdf

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se ser obispo. cuánto san Ambrosio pretendió no
serlo"? ¿Qué hombre ha habido tan ambicioso, y
cpie haya tomado laníos medios para alcanzar honra
vana y mando congojoso , cuántos él lomó para
huir de la dignidad que el pueblo y el mismo
Dios le ofrecían? Mas porque no se debe resistir
á la divina voluntad , bajó san Ambrosio su cuello
al yugo y dejóse ordenar de obispo . y porque
aun no era bautizado, sino catecúmeno, fué bautizado
por mano de obispo católico ((pie así lo
ipiiso él) , y ordenado de todas órdenes y consagrado
obispo , con increíble alegría y regocijo
de todos. Hallóse el emperador presente á su consagración
, y volviéndose á Dios, dijo: Yo os hago
gracias, Señor y Salvador nuestro, porque
habéis encomedado las almas al que yo habia encomendado
los cuerpos, y con esto dado á entender
que fué buena mi elección.
3 No se puede fácilmente creer el gozo que
en toda Italia y fuera de ella , tuvieron los católicos
por esta elección de san Ambrosio, esperando,
que por su grande zelo y valor se repararían
los daños y calamidades, que por la perfidia y
astucia de Auxencio, obispo arriano , habia recibido
la Iglesia de Milán. San Basilio, obispo de
(¡esarea, le escribió una epístola, dándole el. pa-r
rabien y alabándole sobre manera , y los otros
obispos de la Iglesia oriental y occidental, aprobaron
y loaron aquella elección; aunque habia
sido hecha en persona . que (como dijimos), aun
no eslaba bautizada ; y no se engañaron , porque
luego que nueslro Ambrosio se sentó en su silla,
dejó el cuidado de todas las cosas temporales á su
santo hermano Sátiro, para estar mas libre y desembarazado
y darse del todo á Dios , y atender
á las obligaciones de su oficio. Repartió á los pobres
lodo el oro y plata que tenia y á la Iglesia
hizo donación de sus posesiones y heredades, reservando
para su hermana Marcelina el usufrulo
de ellos , mientras que viviese. Decía misa cada
dia con gran ternura y devoción, y con mucha
preparación como se ve en las oraciones, que
para esto compuso.
k Predicaba todos los domingos y como buen
pastor daba pasto celestial á sus ovejas : y eran
sus sermones tan altos y tan llenos de espíritu,
doctrina y elocuencia, que por medio do ellos
se convirtió al Señor , el gran doctor y luz de la
Iglesia , san Agustín: porque el blanco á que tiraba
en ellos , era herir las almas y reducirlas al
Señor, no tanto con elegancia y copia de palabras,
cuanto con la fuerza de razones, oraciones y lágrimas.
o Ocupábase en los otros ministerios sagrados
, con tan grande continuación , que dice Paulino
, que para solo el trabajo que tomaba con
los que se habían de bautizar ; cuando el santo
murió , eran menester cinco obispos. Admitía á
todos los que levenian á hablar, con extraordinaria
benignidad , sin tener guarda ni portero á la
pueria. Oía á todos , consolaba á los afligidos,
remediaba á los necesitados, y era padre dulcísimo
paslor vígilantísuno de loda la ciudad. Con onlen-
dcr de buena gana en todos los negocios de mi-
LA LEYENDA DE ORO. DICIBHBRE, 7
sai'icoi'dia y caridad, no quería ser casamentero;
ni aconsejar á nadie que fuese á la guerra , ni
ir á comer fuera de su casa : y lo que él hacia
en eslo , aconsejó á san Agustín que lo hiciese.
Ln todas las virtudes se esmeró san Ambrosio, y
loe dechado de santos prelados , y espejo de santidad,
y tuvo menos que hacer en oslo después
que fué obispo , [jorque toda su vida habia sido
(como dijimos) muy honesto y muv moderado.
Ayunaba muy á menudo y casi no comía ningún
(lia á la mañana , sino eran los sábados y domingos
y las fiestas solemnes de algunos mártires,
y siendo para lodos humanísimo y suavísimo
, para sí solo era rígido y severo. Fué tan humilde
, que con tenerle todos por un oráculo do
sabiduría y varón elocuentísimo, él daba á censurar
á oíroslas obras que escribía y se sujetaba
á su juicio, y cuando le avisaban de alguna
falta , hacia gracias por ello , y lo tenia por singular
beneficio ; y asi dice en una epístola, escribiendo
á Sabino , obispo de Plasencia : « Cada
uno se engaña en sus escritos, y leyéndolos, muchas
cosas se le pasan por alto : y cuno los lujos,
aunque sean feos, agradan á sus padres; asilos
escritos mal compuestos deleitan á sus autores:»
y en otra epístola para ei mismo, que es la octava
: « Yo (dice) tengo por beneficio , cuando
alguno quo lee mis escritos me dice lo que no
le agrada ; porque aun en las cosas que sé , puedo
engañarme: otras no se advierten, otras á
algunos no suenan tan bien como pretende su autor.»
Mas porque en las cosas eclesiásticas y divinas
todavía era nuevo , le envió nuestro Señor á
Simpliciano , varón perfecto y de conocida santidad
y doctrina, el cual por orden de san Dámaso,
papa en aquella sazón vino á Milán y lomando
amistad con san Ambrosio , lo informó de los
usos loables, v ritos sagrados de la Iglesia romana
, para, que por su mano se plantasen en fluían
y se edificasen monasterios de personas religiosas,
que anhelasen á la perfección , como las habia en
Roma , y así se hizo uno en los arrabales de Milán
, y de él hace (con gran loa) mención san
Agustín: y siempre tuvo san Ambrosio á san Simpliciano
por su padre y maestro espiritual. Fué
lan misericordioso , y tan liberal para con los pobres,
que por remediarlos y rescatar á los cautivos,
vendía los vasos ricos y sagrados de la Iglesia,
lo cual alabó mucho é imitó después san Agustín
: y el mismo san Ambrosio decía , que la Iglesia
tenia oro , nó para guardarlo, sino para distribuirlo
y gastarlo en las necesidades de los pobos.
En sus sermones y pláticas siempre que so
le ofrecía ocasión exhortaba á las doncellas que conservasen
su virginal pureza y la consagrasen a Jesucristo
y lo lomasen por esposo. Predicaba muchas
veces de oslo , y hacia poco fruto en Milán,
mas la virtud de sus palabras salía fuera de, aquella
ciudad , y el olor y fragancia de lan celestial
doctrina alraia muchas almas puras y doncellas
castísimas , quo venían á Milán, do Placencia, de
Bolonia y de la misma África , para dedicarse al
Señor; y así dice el mismo sanio: « Dirá alguno:
Tú cada dia nos predicas las alabanzas de las vír