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La leyenda de oro 4.pdf

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288 LA LEYENDA DE ORO.<br />

tenia repugnancia á ninguna cosa <strong>de</strong> virtud, y en<br />

los tiernos años parecía viejo en el seso. No se contentó<br />

su padre con haber entregado su hijo á acpiel<br />

monasterio , sino él también, tocado do la mano<br />

<strong>de</strong>l Señor , <strong>de</strong>jando todas las cosas perece<strong>de</strong>ras<br />

<strong>de</strong>l siglo , se entró en el mismo monasterio, y so<br />

consagró al Señor. Siendo ya Hugon <strong>de</strong> diez y<br />

nueve años , le or<strong>de</strong>naron do subdiácono y le encomendaron<br />

cargos mayores ; mas el Señor queso<br />

queria servir <strong>de</strong> él en otra vida mas perfecta y áspera<br />

, or<strong>de</strong>nó las cosas <strong>de</strong> otra manera: porque<br />

un dia , yendo con el prior <strong>de</strong> su convento á un<br />

monasterio <strong>de</strong> la Cartuja , y viendo á los padres <strong>de</strong><br />

aquella santa religión, y sabiendo el fervor con que<br />

servían á nuestro Señor y la perfección do su religión,<br />

se aficionó á ella do suerte, que pidió el hábito<br />

, y <strong>de</strong>spués lo recibió con gran sentimiento <strong>de</strong><br />

los canónigos reglares que <strong>de</strong>jaba , v no con menor<br />

gusto y alegría <strong>de</strong> los padres cartujos que le ganaban.<br />

Entrando en la Cartuja, fué maravillosa<br />

la vida <strong>de</strong> Hugon : al principio tuvo fuertes y terribles<br />

tentaciones sensuales; mas él con la oración,<br />

ayunos y penitencias domaba la carne, y la sujetaba<br />

al espíritu con tan gran fervor, que no le pudiese<br />

<strong>de</strong>rribar. Hallóse una vez muy apretado y afligido<br />

<strong>de</strong>esla tentación; porque la sangre y la edad,<br />

y la astucia y braveza <strong>de</strong> Satanás, terriblemente<br />

le combatían : encomendóse mucho á la Virgen <strong>de</strong><br />

las vírgenes, y Madre <strong>de</strong> toda pureza, María<br />

nuestra Señora; y por su intercesión se vio libre<br />

<strong>de</strong> aquel trabajo : aunque algunos dicen que esta<br />

vez alcanzó victoria por las oraciones <strong>de</strong> un santo<br />

padre, que so llamaba Rasilio, que había sido<br />

prior <strong>de</strong> la Gran Cartuja y recibido á Hugon en<br />

ella, y poco antes había pasado <strong>de</strong> esta vida á la<br />

eterna. No se contentaba Hugon con cumplir perfectamente<br />

con las obligaciones <strong>de</strong> su regla , con<br />

ser tan austera , sino que añadía nuevas y exquisitas<br />

asperezas; porque en la cuaresma ayunaba<br />

tres dias á pan yagua cada semana, y cargado <strong>de</strong><br />

un áspero cilicio, se disciplinaba y trataba sueuer-<br />

' po como si no fuera <strong>de</strong> carne. Or<strong>de</strong>náronle <strong>de</strong> sacerdote;<br />

y antes que lo fuese, un santo monje le<br />

profetizó que lo seria , y <strong>de</strong>spués obispo , como lo<br />

i'ué y abajo se dirá, lliciéronle procurador <strong>de</strong> su<br />

convento al cabo <strong>de</strong> diez y ocho años que habia<br />

vivido en él: y él hizo aquel oficio tan escogidamente,<br />

que edificó mucho á sus frailes, y admiró<br />

á todos los seglares que venían á tratar con él ; y<br />

su fama se extendió por muchas parles, y llegó<br />

hasta el reino <strong>de</strong> Inglaterra, don<strong>de</strong> habiendo<br />

muerto el prior <strong>de</strong> la Cartuja <strong>de</strong> Yilhamio, en la<br />

diócesi bathomense que había fundado el rey do<br />

Inglaterra Enrique, II <strong>de</strong> este nombro, el mismo<br />

rey envió mensajeros suyos á la Cartuja, don<strong>de</strong><br />

inoraba Hugon , para queso le enviasen por prior<br />

<strong>de</strong> aquel convenio. Y puesto caso que los religiosos<br />

se, lo negaron por la primera vez , no pudieron<br />

resistir á la voluntad <strong>de</strong>l rey la segunda, porque<br />

se les pedia con gran<strong>de</strong> instancia y apretadamente;<br />

y así se partió <strong>de</strong>l convento don<strong>de</strong><br />

estaba para Inglaterra , llorando él y lodos los frailes:<br />

él porque iba á ser superior; y los frailes porque<br />

los <strong>de</strong>jaba. Llegó á Inglaterra, don<strong>de</strong> fué muy bien<br />

NOYIE.11bb.E , 17<br />

recibido <strong>de</strong>l rey y <strong>de</strong> su corte. Tomó la posesión <strong>de</strong><br />

su convento, que por ser en los principios estaba<br />

muy pobre y <strong>de</strong>sacomodado; y el santo varón<br />

consoló á sus monjes, y los exhortó á la fortaleza<br />

y á llevar con alegría las incomodida<strong>de</strong>s y menguas<br />

que pa<strong>de</strong>cían por nuestro Señor. Después,<br />

encomendándose á él muy <strong>de</strong> veras y con afectuoso<br />

corazón , procuró proveer á sus frailes <strong>de</strong> lo<br />

que hablan menester, así en el edificio como en la<br />

comida y vestido , para que mejor pudiesen aten<strong>de</strong>r<br />

á servir á aquel Señor que los había llamado<br />

á lan alta vocación, y <strong>de</strong>socupados <strong>de</strong> los cuidados<br />

<strong>de</strong> la tierra, anhelar á los <strong>de</strong>l cielo. Para hacer<br />

esto le ayudó mucho la afición que le cobró el<br />

rey Enrique, movido <strong>de</strong> su trato y sania y dulce<br />

conversación; porque admirado <strong>de</strong> las gran<strong>de</strong>s<br />

virtu<strong>de</strong>s <strong>de</strong> Hugon y <strong>de</strong> sus pru<strong>de</strong>ntes razonamientos<br />

y consejos, le comenzó á venerar y favorecer<br />

en gran manera: mandóle dar lodo lo que pedia<br />

para acabar y a<strong>de</strong>rezar su casa y para sustento<br />

<strong>de</strong> sus religiosos; y Dios nuestro Señor, que habia<br />

tomado <strong>de</strong>bajo do sus alas al santo prior, le envió<br />

una buena ocasión para que el rey le amase,<br />

estañase y favoreciese mas: porque , volviendo el<br />

rey por mar á Inglaterra, tuvo una terrible y tan<br />

espantosa tempestad , que lodos los quo venían en<br />

la nave con él se tuvieron por muertos ; y el mismo<br />

rey , conociendo su peligro , se encomendó á<br />

san Hugon, y suplicó á nuestro Señor que por<br />

intercesión <strong>de</strong>l santo confesor le librase <strong>de</strong> aquel<br />

tan evi<strong>de</strong>nte peligro , en el cual eslaba por sus pecados.<br />

Vióse luego la eficacia <strong>de</strong> esla oración; porque<br />

<strong>de</strong> reponle se serenó el cielo y se sosegó el<br />

mar y se amansaron los vientos, y el rey y toda<br />

la gente llegaron al puerto <strong>de</strong>seado : y aun so escribe<br />

que el rey prometió nombrar por obispo á<br />

san Hugon, si por su intercesión salla <strong>de</strong> aquel<br />

conflicto ; y así lo hizo. Divulgóse esto milagro por<br />

todo el reino, por haber acaecido en la persona<br />

<strong>de</strong>l rey , y acrecentó la opinión que do la santidad<br />

<strong>de</strong> Hugon todos tenían, y con la opinión creció<br />

también la eslima y reverencia á su persona,<br />

y muchos vinieron á él por estar <strong>de</strong>bajo do su disciplina<br />

y gobierno , y menospreciadas <strong>de</strong>l lodo las<br />

vanida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l siglo , abrazarse cu la Cartuja con<br />

la cruz <strong>de</strong> Cristo. El los recibia y les daba el hábito<br />

<strong>de</strong> su religión, y los amoldaba á su regla é instituto<br />

, pero mas con ejemplos que con palabras;<br />

porque vivia como un hombre arrebatado y que<br />

inoraba mas en ol cielo que en la tierra. Eran muy<br />

frecuentes y entrañables sus suspiros , y <strong>de</strong> noche<br />

en aquel poco sueño que dormía repelía muchas<br />

veces esla palabra: Amen, (unen. Cuando entraba<br />

en el refectorio los días <strong>de</strong> bosta á comer, tenia<br />

siempre los ojos bajos y puestos en la mesa, la<br />

mano en la escudilla , las orejas atentas á lo que se<br />

leia y el corazón lijo en Dios. Tenia gran cuidado<br />

do que sus frailes tuviesen libros sagrados en<br />

que leer , pareciendo ser muy n. cosarios para todos<br />

los religiosos, y mas para los que viven<br />

apartados y en soiedad; porque en liempo <strong>de</strong><br />

guerra son nuestras armas, y en la paz nuestro recreo<br />

y entretenimiento , y sustento en nuestra necesidad<br />

, y en la enfermedad medicina y remedio.

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