08.05.2013 Views

La leyenda de oro 4.pdf

La leyenda de oro 4.pdf

La leyenda de oro 4.pdf

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

238<br />

raba la salud <strong>de</strong> las almas; iba pronto don<strong>de</strong> alguna<br />

necesidad le llamaba sin reparar en lluvias, ni<br />

en los rigores <strong>de</strong>l tiempo, ya fuese <strong>de</strong> invierno, ó<br />

ya <strong>de</strong> verano , ni en sus achaques y edad <strong>de</strong>crépita.<br />

Sus amigos le persuadían suspendiese algún poco<br />

sus fatigas , para dar algún <strong>de</strong>scanso á su cuerpo<br />

<strong>de</strong>bilitado por sus enfermeda<strong>de</strong>s y edad avanzada;<br />

pero el santo jamás se <strong>de</strong>jó vencer <strong>de</strong> sus persuasiones<br />

, antes mirando á su cuerpo como á enemigo,<br />

le trató siempre con suma aspereza , y para tenerle<br />

sujeto al espíritu , le daba el alimento con tasa<br />

tan rigurosa, que apenas bastaba para sustentarse.<br />

Observaba los ayunos <strong>de</strong> la Iglesia , y los que son<br />

particulares <strong>de</strong> la or<strong>de</strong>n , con tal rigor que no tomaba<br />

cosa alguna hasta el anochecer, y en los últimos<br />

años <strong>de</strong> su vida , <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los setenta hasta los<br />

ochenta y ocho en que falleció, fué tan asombrosa<br />

su abstinencia , que en ellos no comió<br />

n¡ aun estando enfermo, ni carne<br />

pescado, sustentándose solo <strong>de</strong><br />

jamas ,<br />

ni huevos, ni<br />

pan , yerbas y<br />

habas cocidas , que lomaba en el refectorio <strong>de</strong><br />

los convalecientes, para evitar la singularidad.<br />

Pero cuanto mas el santo albgia y atormentaba<br />

su cuerpo , tanto mas el Señor regalaba su espíritu,<br />

porque mientras lomaba este escaso y<br />

basto alimento, era muchas veces inundado do<br />

tales consuelos <strong>de</strong>l cielo, que le hacían suspen<strong>de</strong>r<br />

la comida ; y olvidado <strong>de</strong> lo que hacia , juntando<br />

las manos, y levantando los ojos al cielo , se <strong>de</strong>rretia<br />

en tiernas lágrimas <strong>de</strong> amor. Rezando el oficio<br />

divino (lo que ejecutaba siempre en pié , y<br />

con un recogimiento y <strong>de</strong>voción muy extraordinaria<br />

) oía algunas veces los santos ángeles, que<br />

cantaban ¡as divinas alabanzas. Una vez estando<br />

en oración , vio la sacratísima humanidad <strong>de</strong> Jesucristo,<br />

ro<strong>de</strong>ada <strong>de</strong> inmensa luz, tan bella y hermosa,<br />

quo en su comparación todo lo que habia mas<br />

hermoso en el mundo , le parecía una fealdad. Favoreció<br />

á mas <strong>de</strong> esto el Señor á su siervo con el<br />

don <strong>de</strong> profecía, el <strong>de</strong> conocer los pecados <strong>de</strong> sus<br />

penitentes , y el <strong>de</strong> hacer milagros ; entre los cuales<br />

es digno <strong>de</strong> referirse lo que le acaeció una noche,<br />

volviendo <strong>de</strong> confesar á doña Catalina Carrafa<br />

, mujer <strong>de</strong> don Camilo <strong>de</strong> Curtís, presi<strong>de</strong>nte<br />

<strong>de</strong>l consejo <strong>de</strong> Ñapóles. Hallándose muy enferma<br />

esta ilustre señora , fué á visitarla Andrés, y contra<br />

lo que acostumbraba hacer en semejantes ocasiones<br />

, se <strong>de</strong>tuvo con ella en santos coloquios hasta<br />

la tercera hora <strong>de</strong> la noche; queriendo entonces<br />

restituirse á su casa , lo instó la enferma admitiese<br />

su carroza : pero no pudiendo conseguir que aceptase<br />

aquel ofrecimiento, mandó ó un lacayo que<br />

fuese acompañándole con una hacha encendida :<br />

como la noche era muy oscura y el tiempo lan cerrado<br />

, qué amenazaba una gran<strong>de</strong> tempestad <strong>de</strong><br />

viento y lluvia ; don Juan Pablo Orlandio , capellán<br />

<strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte, consi<strong>de</strong>rando que Andrés se<br />

hallaba en la edad <strong>de</strong> ochenta y cuatro años , que<br />

su compañero Ubaldo Pelhcer era un viejo <strong>de</strong><br />

ochenta y seis años, y que la casa <strong>de</strong>l presi<strong>de</strong>nte<br />

distaba un cuarto y medio <strong>de</strong> hora <strong>de</strong> la casa <strong>de</strong><br />

San Pablo , (puso también acompañarle hasta dicha<br />

casa; pero apenas habian andado algunas calles,<br />

rezando salinos , como lo practicaba siempre<br />

LA LEYENDA DE ORO. NOVIEMBRE, 10<br />

que iba por la ciudad , cuando empezó á llover<br />

copiosamente , y á soplar un viento tan recio , que<br />

apagó la hacha <strong>de</strong>l lacayo. En este lance los que<br />

acompañaban al santo no sabian que hacerse,<br />

cuando <strong>de</strong> improviso vieron al cuerpo <strong>de</strong> Andrés<br />

ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> una luz milagrosa que les enseñaba el<br />

camino , y suplia bien la falta <strong>de</strong> la hacha <strong>de</strong>l lacayo<br />

: alumbrados <strong>de</strong> esta luz prosiguieron su camino<br />

, y llegaron felizmente a la casa <strong>de</strong> San Pablo<br />

; pero habiendo entrado en ella , se <strong>de</strong>svaneció<br />

aquella luz, y repararon que ni el sanio, ni los<br />

tres quo le acompañaban se habían mojado los<br />

vestidos, ni enlodado los zapatos: restituyéronse<br />

inmediatamente á la casa <strong>de</strong>! presi<strong>de</strong>nte el capellán<br />

y el lacayo, sin parar jamás la lluvia ; y llegados<br />

á ella advirtieron que se habia repetido el<br />

prodigio , pues se vieron enteramente enjutos, y<br />

sin lodo en los zapatos , como sino se hubiesen<br />

movido <strong>de</strong> casa.<br />

11 Con este y otros prodigios hizo conocer<br />

Dios al mundo cuanto amaba á Andrés, y cuan<br />

agradables le eran sus ejercicios y sanias ocupaciones;<br />

por lo que toda la ciudad <strong>de</strong> Ñapóles le<br />

veneraba y respetaba como á sanio. Pero no obstante<br />

, era tan rara y profunda su humildad , que<br />

se tenia por un gran<strong>de</strong> pecador. Un padre, confi<strong>de</strong>nte<br />

suyo , le encontró una vez en su aposento<br />

<strong>de</strong>shaciéndose en lágrimas; preguntóle porqué lloraba<br />

; y le respondió : Ll<strong>oro</strong> porque con mi malicia<br />

, bajeza y negligencia he menoscabado y osctrecido<br />

las obras <strong>de</strong> Dios. Cuanto pensaba, le<br />

parecia impropio, cuanto <strong>de</strong>cia, inútil, cuanto<br />

obraba imperfecto; y teniéndose por el mas ingrato<br />

<strong>de</strong> los hombres, vivia en un perpetuo temor <strong>de</strong><br />

su salvación ; por lo que preguntaba repetidas veces<br />

á sus confesores, si se salvaría , y respondiéndole<br />

que sí, quedaba lleno <strong>de</strong> contento. No se sosegaba<br />

si no se confesaba tres ó cuatro veces al<br />

día; pues <strong>de</strong>cia que era tan ruin y miserable, que<br />

nada conseguiría sino fuese por los méritos <strong>de</strong> la<br />

pasión <strong>de</strong>l Señor, que por tan gran<strong>de</strong> sacramento<br />

se comunican: otras veces <strong>de</strong>cia: Será gran misericordia<br />

<strong>de</strong> Dios hacerme estar hasia el día <strong>de</strong>l<br />

juicio en el purgatorio: y levantando los ojos al<br />

cielo y suspirando exclamaba : ¿Será posible quo<br />

un hombrecillo tan vil y miserable como yo, haya<br />

<strong>de</strong> ser puesto en el paraíso?<br />

12 Habiendo por fin llegado Andrés á la edad<br />

<strong>de</strong>crepitado ochenta y ocho años , empezándola<br />

santa misa, al <strong>de</strong>cir aquellas palabras: lntroibo<br />

(id altare Del, fué acometido <strong>de</strong> una apoplejía:<br />

repitió el santo tres veces las mismas palabras,y<br />

perdida el habla, iba á caer on tierra sino fuera<br />

sostenido <strong>de</strong>l que le ayudaba á la misa: acudiendo<br />

luego otras personas ai socorro <strong>de</strong> aquella necesidad<br />

, fué llevado en brazos ajenos á la sacristía<br />

, don<strong>de</strong> le <strong>de</strong>snudaron los sagrados ornamentos,<br />

y <strong>de</strong>spués le llevaron á su aposento , don<strong>de</strong> recibió<br />

con mucha <strong>de</strong>voción el santísimo viático y extremaunción;<br />

y <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> pocas lloras entregó su<br />

santa alma en manos <strong>de</strong> su Criador, á 10 <strong>de</strong> noviembre<br />

<strong>de</strong> 1000.<br />

13 Reatiíicó á san Andrés la santidad <strong>de</strong> Urbano<br />

VIII, en el año 102o, y <strong>de</strong>spués Ciernen

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!