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400 LA LEYENDA DE ORO<br />
le representaba, para los qne el <strong>de</strong>seaba pa<strong>de</strong>cer.<br />
No quiero hablar do aquella ansia insaciable con<br />
que <strong>de</strong>seó y procuró que lodo el mundo conociese<br />
y amase y sirviese á esle Señor; porque las<br />
vueltas que dio en la India <strong>de</strong> provincia en provincia<br />
, <strong>de</strong> reino en remo , do unas naciones en<br />
otras, hasta llegar alo último <strong>de</strong> Oriente, yá<br />
tierras no conocidas con tantas incomodida<strong>de</strong>s, ¡ios<br />
<strong>de</strong>claran esle amor. Pasaba algunas veces dos y<br />
ires dias sin comer, ovendo confesiones , sirviendo<br />
a los enfermos, pacificando y haciendo amigos á<br />
los discor<strong>de</strong>s y atendiendo á las oirás obras <strong>de</strong> candad,<br />
olvidándosedc si, y susienlándose comocon<br />
pasto <strong>de</strong>l cielo, <strong>de</strong>l divino consuelo y viviendo <strong>de</strong><br />
Dios. Y no solamense se <strong>de</strong>sve'aba en procurar<br />
que los pueblos, ciuda<strong>de</strong>s y reinos enteros conociesen<br />
al Señor; pero <strong>de</strong> cualquier alma particular<br />
tenia gran cuidado <strong>de</strong> ganarla para Dios, y mas<br />
<strong>de</strong> las almas <strong>de</strong> los mayores v mas públicos pecadores.<br />
Guando estuvo en la isla <strong>de</strong> Teníate , quitó<br />
las amigas á los soldados que allí estaban, y solo<br />
quedaron dos á quienes , cuando partió, no habia<br />
podido persuadir que las <strong>de</strong>jasen; mas ido a la<br />
isla <strong>de</strong> Amboino escribió á un amigo suyo que había<br />
quedado en Teníate, que avisase á aquellos<br />
dos <strong>de</strong> su parte . que saliesen <strong>de</strong> aquel cieno y alo-<br />
¡la<strong>de</strong>ro en que estaban , y que le avisasen cuando<br />
habia <strong>de</strong> ser; porque luego seria con ellos p¡ua<br />
nyudaiíos,y que entre tanto no cesaría do pedir á<br />
Dios, que los tuviese <strong>de</strong> su mano, y no les casligase.<br />
54 En la ciudad <strong>de</strong> Malaca hubo un judio vicioso<br />
y obstinado , aunque doclo, que hacia escarnio<br />
y mofa <strong>de</strong> san Francisco cuando predicaba.<br />
No se enojó, ni alteró el santo padre ; antes con<br />
blandura y buena gracia se le hizo amigo, y <strong>de</strong><br />
judío pertinaz y rebel<strong>de</strong> , Dios le convirtió, é hizo<br />
cristiano liel y piadoso. Navegando una vez al<br />
puerto <strong>de</strong> Canavor , exhortó á uno que iba en la<br />
nao, gran pecador, que se confesase: y viendo que<br />
el hombre no admitía sus saludables consejos , disimuló<br />
y le <strong>de</strong>jó por entonces. Después sallaron en<br />
berra , y poco á poco le llevó consigo paseando<br />
hasta un monte apartado , y estando los dos solos,<br />
el sanio <strong>de</strong> repente se <strong>de</strong>snudó, y puesto <strong>de</strong> rodillas<br />
<strong>de</strong>lante <strong>de</strong> él , se comenzó á disciplinar con<br />
una disciplina <strong>de</strong> abrojos, lan fuertemente, qne el<br />
pobre hombre quedó atónito ; y mas oyendo <strong>de</strong>cir,<br />
que tomaba aquel castigo para aplacar á Dios y<br />
<strong>de</strong>tener el azote que quena <strong>de</strong>scargar sobre él.<br />
Salpicaba la sangre que salía <strong>de</strong> las espaldas<br />
<strong>de</strong>l inocente, al pecador: el cual espantado y<br />
confundido <strong>de</strong> lan raro ejemplo <strong>de</strong> caridad, se<br />
echó á sus pies, y se confesó y enmendó la vida,<br />
'que era lo que el santo padre <strong>de</strong>seaba. Enviando<br />
el virey don Juan <strong>de</strong> Caslro á su hijo don Alvaro<br />
<strong>de</strong> Castro á cierta jornada, supo san Francisco,<br />
que un soldado muy vállenle y <strong>de</strong>sgarrado,<br />
y que vivía como si no hubiera mas que<br />
esta vida, iba en aquella armada; y sin tener<br />
necesidad se embarcó en la misma fusla , en que<br />
iba el soldado ( pensando todos que lo había rogado<br />
el virey, que por amparo <strong>de</strong> su hijo, y toda<br />
la armada fuese en ella): allí con su afabilidad y<br />
niClF.JHiHH , 3<br />
blandura Irabó plática con él, y se le hizo amigo,<br />
y poco á poco le ganó <strong>de</strong> manera que saltando en<br />
tierra le confesó generalmente : y dándole una pequeña<br />
penitencia (admirándose el penitente <strong>de</strong><br />
ella , por ser sus culpas tañías y tan abominables),<br />
el santo le dijo que por lo <strong>de</strong>más él satisfaría por<br />
él á Dios: y entrando en un bosque allí cerca<br />
lomó luego por principio <strong>de</strong> paga una recia disciplina;<br />
y el hombre quedó espantado, y como<br />
fuera <strong>de</strong> sí , y mas cuando entendió que el siervo<br />
<strong>de</strong> Dios no se habia embarcado en aquella fusla,<br />
sino para remediar su alma , y que se volvía para<br />
Coa, <strong>de</strong> don<strong>de</strong> había salido para solo esle efecto,<br />
y lo quedó lan agra<strong>de</strong>cido y tan obligado á Dios<br />
nuestro Señor, que con su gracia volvió la hoja,<br />
y vivió <strong>de</strong> allí a<strong>de</strong>lante cristianamente guardando<br />
los consejos que el santo varón le habia dado. De<br />
eslos ejemplos podíamos contar muchos, que por<br />
ser semejantes, y <strong>de</strong>l mismo jaez <strong>de</strong>jamos por brevedad.<br />
55 Con ser san Francisco Javier tan zeloso y<br />
ferv<strong>oro</strong>so en procurarla salud <strong>de</strong> las almas, no<br />
era severo, importuno y molesto, sino blando, fácil<br />
y am<strong>oro</strong>so, tomando tantas figuras.y tan diferentes<br />
modos para ganar á los que trataba , cuantas eran<br />
sus condiciones y calida<strong>de</strong>s. Con los soldados parecía<br />
soldado , con los marineros marinero, con<br />
los religiosos sanio, y con los pecadores alguna<br />
vez parecía pecador , haciéndose lodo á todos<br />
para ganarlos á todos para el Señor; porque aquel<br />
gran<strong>de</strong> y encendido amor que lo tenia le enseñaba<br />
lo que habia <strong>de</strong> hacer : y como un hierro en<br />
la fragua se viste <strong>de</strong> las calida<strong>de</strong>s <strong>de</strong>l fuego; así él se<br />
vestía <strong>de</strong> las propieda<strong>de</strong>s y participación do Dios.<br />
No se pue<strong>de</strong> fácilmente creer las artes que usaba<br />
para sacar <strong>de</strong>l pecado á los que estaban cautivos<br />
y aprisionados <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> la tiranía <strong>de</strong> Satanás.<br />
Sabiendo que alguno estaba enlazado en<br />
alguno amor <strong>de</strong>shonesto , no le iba luego á ¡a<br />
mano; mas con un santo artificio se le entraba por<br />
las puertas, y se le hacia amigo y familiar : <strong>de</strong>spués<br />
él mismo se convidaba á comer con él; y habiéndole<br />
ya ganado para sí, le ganaba para Dios:<br />
porque cuando veía que aquella alma estaba bien<br />
dispuesta , embestía con ella , y con sus amonestaciones<br />
le quitaba las malas compañías y ocasiones<br />
<strong>de</strong> pecar; y si no podía arrancar los pecados<br />
lodos <strong>de</strong> un golpe , usaba <strong>de</strong> tal suavidad y <strong>de</strong>streza<br />
, que ablandando el corazón poco á poco , <strong>de</strong><br />
uno en uno los quitaba todos; y <strong>de</strong> esta manera<br />
con admirable afabilidad y pru<strong>de</strong>ncia quilo á un<br />
hombre siete mujeres, una á una, con las cuales , y<br />
gran<strong>de</strong> escándalo <strong>de</strong>l pueblo vivía <strong>de</strong>shonestamente.<br />
Aconteció una vez <strong>de</strong> estas, pedir que le diesen<br />
<strong>de</strong> comer (<strong>de</strong> limosna) á un hombre que<br />
<strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> su casa tenia para su servicio algunas<br />
mujeres con nombre <strong>de</strong> criadas, pero amigas. No<br />
lo pudo negar el hombre por respeto <strong>de</strong> la persona<br />
<strong>de</strong> san FYancíseo : el cual , con ver servir á las<br />
mujeres á la mesa, no se extrañó , ni las torció el<br />
el rostro, ni dijo palabra al huésped, hablando<br />
mas eficazmente al corazón con su silencio , y con<br />
su santa y suave conversación , que si le hablara<br />
mucho ; y pudo tanto con aquella habla muda , qu