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bujilizuntur pro mor luis? En una do dos maneras
aprovechan eslas buenas obras á los difuntos.
La primera, aplicándoles las obras penales,
para satisfacción y diminución de sus penas, como
si ellos mismos las hiciesen; porque por aquella
aplicación las tales obras se hacen propias de los
difuntos , como si ellos mismos las hiciesen : como
el dinero que se da de limosna al que está preso
en la cárcel por deudas, es suyo, y con él paga y
satisface , y salo libre en todo rigor de justicia. Y
pues Injusticia divina, que es modelo y dechado
de la justicia humana, y de donde ella como do
su fuente mana , no es monos piadosa , que la de
la tierra, debemos creer que Dios acepta esta
aplicación, que los que están en gracia hacen para
las almas del purgatorio , y no por eso pierden
ellos el premio esencial de la vida eterna, que á
talos obras se debe. Otra manera es por medio de
oración y suplicación ó de sufragio. rogando al
Señor por ellos: á la manera que se intercedo
con el juez, para que perdone al reo que está en
la cárcel. y se haya piadoso con él. Además do
estos dos modos , con que las personas particulares
socorren á las almas del purgatorio; el sumo
pontífice ias concede indulgencias, nó por modo
de absolución (porqueno puede á los difuntos que
están fuera de su jurisdicción , como á los vivientes
que están debajo de ella) sino per modum suffraijii,
como dicen, aplicando y comunicando á
los difuntos (como dispensador que es del tesoro
de la Iglesia , que son las obras y satisfacciones
de Cristo , y de los santos que en él hay),ofreciendo
la parte de ellas, que le parece, para que ó
toda la pena quo deben , ó parte de ella . les sea
perdonada; como en efecto, y realmente con esta
aplicación se la perdonad Señor. De lo que aquí
queda declarado debemos sacar dos cosas muy
ciertas y verdaderas. La primera es el cuidado y
vigilancia, que debemos tener en ayudar con
nuestras limosnas, ayunos, penitencias y oraciones
á las almas del purgatorio; y especialmente
en hacer decir muchas misas por ollas y no menos
en ganarlas muchas indulgencias, y darlas
alivio y refrigerio con este tesoro de la santa Iglesia
, por ser limosna muy debida, y muy acepta
al Señor; porque cuanto una persona es mas pobre
, y mas necesitada . tanto mas debe ser socorrida
: y no hay ninguna que lo sea mas, que la
que no tiene cosa alguna , y debe mucho, y no
puede trabajar, ni ganar, ni pedir prestado á
nadie , y tiene un acreedor riguroso, que la aprieta
y ahoga, para quo le pague hasta la postrera blanca
, sin darle dilación , ni alargarle el plazo do la
paga. Todas estas circunstancias concurren en las
almas del purgatorio: las cuales, angustiadas por
todas partes y cercadas de dolores, dicen aquellas
palabras de Job: Miscrcmini mei, miseremini
mei, saliem vos, amici mei: quia manus l)omini
lelifjitme: Compadeceos de mí, compadeceos
de mi; á lo menos vosotros, que sois mis
amigos , porque la mano del Señor me ha herido.
Y aunque nos debemos compadecer de todos los
que están en el purgatorio, porque son de nuestra
misma naturaleza , y nuestros hermanos y miem-
LA LEYENDA DE ORO.
NOVIEMBUE, 2
bros do un mismo cuerpo (como dijimos); pero
especialmente debemos socorrer mas á nuestros
deudos y amigos, á los padres é hijos, á las mujeres
y maridos, á los hermanos carnales, y otras
personas, con quienes tuvimos algnn vínculo mas
estrecho de sangre ó amistad: porque á mas del
beneficio tan grande, que se hace á las almas del
purgatorio, librándolas de sus penas , y ayudándolas
, para que mas presto vean á Dios; al mismo
Señor es muy acepta esta limosna, y á los que
la hacen os muy provechosa; porque las mismas
almas del purgatorio son muy agradecidas, y la
pagan largamente cuando están en el cielo, y ayudan
con gran voluntad á los quo las ayudaron; y
de esto en las historias eclesiásticas hav muchos
ejemplos. Y si tanto cuidadoso debe poner en ejecutar
esta caridad con los difuntos; mucho mayor
se debe poner en cumplir las obligaciones de justicia
que pertenecen á ellos, ejecutando sus testamentos
v mandas pias , y todo ¡o que ellos dispusieron
en sus últimas voluntades para bien de sus
almas: en lo cual suele haber mucho descuido , y
Dios severamente lo castiga , permitiendo . que no
se cumplan los testamentos de los hijos que fueron
negligentes en cumplir los de sus padres y mayores;
y que no haya quien se acuerdo de hacer
bien por el alma del que se olvidó de la ajena , á
quien tenia tanta obligación.
11 La segnnda cosa que debemos notar, y
asentar en nuestros corazones, es que es gran locura
soltar la rienda á nuestros gustos y apetitos,
y ofender tan sin freno con tanta rotura á Dios,
sabiendo que ninguna culpa, por pequeña que sea,
se cometo contra su divina Majestad , que no se
pague con pena proporcionada á la misma culpa:
y que no es menor desatino . pudiendo redimir
nuestras culpas con las penas ligeras de esta vida,
dejar la penitencia para la otra , en donde á bien
librar, serán castigadas con las penas del purgatorio,
que exceden tanto á todas las de acá, como
lo vivo á lo pintado: y asi dice san Agustin :
« Dirá alguno: poco me importa quo yo me detenga
en el purgatorio, con tal que llegue al cielo.
Ninguno ( hermanos carísimos) diga esto; porque
aquel fuego del purgatorio es mas duro , que todas
las penas que en este siglo se pueden ver , ó
pensar, ó sentir: y como está escrito del día del
juicio , que será un dia como mil años , y mil
años como un dia : ¿quién sabe si el tiempo, que
pasará por aquel fuego, será de días, ó de meses
, ó quizá de años? El que ahora no quiere poner,
ni un solo dedo cu el fuego, ¿cómo no teme
( aunque sea para poco tiempo) sor atormentado
ele aquel fuego excesivo y espantoso? Por tanto ,
cada uno procure con todas sus fuerzas huir los pecados
mortales , y redimir y satisfacer por los veniales
con las buenas obras , para que no quedo
nada de ellos, que el fuego del purgatorio haya de
consumir. » Todas eslas son palabras de san Agustin.
Procuremos , pues, ajustar nuestra vida con la
ley de Dios, y llorar nuestras culpas y satisfacer
por ellas, mientras que el Señor nos da tiempo:
aceptemos las tribulaciones y trabajos, que nos
envia , como enviados do su bendita mano, en pe-