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OCTUBRE, 9<br />
clon y .sentimiento, una noche vio súbitamente<br />
que la casa en que estaba, temblaba con gran terremoto<br />
, y <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> alto á bajo por medio so<br />
abria. Vio juntamente una luz inmensa que bajaba<br />
<strong>de</strong>l cielo , basta don<strong>de</strong> él estaba: alzó los ojos al<br />
cielo : y viole abierto , y allí sentado a! Salvador,<br />
ro<strong>de</strong>ado <strong>de</strong> ángeles en figura humana. Volvió los<br />
ojos hacia abajo , y vio asimismo el suelo abierto,<br />
y <strong>de</strong>bajo <strong>de</strong> él una profundidad horrible y espantosa<br />
, y que aquellos dos hombres, contra los cuales<br />
éí estaba enojado por la injuria quo habían hecho<br />
á Dios, estaban á la boca <strong>de</strong> aquel abismo,<br />
como para caer en él, <strong>de</strong>spavoridos y temblando.<br />
Salian <strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro muchas serpientes, que con los<br />
dientes y colas , con sus bocas y lenguas, y el movimiento<br />
<strong>de</strong>sús cuerpos, procuraban tirarlos para<br />
<strong>de</strong>ntro en aquella profundidad; y no fallaban algunos<br />
hombres que ayudaban á las serpientes, y<br />
querían á empellones y golpes hacer caer aquellos<br />
miserables hombres que, mas muertos que vivos,<br />
allí estaban. Cuando san Carpo tuvo esta visión,<br />
comenzó á alegrarse, por ver que tenían su merecido<br />
, y que era castigada su grave culpa con gravo<br />
pena, y <strong>de</strong>seaba que cayesen presto en aquella<br />
horrenda sima; y cualquiera tardanza lo parecia<br />
gran<strong>de</strong>, por el zelo que tenia <strong>de</strong> la honra do Dios<br />
y <strong>de</strong>l castigo <strong>de</strong> los malos. Pero aña<strong>de</strong> san Dionisio<br />
, que estando con este afecto san Carpo, tornó<br />
á mirar a! cielo, y vio que Jesucristo, teniendo<br />
compasión <strong>de</strong> aquellos dos pecadores, se levantaba<br />
<strong>de</strong> la silla en quo estaba sentado, y bajaba<br />
hasta don<strong>de</strong> ellos estaban, y les daba la mano benignamente<br />
, y que los ángeles les ayudaban y los<br />
libraban <strong>de</strong> aquel peligro : y dijo el Señor á Carpo:<br />
Hiéreme á mí. que estoy aparejado á pa<strong>de</strong>cer otra<br />
vez , porque los hombres se salven : y harélo <strong>de</strong><br />
buena gana, porque ellos no pequen mas; y tú,<br />
que te muestras tan zeloso , mira bien lo que te<br />
conviene, si te está mejor gozar <strong>de</strong> la compañía <strong>de</strong><br />
Dios clementísimo y <strong>de</strong> los buenos ángeles; ó caer<br />
en esla tan profunda morada , llena cíe sabandijas<br />
y serpientes. Y concluye esta narración san Dionisio<br />
con estas palabras : «Estas cosas oí <strong>de</strong> Carpo,<br />
y creo quo son verda<strong>de</strong>ras.» Hoquerido referir aquí<br />
esla historia, para que lodos aprendamos cuan<br />
benigno y suave es el Señor , y cuan digno <strong>de</strong> ser<br />
amado y servido: y quo el quo cayere en algún<br />
pecado grave, no tiene por qué <strong>de</strong>sesperar: ni ei<br />
que estuviere en pié , y por la misericordia <strong>de</strong> Dios<br />
se hallare sano, no <strong>de</strong>be menospreciar , sino dar<br />
la mano al caido para levantarlo; y el que fuere<br />
ministro do Dios, imitarlas entrañas <strong>de</strong> su piedad:<br />
pues así perdona y abraza á los pecadores, cuando<br />
<strong>de</strong> corazón contritos y humillados vuelven á él.<br />
7 A mas <strong>de</strong> los milagros que san Dionisio hizo<br />
en vida; <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> muerto hizo otros muchos,<br />
algunos <strong>de</strong> los cuales refiere san Gregorio Turonense,<br />
y Alcuíno dice que fueron innumerables,<br />
y que cuando Miguel, emperador <strong>de</strong> Conslanlinopla,<br />
envió los libros <strong>de</strong> san Dionisio, escritos en<br />
griego, á Luclovíco, aquelia noche siguiente en<br />
que él los recibió, Dios hizo por el santo diez v<br />
nueve milagros. Pero el que obró el Señor en e"l<br />
santo pontífice Estovan, III do esle nombre fué<br />
LA LEYENDA DE ORO. V7<br />
señalado y notorio : porque habiendo ido el papa<br />
Estovan al reino do Francia , para librar la Iglesia<br />
romana do las armas <strong>de</strong>l rey Aislulfo, que la oprimía<br />
, cayó malo , y estuvo <strong>de</strong>sahuciado en el mismo<br />
monasterio <strong>de</strong> San Dionisio , que está cerca <strong>de</strong><br />
París. Allí tuvo una revelación , y vio á los príncipes<br />
<strong>de</strong> los apóstoles san Pedro y san Pablo, y á<br />
san Dionisio, que le tocó am<strong>oro</strong>samente y le dio<br />
entera salud; y fué esto el año <strong>de</strong>l Señor <strong>de</strong> 75Y,<br />
á los 28 <strong>de</strong> julio; y en agra<strong>de</strong>cimiento <strong>de</strong> este beneficio<br />
dio gran<strong>de</strong>s privilegios á aquella iglesia do<br />
San Dionisio , y llevó consigo á Roma algunas reliquias<br />
<strong>de</strong> su sagrado cuerpo , y edificó un monasterio<br />
para honra suya , y le dio á monjes griegos<br />
para que le habitasen y alabasen continuamente<br />
al Señor; y por esta causa se llamó aquel monasterio<br />
en Roma « la Escuela <strong>de</strong> los griegos. » De<br />
san Dionisio escriben los autores que en el principio<br />
<strong>de</strong> esta vida y en el discurso <strong>de</strong> ella quedan<br />
referidos.<br />
SAN ANDRÓNICO Y SANTA ATANASIA, CONFESO-<br />
EES.—En el tiempo <strong>de</strong>l emperador Teodosio , el<br />
mayor, hubo en la ciudad <strong>de</strong> Antioquía dos casados,<br />
ricos y principales , muy piadosos y siervos<br />
<strong>de</strong> Dios. El marido se llamaba Andrónico , y la<br />
mujer Atanasia. Repartieron estos bienaventurados<br />
casados sus gran<strong>de</strong>s riquezas en tres partes : la<br />
una empleaban en limosnas, y en socorrer y remediar<br />
á los pobres : la otra en proveer á los monasterios<br />
, y sustentar á los siervos do Dios que<br />
vivían en ellos, que también era limosna, y no<br />
menos acepta que la otra á nuestro Señor; y la<br />
tercera gastaban en su casa y familia , procurando<br />
dar buen ejemplo con su vida, y con las buenas<br />
obras que hacían , á toda la ciudad, <strong>de</strong> la cual<br />
eran muy amados. Tuvieron un hijo y una hija,<br />
los cuales criaron en mucha honestidad y virtud:<br />
y pareciéndoles que ya nuestro Señor les habia<br />
dado fruto <strong>de</strong> bendición , y que lenian hijos quo<br />
heredasen su mucha hacienda, <strong>de</strong>terminaron entre<br />
sí guardar castidad, para darse mas <strong>de</strong> veras al<br />
servicio <strong>de</strong>l Señor. Vivieron doce años con gran<br />
conformidad y unión Andrónico v Atanasia : y<br />
queriendo nuestro Señor probarlos, y levantarlos<br />
á mayor perfección , dio en un mismo dia nna gran<br />
enfermedad al hijo, que era do doce años, y se<br />
llamaba Juan , y á la bija , por nombro María , que<br />
era <strong>de</strong> diez años. Fué tan recio y vehemente el<br />
mal, que en el mismo dia á ambos los arrebató<br />
' <strong>de</strong> esta vida. Cuando lo supo Andrónico, entróse<br />
en su oratorio á hacer oración, y dijo : Desnudo salí<br />
<strong>de</strong>l vientre <strong>de</strong> mi madre, y <strong>de</strong>snudo volveré á él:<br />
el Señor nos los dio: el Señor nos los quitó: hágase<br />
como él fuere servido : sea el nombre <strong>de</strong>l Señor<br />
bendito, ahora y siempre , en los siglos délos<br />
siglos. Atanasia , como mujer v madre , sintió mas<br />
esto golpe : y volviendo su marido Andrónico á su<br />
casa, <strong>de</strong>l entierro do sus hijos, que se hizo con gran<br />
solemnidad en la iglesia do San Julián (que era el<br />
entierro <strong>de</strong> sus padres y abuelos), acompañado<br />
<strong>de</strong>l patriarca , y <strong>de</strong>l clero, y <strong>de</strong> todo lo bueno <strong>de</strong><br />
la ciudad ; ella so quedó en la iglesia , triste , <strong>de</strong>sconsolada<br />
, y <strong>de</strong>shaciéndose en lágrimas , y quiso<br />
toda aquella noche velar allí, pegada á la sepul